Cuando Eduardo Eurnekian bajó del avión en el aeropuerto de Mount Pleasant sabía que no se trataba de un viaje más. Esa visita a las islas Malvinas era un gesto cargado de emotividad. En un suceso inédito, este 12 de diciembre, el presidente de la Corporación América fue recibido por el gobernador de las islas, el comandante militar y varios representantes del ámbito económico del archipiélago. Era la primera vez en mucho tiempo que un ciudadano argentino participaba de un almuerzo con los líderes civiles, militares y empresariales del lugar.
La reunión se convirtió en otro gesto de reconciliación para sanar las heridas de la guerra y contribuir a la memoria de los héroes argentinos caídos en 1982.
Pero Eurnekian fue con un objetivo claro. Agradecer y agradecerse por el trabajo realizado por ambas partes. La contribución desde las islas, a través del gobernador, la Asamblea Legislativa y la sociedad en su conjunto. Y, desde el continente, el aporte realizado por Eurnekian que, en representación del empresariado argentino, tomó la iniciativa para hacerse cargo de la construcción de un cenotafio en Darwin y, sin dudarlo, acondicionar el antiguo cementerio que permanecía inalterable desde 1983.
Un deber postergado que el Estado no había podido, o no había querido asumir.
En esta oportunidad, junto a Eurnekian viajaron: Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA); Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural (SRA); Robin Christopher, embajador británico en la Argentina en 2003; Mark Kent, actual jefe de la legación diplomática del Reino Unido; Richard Jones, funcionario de la embajada de este país europeo; Roberto Curilovic, gerente de Logística de Aeropuertos Argentina 2000 (AA2000) y héroe de Malvinas en aviación naval; y Carolina Barros, directora de Comunicaciones y Relaciones Internacionales de Corporación América.
La presencia de Christopher no era caprichosa. Precisamente, el ex embajador fue quien convocó a Eurnekian para que se hiciese cargo de la obra en Darwin. Christopher todavía no conocía el cementerio que ayudó a construir.
Participaron del recibimiento al empresario argentino: Nigel Phillips, gobernador de las islas; el brigadier Nick Sawyer, comandante de las Fuerzas Británicas con base en Mount Pleasant; Barry Rowland, responsable de la administración general de las islas; Colin Summers, director de Obras e Infraestructura; el sacerdote John Wisdom; Tim Miller, empresario isleño de quinta generación y a cargo del cuidado del cementerio; Kevin Ironside, director de la Falkland Islands Company; y Roger Spink, miembro de la Asamblea Legislativa.
De todos ellos, dos nombres tienen un significado especial. El padre Wisdom presidió la última visita de 220 familiares argentinos, en marzo pasado; y también dio el responso frente a los restos del capitán Luis Castagnari, sepultado en Darwin pero que por pedido de su viuda regresó a Río Cuarto. Ambos traslados, fueron financiados por Eurnekian.
Mientras que Spink hace casi un mes en Ginebra, compartió junto a Curilovic, el capitán británico Geoffrey Cardozo, el ex combatiente de la Guerra de Malvinas Julio Aro -dos de los impulsores de la identificación este año de los cuerpos enterrados en Darwin-, el embajador argentino en Londres, Carlos Sersale, y miembros de la Cruz Roja la presentación “Cementerio de Darwin”, con la identificación mediante ADN como un caso testigo de acercamiento y reconciliación.
Almuerzo de camaradería. Poco después del arribo se realizó un almuerzo de camaradería durante el cual Eurnekian entregó al gobernador Phillips una placa conmemorativa con el logo de AA2000 y la frase: “En agradecimiento a la ayuda brindada a los familiares, para que nuestros héroes caídos encontrasen su paz”. Por su parte, el comandante brigadier Sawyer entregó al empresario una fotografía enmarcada de la Vía Láctea, por su afición hacia la astronomía, y un libro con la flora y fauna de Malvinas.
Una vez que finalizó el almuerzo, la comitiva se dirigió al cementerio. Allí los esperaba el actor y veterano de Malvinas Marcelo Vallejo, quien junto a otros dos veteranos de guerra argentinos y tres ex militares británicos participa en la obra que se presentó este año en el Teatro el Picadero, “Campo Minado”. Una pieza teatral de nacionalidad mixta en la que se trata el tema de la posguerra de Malvinas.
La historia detrás de la visita. El comienzo de este padrinazgo de Eduardo Eurnekian con el cementerio de Darwin se remonta a 2003. El entonces embajador británico, Christopher, convocó al empresario para pedirle que se encargara de la construcción de un cenotafio. Se trataba de un proyecto que la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas tenía listo desde hacía varios años para reemplazar el viejo cementerio de madera construido por los británicos en 1983.
Los gobiernos argentinos siempre se habían negado a colaborar y Christopher, conocedor de las penurias de la Comisión de Familiares, entendió que sólo la participación privada ayudaría a concretar el proyecto. Entonces visitó a Eurnekian y de inmediato todo tomó forma. El presidente de Corporación América asumió el compromiso y a través de su empresa AA2000 comenzó a colaborar con la obra, los viajes de los familiares a las islas y el posterior mantenimiento del lugar.
Finalmente, el cementerio de Darwin se erigió en 2004. Se armó en un playón del aeropuerto de Ezeiza, se embaló en varios módulos, se transportó en camiones hasta Campana y desde allí, por barco, hasta Uruguay para ser transportado a las islas. Más de una década después, sería otra vez la iniciativa privada, ahora del Grupo No me Olvides (de Cardozo, Aro y la periodista Gabriela Coccifi), la que empujaría para lograr la identificación de los caídos mediante el cotejo de ADN.
Desde aquel 2003, Eurnekian permanece atento a todo lo relacionado con el cementerio de Darwin y a los familiares de los caídos en la guerra de 1982.
Este viaje no fue uno más. Estuvo signado por el agradecimiento mutuo, por el reconocimiento al apoyo brindado a los familiares de los soldados que descansan en Darwin. Y, especialmente, por el compromiso para seguir transitando un proceso de paz y reconciliación.
por Carlos Toppazzini
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