Los tonos y las formas no son inocentes ni casuales en las obras abstractas de Alejandra Barreda y de Fabián Burgos. Tampoco son consecuencia de manifestaciones espirituales del más allá, como sí lo fue para la reivindicada artista sueca Hilma af Klint, la primera en utilizar la abstracción en 1906; sí antes de Vassily Kandinski, quien teorizó sobre el arte abstracto en 1909 y realizó sus pinturas a partir de 1911.
Aquí la abstracción surgió de la asimilación y mutación de las vanguardias europeas de comienzos del siglo XX y se expresó en los años 20 con Emilio Pettoruti y Xul Solar. Tras sucesivos movimientos, cobró nuevamente fuerza en los años 90. Los trabajos de Barreda y Burgos, mayormente inscriptos en la tradición de la abstracción geométrica, son el resultado de sus investigaciones, nacen del entorno, quizá de la naturaleza; el MACBA posee obras de ambos. Ante las pinturas, el espectador mira y escucha: tiene la palabra.
Alejandra Barreda (Buenos Aires, 1958) despliega nuevas obras en “El sonido del color”, en galería Praxis. Las cadencias de las bandas curvas de las pinturas, como en “Suspender 6” (2020), subrayan las interconexiones entre arte y sonido, ofrecen ritmos y sucesiones de colores, intervalos y silencios que contemplan el contexto espacial. En su presentación, la curadora Danielle Perret (Universidad de Ginebra) señala que algunos “tonos parecen referirse más bien al mundo urbano construido, o podrían (…) aludir a nuestro legado artístico visual. La dinámica de las líneas responde a una voluntad de expansión; su estructura, su organización (…) está pensada para evocar, no de modo directo sino más bien por el principio de reminiscencia, o bien de transposición, el mundo externo, su espacio”. ¿Colores urbanos? ¿Colores del viento? Abierto de lunes a viernes de 11 a 18.30; sábados de 11 a 14.
Nuevas también son las siete piezas de “Fuera del cuerpo” de Fabián Burgos (Buenos Aires, 1962), presentadas en galería Vasari. Aquí el artista se enfoca en las posibilidades y cualidades expresivas de la materia pictórica; pinta al óleo con exquisita precisión. Algunas obras poseen la sutil musicalidad de muchas de sus obras anteriores. Por momentos aquí también acude a acentos ópticos como en “Gravedad en negro” (2020), donde prevalece el armónico azul que –como juncos– se mueve sobre el inocente blanco y violento negro del fondo. Así pone en escena lo que la investigadora Mariana Cerviño llama “la tensión entre una idea y su contraria [que] es la que anima sus procedimientos”. Por eso es inútil buscar una única filiación en las pinturas, porque “su pensamiento se estructura siempre entre opuestos: la realidad y la ilusión, lo verdadero y lo falso, el vacío y el lleno. Nunca las ideas son plenas, siempre están habitadas por sus contrarios”. De martes a viernes de 14 a 18; con cita previa.
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