La belleza de la Abadía de San Benito es indiscutible. Con sus arcadas, molduras, grabados y detalles en piedra, mezclando influencias románicas y góticas, le otorga a esta nueva edición de Casa FOA, la muestra de decoración más importante del país, una prestancia superior. Pero la elección del lugar también incluyó un condicionante: dado que se realiza en los claustros, la mayoría de los espacios asignados a los profesionales son más bien pequeños, sobre todo comparado con ediciones anteriores. Por eso, las propuestas de este año son tan breves como concretas. En una suerte de minimalismo chic, 82 paisajistas, decoradores y arquitectos se las ingeniaron para aprovechar al máximo sus metros y conjugar en ellos su impronta y visión de la vanguardia y las últimas tendencias. A continuación, nuestros elegidos.
Rincones sobrios. En ocasiones descuidado o no tan bien representado, este año el “refugio” masculino tuvo dos grandes intérpretes. Los primeros fueron Gustavo Yankelevich y Máximo Ferraro, del Estudio Modo Casa, con su “Garage”. En teoría apto para toda la familia, el verdadero guiño parece para el hombre de la casa, que encontraría solaz en sus tonos oscuros pero con perfecta iluminación, su generoso sillón de cuero, su uso de la madera y sus bicicletas antiguas en despliegue. Como sintetiza la dupla, un garaje “como un nido donde fluye la creatividad”. Similar línea es la que suele mantener Walter Russo, y que en esta edición resalta con su “Playroom”. Allí, entre mapas antiguos y tecnología de punta, dos sillones de cuero con espalda de metal evocan a los antiguos aviadores e invitan a soñar y relajarse a los más sofisticados hombres de negocios.
También con espíritu de recreación sobria, la “Biblioteca” de Adriana Randazzo, Natalia Benedetti, Inés Margot y Paula Luchelli aúna tecnología y la calidez lectora de siempre a partir de paredes de ladrillo a la vista, cortinas de doble altura y textiles varios, mezclados con un espacio de escritorio de laca en verde vibrante donde todo está pensado para la conectividad, haciendo juego a la vez con la estructura de la biblioteca.
Para el relax. Como siempre en FOA, las variantes de espacios habitables son varias. Y en esta edición, a muchas de ellas las atravesó la misma variable: el relax y el confort. En el “SoHo Bathroom” creado por Laura Urzanqui e Inés Calamante, la necesidad imperiosa es llenar su bañadera de espuma y recostarse a soñar con el piso de damero de fondo y la bellísima ventana negra como proyección. A la hora de salir del agua, además, no habrá mujer que no aprecie la impecable iluminación sobre la bacha y los miles de cajones creativos de guardado. Y ni hablar de “Gala”, el vestidor de Mónica Kucher, Rosana Saban y Adriana Grin, específico para accesorios. “Un upgrade para nuestros placards, pensado para almacenar tesoros”, relatan. Con la bóveda monacal como marco, este espacio es realmente el sueño de muchas.
La experiencia de descanso continúa en la habitación, y un gran ejemplo es la “Suite de Hotel” creada por Diana y Eliana Gradel, no solo bella y serena en su presentación, sino que además sirve de adelanto para las suites reales que creará la dupla en el Apart Hotel y Spa Ville Saint-Germain de Cariló. Con aires de mar y colores neutros, el ambiente reúne en pocos metros todo lo necesario para desconectarse del mundo, uniendo baño y cuarto mediante unas columnas de madera y envolviendo ambos espacios con un mueble longitudinal de mármol y madera.
Y en plan de completar la secuencia de “casa”, dos comedores llaman la atención. El primero es el “Comedor Diario” de Judith Babour, extra cálido con sus tonos visón, su iluminación lateral LED y sus cerámicos dibujados a modo de patchwork, todo apto tanto para desayunar o comer en familia como para tener reuniones de trabajo descontracturadas. Y el otro, en relajantes tonos de azul, es el espacio de Javier Iturrioz, “Comedor Blue Porcelain”. Rey del “más es más”, el arquitecto se rigió por ese tono para crear un generoso mix que incluye arte, antigüedades, porcelanas, azulejos, muebles de estilo, preciosos y originales géneros y una araña que se roba las miradas, absolutamente todo en azul y con mínima intervención del blanco. Suena a mucho, pero seduce de inmediato e invita a una comida más que interesante.
A la venta. Finalmente, entre tanto ambiente cotidiano también hay espacio para lo comercial. Lo demuestra “In Pura Natura”, el espacio de home office de María Anzoátegui y Cecilia Bravo, que conforman Estudio AB. Con el amarillo como disparador principal (uno de los tonos más vistos y explotados en esta edición de Casa FOA), la dupla concibió la oficina de una joven diseñadora de moda. Crearon para ella una versión del “bosque encantado”, con un empapelado de árboles, un escritorio amarillo sol, piso de madera noble y detalles más eclécticos como la silla-mano, el dorado como fondo de la biblioteca y la lámpara-ananá.
En sintonía con este espíritu de diseño y creatividad, FOA 2014 suma una novedad que vale aplaudir: dos espacios en los que comprar objetos de decoración. Uno es la Tienda de Pebeta Teta, Violraviol y Surtout y otro es Hands Off!, de Mariana Viglierchio y Federico Ciccone. Ideal para, mientras se va pensando qué ideas vistas poner en práctica, llevarse a casa la primera parte real de la transformación.
Vicky Guazzone di Passalacqua
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por Vicky Guazzone
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