Durante décadas los científicos han estado debatiendo si la neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas era posible en un área del cerebro que interviene en los procesos del aprendizaje, la memoria y la regulación de los estados de ánimo. En general, las neuronas se forman durante la gestación y con la edad van disminuyendo en número. Aunque desde el año 1998 cada vez más estudios confirmaban la idea de que el organismo genera nuevas neuronas aún durante la edad adulta, no se sabía si esto era un proceso continuo e importante desde lo cuantitativo. Además, un paper científico publicado en el 2018 había traído algunas dudas.
Pero científicos españoles encontraron que en el hipocampo (zona vinculada con el aprendizaje y la memoria) se producen neuronas nuevas de manera continuada y hasta que las personas mueren. O, al menos, hasta los 97 años en el caso de las sanas. Entre quienes tienen mal de Alzheimer ese crecimiento es menor.
El proceso se conoce como neurogénesis adulta y a lo largo del mismo las células nerviosas van pasando por distintas fases de maduración porque proceden de células madre que se especializan para ser funcionales al cerebro. El estudio español, publicado en la importante Nature Medicine, las identifica y describe por primera vez.
“La existencia de estas neuronas abre la puerta a mecanismos de plasticidad en el cerebro adulto que podrían ocurrir hasta los cien años de edad”, advierte la neurobióloga María Llorens-Martín, del Centro de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, en España.
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“Siempre hay disputas en relación a las nuevas cuestiones en ciencia y específicamente en este caso el debate que ha habido fue por la metodología que se empleaba para hacer las biopsias de cerebro y por cómo se marcaban las nuevas neuronas al nacer. Lo que se dice en este estudio es que no se hacía bien la metodología”, explica Julián Bustin desde el departamento de Neuropsiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva, INECO.
Y detalla: “Hasta el momento lo que sabemos es que en la edad adulta sigue habiendo neurogénesis en dos lugares específicos del cerebro: el giro dentado del hipocampo y en la zona subventricular de los ventrículos laterales. Pero no conocíamos hasta qué edad sucedía esto, y el estudio publicado en Nature Medicine demuestra que en la gente de edad avanzada se siguen generando nuevas neuronas”.
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Metodología ejemplar. Los investigadores españoles que llegaron a estas nuevas conclusiones probaron una variedad de métodos de preservación de tejido cerebral proveniente de 58 personas fallecidas recientemente. Para que la técnica sea la correcta, el tejido cerebral debe ser sometido a técnicas de preservación dentro de unas pocas horas luego del deceso y sólo ciertos químicos específicos permiten hacerlo, o las proteínas capaces de identificar las nuevas células en crecimiento son destruidas, explica Llorens-Martin. Y enfatiza que otros investigadores no pudieron identificar la presencia de dichas células debido a que los tejidos cerebrales analizados no habían sido debidamente preservados.
Llorens-Martin, comenzó a coleccionar y preservar muestras cerebrales en el año 2010, cuando advirtió que muchas de las muestras que estaban almacenadas en los bancos de cerebros no habían sido preservadas adecuadamente para este tipo de investigaciones. En su estudio, ella y sus colegas examinaron los cerebros de personas que habían fallecido con sus memorias intactas, y también analizaron los de individuos que habían tenido diferentes etapas de mal de Alzheimer.
Los hallazgos muestran que los cerebros de quienes habían padecido Alzheimer mostraban pocos signos de nuevas neuronas en el hipocampo, y la señal de desarrollo se iba reduciendo a medida que la enfermedad avanzaba. Esto sugiere que la pérdida de nuevas neuronas (si se lograra detectarlas en un cerebro vivo) podría ser un indicador temprano de Alzheimer.
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“Lo primero que es importante destacar de esta investigación es que sabemos que hay neurogénesis y maduración hipocampal en personas adultas –enfatiza el gerontopsiquiatra Bustin-. No sabemos todavía qué función cumplen pero este estudio permite saber un par de cosas”. En primer lugar, se comprueba que el envejecimiento normal del cerebro en personas sanas es diferente del que se produce entre quienes tienen Alzheimer. Y esto no es un detalle, porque durante mucho tiempo se discutió si el proceso de degeneración que se observa en el Alzheimer era normal, parte del envejecimiento, o si se trataba de un trastorno. Los resultados de la investigación permiten reafirmar que, efectivamente, el Alzheimer es una enfermedad.
“Por otro lado –agrega Bustin- nos permite utilizar al nacimiento y desarrollo neuronal como un biomarcador para saber si alguien va a desarrollar Alzheimer, porque la neurogénesis y la maduración disminuyen antes de que se manifieste la enfermedad.”
Esperanzas y trabajo futuro. “Desde lo metodológico, este trabajo le coloca una vara a los futuros ensayos”, opinó Rusty Gage, neurocientífico y presidente del Instituto Salk para Estudios Biológicos que en 1998 publicó el hallazgo de las primeras evidencias de neurogénesis en personas adultas.
De acuerdo con Gage, la neurogénesis en el hipocampo tiene diversas implicancias, por ejemplo en el Trastorno por Estrés Postraumáutico. En animales, la generación y desarrollo de nuevas neuronas en el cerebro promueve la resiliencia en caso de situaciones estresantes y alteraciones del ánimo como la depresión también se relacionan con la neurogénesis. Diversos déficits observados en las primeras etapas de declive cognitivo son similares a los hallados en animales cuya neurogénesis es interrumpida. En experimentos, se logró estimular el desarrollo de nuevas neuronas en ratones y ratas haciendo que los animales se ejercitaran más o proveyéndoles un medio ambiente más estimulante, en lo cognitivo y en lo social.
“Esto no podría aplicarse en los estadios avanzados del mal de Alzheimer –advierte la española Llorens-Martin-. Pero si pudiéramos actuar en etapas tempranas quien sabe, tal vez lograríamos prevenir o enlentecer algo de la pérdida de plasticidad en el cerebro”.
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