TRES ESTRELLAS Y 1/2
Es difícil definir la carrera de François Ozon; es difícil definir a François Ozon. Sus películas pueden ser melodramas románticos y estilizados (Frantz), tragedias (Bajo la arena, quizás todavía su mejor obra), comedias brillantes (8 mujeres) o una mezcla de todo eso. Lo que prima en todo caso es la idea de un misterio que vertebra el mundo en el que viven sus personajes, un mundo que le debe mucho al teatro.
Aunque su cine no es, justamente, “teatro filmado”, sino otra cosa, un reconocimiento de lo que el escenario le dio al cine. Ese crimen... (como Potiche, como 8 mujeres) es un vaudeville con un asesinato en el medio que se desarrolla en los años treinta y en el mundo del espectáculo. Es decir, el ámbito natural para el juego de simulaciones e idas y vueltas.
El gran peso -y también el mayor talento de este director caprichoso pero en busca del goce- está en la dirección de actores, y son ellos los que sostienen el juego de principio a fin, desde la actriz poco talentosa que interpreta Nadia Terieszkiewicz hasta la intervención del siempre acertado Fabrice Lucchini.
La palabra “juego” es intencional: la idea de que el cine o el teatro son oportunidades lúdicas para el espectador y que a partir de allí se pueden comunicar ideas. Con sus altas y sus bajas -no todo es perfecto, por cierto-, una pequeña búsqueda de la felicidad.
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