"Con violencia e intimidación me impidieron ejercer el cargo por el que fui votada", repite Joana Pichetti mientras se retira del Congreso. "¿Quiénes?", pregunta el cronista de Noticias. "Todos los funcionarios del Gobierno", asegura la diputada electa de Cambiemos (ahora enfrentada al Gobierno), mientras se aleja del Congreso, donde protagonizó el escándalo de la apertura de sesiones cuando interrumpió el discurso de apertura del Presidente con su reclamo. Y en esa acusación, también incluyó a Mauricio Macri.
Picetti amaneció temprano. Hoy no le costó afrontar el día, algo que en los últimos meses, desde que se vio obligada a renunciar al cargo para el que había sido votada, le había pasado más de una vez. Se puso un elegante conjunto negro, se despidió de su pequeña hija y salió a la calle. De su departamento al Congreso Nacional son pocas cuadras, y las recorrió a pie. Nadie la reconoció, a diferencia de lo que pasaría tan sólo unas horas después.
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Es que Picetti tenía un propósito. "Si para el 1 de marzo no tenía novedades de la Justicia, voy a ir al Congreso. Me van a escuchar", era una promesa que se repitió a sí misma en todo este año. Ese aplomo trastabilló apenas cuando se asomó por la gran puerta de la honorable cámara, sobre la avenida Rivadavia. Segundos antes de que la frustrada diputada la traspase, habían entrado Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta y varios altos funcionarios del PRO. "La verdad era que no sabía si iba a poder pasar", le dice a NOTICIAS, luego del escándalo que protagonizó está mañana.
Pero la chicharra no suena, pero la seguridad no la detiene, y Picetti entra. Sus credenciales, efectivamente, la acreditan como legisladora.
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Llega sobre la hora y entra directo al recinto. "No me quería sentar, quería estar parada, y que me escuchen. Es un atropello lo que me hicieron los funcionarios del PRO, con intimidaciones y violencia que el Presidente avala y avaló".
Macri comienza su discurso y Picetti dice todo lo que vino a decir. La vicepresidenta Gabriela Michetti le pide silencio, pero la mujer de a pie está cansada de callarse y no escucha. Sigue. "Fui electa para un cargo", grita, mientras un atónito Axel Kicillof, sentado al lado, pone cara de póker. Una situación que varios aprovecharon: Laura Alonso, la titular de la Oficina Anticorrupción, tuitea en segundos que a Picetti la mandó La Cámpora.
Cuando salga del recinto -"ahora que ya pasó confieso que estoy nerviosa"-, y revise los cientos de mensajes de celular que le llegaron, se reirá de las acusaciones. "Dicen eso para desacreditarme, es ridículo".
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No es lo único insólito. "Compañera", "que aguante", "felicitaciones", le gritan a la salida del Congreso varios curiosos, mientras levantan los dedos en V. Incluso Santiago Cúneo, el polémico periodista y candidato peronista a gobernador de Buenos Aires, la ve pasar y le sonríe, aprobando su actitud.
Picetti sigue caminando rápido. "Después hacemos una entrevista", promete, "pero ahora necesito un vaso de agua y ver a mi hija".
En la calle Corrientes la siguen decenas de miradas.
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