Sunday 5 de May, 2024

CLáSICA | 25-04-2024 21:25

Una pianista deslumbrante

Recital de la pianista Yuja Wang. Obras de Bach, Shostakovich y Chopin. Ciclo de Conciertos Extraordinarios. Teatro Colón.

CINCO ESTRELLAS


A más de cinco años de su primera actuación en el Colón, Yuja Wang, una de las máximas figuras del mundo de la música clásica en la actualidad, volvió a esta sala, nuevamente con un recital a solas.

El comienzo del concierto se demoró más de quince minutos, a raíz del temporal que azotó a la ciudad. Tal vez por eso, o por algún otro motivo desconocido y personal, la pianista decidió cambiar por completo la primera parte del programa. En lugar de la Sonata D.959 de Schubert, anunciada inicialmente, Wang apareció en escena para tocar la Obertura en estilo francés en si menor de Bach. Más allá del llamativo vestuario que ella elije como parte de su performance, la pianista china es, en esencia,
una artista descomunal, sensible, lúcida y cabalmente comprometida con la música que interpreta.

En la obra que abrió el recital, logró una transparencia admirable y despojada de manierismos en las texturas contrapuntísticas. Para completar la primera parte, continuó con Bach como hilo conductor, al elegir algunos preludios y fugas de la colección op.87 de Dmitri Shostakovich, inspirados en El clave bien temperado, además de uno de los Preludios op.34.

En la segunda parte se escucharon las cuatro baladas de Chopin, tal como se había anticipado, pero en otro orden, comenzando por la segunda y terminando por la cuarta. En esta serie de piezas, el admirable dominio de sus recursos interpretativos le permitió a Wang proponer lecturas profundas, íntimas y espontáneas, destacando las sutilezas de las voces que conforman el entramado de las obras y creando un clima casi hipnótico.

El público se rindió a los pies de esta pianista deslumbrante y la ovacionó con insistencia. Sobria en sus gestos, ella volvió una y otra vez al escenario, y agradeció con sonrisas y rápidas inclinaciones. Muy generosa, cada vez que regresó a recibir las ovaciones, se sentó frente al piano para ofrecer una pieza fuera de programa. La elección de estos bises también reflejó la curiosidad y versatilidad de Wang, que, entre aplausos y aclamaciones, regaló obras de Ginastera, Márquez, Chaikovsky,
Glass y Johann Strauss (hijo), en un impactante derroche de carisma y virtuosismo.

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Margarita Zelarayan

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