La prestigiosa socióloga e historiadora feminista, Dora Barrrancos, habló con NOTICIAS sobre las narrativas masculinas que justifican la violencia hacia las mujeres en el mundo de la televisión.
Noticias: ¿Tiene alguna particularidad ser mujer en el mundo de la televisión y del espectáculo?
Dora Barrancos: El ambiente es de altísimo riesgo.
Noticias: ¿Con qué tiene que ver?
Barrancos: Con la exposición, por ejemplo. Con el propio medio. En esos medios es gravitante la idea de que hay que pagar algún peaje. Por otra parte, hay ciertas buenas construcciones, a veces un poco fantasiosas, respecto de la clave del éxito. Llegar y ser reconocida es elemental en el plano de las actrices. Ahora, todo el ambiente transita, por parte de los varones, una erotización completa. Los varones creen que esos cuerpos les están disponibles. Y hay una complicidad de los machos.
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Noticias: ¿Cómo se construyen esos “códigos” entre hombres?
Barrancos: La habilitación es social. El régimen dominante es patriarcal, la educación es patriarcal, la simbolización es patriarcal. Entonces, ahí lo único que hay es un subrayado. ¿Por qué digo que ahí hay más riesgos? Porque ahí cuenta parte del estereotipo de la belleza. Hay como un derecho de pernada entre estos hombres.
Noticias: Algunas de las mujeres del ambiente artístico aceptan que el sexo es un valor de cambio.
Barrancos: Es una adaptación al punto de vista del macho alfa en la prominencia por el manejo y la regencia del poder. Es inaceptable. Este es el fenómeno propio de la articulación patriarcal que, además, inventa y fortalece la idea de que esto es inexorable.
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Noticias: ¿Cuánto sirve lo que contó Thelma Fardin?
Barrancos: Mucho. Sobre todo para operar en la subjetividad de las mujeres, a veces muy jóvenes, que tienen vocación y el sano deseo de triunfar. Es completamente indigno de la condición humana que estos machos obliguen a un peaje tan brutal. Es el derecho de pernada del viejo señor feudal. Los machos han creado la idea de que los cuerpos femeninos existen para ellos, que son de su patrimonio. Lo que necesitamos es una insurgencia de las subjetividades de las mujeres. El manoseo o las formas de acoso físico tienen una centración casi de violación. Hay que desacomodar completamente la subjetividad femenina y la idea de que esto es inexorable.
por Giselle Leclercq y Daniela Bianco
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