La tapa del último libro de Elena Oliveras está ilustrada con una vista de la instalación de Eduardo Basualdo, “Teoría. La cabeza de Goliat” (foto). ¿Es una pesada piedra negra a punto de caer? ¿Remite a la fragilidad del ser humano, al ensayo de igual nombre de Martínez Estrada, a la pintura de Caravaggio? ¿Es una metáfora de qué?
El iluminador texto de Oliveras, “La metáfora en el arte” (Paidós, 2021), descubre ese espacio de incertidumbre que es el arte actual. Es que más allá de los aspectos formales de las obras, es cada vez mayor la necesidad de comprender las ideas que motorizan imágenes u objetos que asoman como demasiado enigmáticos. Varias muestras en Buenos Aires invitan a pensar y a construir sentido. Canalizan, problematizan, analizan una avalancha de reivindicaciones que atraviesan a la sociedad. Oliveras sostiene que la metáfora, “elemento constitutivo de la obra de arte”, nos permite “ver una cosa en otra”.
Por caso, algunas piezas de las exhibiciones desplegadas en Buenos Aires quizá no tienen un significado evidente pero el observador podrá vislumbrar “relaciones de semejanza”, ejercer el “ver metafórico”. Las simultáneas de Bienal Sur 2021 aluden a cuestiones como el lujo, migraciones, resiliencias, ecología, hábitat, feminismos, literatura y traducciones. Están en instituciones como Bellas Artes (MNBA), CC Coreano, Hotel de Inmigrantes y Centro Arte Contemporáneo de
MUNTREF, Embajada de Brasil, Museo Decorativo con “Fantasías Plebeyas”.
Los títulos de las muestras también son elocuentes en el Quinquela Martín: “Un giro sin tornillo: imaginaciones urbanas”
profundiza en el “desarrollo tecnológico” y le hace un guiño al artista homónimo. Cerca, Fundación Andreani y MARCO presentan “Las aguas bajan turbias” y “Ecologías radicales”. Por fuera de la Bienal, “Simbiología. Prácticas artísticas en un planeta en emergencia”, en CCK, “explora nuevas vinculaciones y simbiosis entre lo humano y lo no humano”.
Lean y vean.
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