Sí, deslizarse por la nieve prístina y recién pisada es uno de los placeres más exclusivos del invierno (y uno que, a juzgar por las últimas nevadas, se anticipa muy apreciable). Pero no es la única aventura que puede realizarse en el sur en esta época. Desde Ushuaia a Villa La Angostura, pasando por Puerto Pirámides y Bariloche, el turismo se diversifica y gana sofisticación, proponiendo opciones para todos los gustos y edades.
Embarcados
En el punto más austral de nuestro país, Ushuaia seduce con sus paisajes siempre blancos (es la latitud donde la nieve está más asegurada) y su imponente Cerro Castor, uno de los mejores centros de ski de Sudamérica. Pero además de calzarse las tablas, es muy recomendable conocer otros sitios turísticos de la zona con su propio encanto y leyenda.
Por ejemplo, recorrer el Canal de Beagle, el paso marítimo que conecta el océano Atlántico con el Pacífico. El hotel de lujo Los Cauquenes Resort & Spa lo ofrece a partir del programa “Navegando el Beagle”, disponible incluso para aquellos que no sean huéspedes del cinco estrellas. La travesía se realiza en un barco privado para 16 personas, que zarpa del muelle comercial de Ushuaia y navega alrededor de la Isla Alicia haciendo avistaje de aves marinas como cauquenes, gaviotas cocineras y grises, patos vapor y palomas antárticas. Luego, se llega también a la Isla Mary Ann y Les Eclaireurs, donde pueden verse lobos marinos de uno y dos pelos, así como colonias de cormoranes imperiales y roqueros. La cita es en el barco Akawaia, que por su calado llega a puntos a los que los grandes catamaranes no pueden acceder. El broche de oro es una comida gourmet para degustar mientras dura el paseo.
Un poco más arriba en el mapa, Puerto Pirámides, en el norte de la provincia de Chubut, ofrece la majestuosa y siempre memorable posibilidad de avistar ballenas. Esta experiencia puede vivirse desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre, y se da en el marco del Golfo Nuevo, donde estos ejemplares se acercan a descansar, reproducirse o criar sus ballenatos. “Es el único lugar del mundo con una alta concentración de ballenas con características únicas como su curioso y neutral comportamiento hacia las embarcaciones”, apuntan desde la agencia Bottazzi, especialista en estas excursiones.
La propuesta es partir desde la playa y navegar hacia donde estén los animales más activos en la superficie. En cada caso, el capitán del barco decide cómo desarrollar el avistaje según el ejemplar que se haya encontrado. La salida dura una hora y media y puede realizarse a toda edad. ¿La única recomendación? ¡Llevar mucho abrigo! El resto del desenlace dependerá de los animales…
Sobre la montaña
En el extremo oeste del país, en tanto, Bariloche y Villa La Angostura, son otros clásicos destinos invernales con muchas actividades para explorar el costado más inquieto de los viajeros.
En Bariloche, el Cerro Catedral se jacta de ser el centro de esquí más desarrollado del continente. Por eso, se puede hacer mucho más que dicha actividad. Una de las que propone ZigZag Travel, agencia de turismo especializada en la zona, es una travesía en motos de nieve. Consiste en una expedición guiada en los bosques nevados del cerro, en cuatriciclos y motos aptas. “La excursión atraviesa arroyos y bosques de lengas hasta los 1400 metros de altura, con paradas en miradores naturales y recorriendo un área de la montaña que solo puede ser visitada con estos vehículos todoterreno”, ilustra la compañía. La propuesta es conocer un Catedral diferente y disfrutarlo en exclusiva.
Otra variante que ofrece la agencia es la caminata a Laguna Verde, que parte desde el Valle del Challhuaco, donde solía encontrarse el refugio Neumeyer (hoy destruido por un incendio). Se accede con vehículos 4x4 y, una vez allí, comienza la travesía de exigencia baja-media hacia la laguna, que se congela durante el invierno. La idea es almorzar en los domos que reemplazan al refugio y luego disfrutar de la nieve o de juegos con trineos.
En Villa La Angostura, en tanto, el hotel Las Balsas Relais & Châteaux propone una curaduría de actividades a la medida de cada uno de sus huéspedes. “Ofrecemos desde snowshoeing hasta salidas personalizadas de ski o snowboard a los cerros más próximos. Estas salidas se ofrecen con servicio de snowman, quien se encarga de que el huésped disfrute su día de la mejor manera”, describe Sebastián Tuvio, general manager del establecimiento.
En este abanico, la estrella es el “snowshoeing”, que se brinda con opciones de baja, media y alta intensidad. Suerte de extensión del trekking -pero que gasta muchas más calorías que la caminata-, se realiza con raquetas de nieve, unos utensilios que se acoplan a las botas y permiten desplazarse con mayor comodidad y rapidez sobre terreno nevado o helado. Por su diseño, hacen que la persona no se hunda en la nieve y pueda moverse casi como si estuviera flotando.
Incluso para los apasionados del ski, siempre es buena idea darle un respiro a las piernas y conocer el destino de alguna otra forma. “Muchos de nuestros huéspedes eligen hacer actividades complementarias como cabalgatas o caminatas”, ilustran desde Las Balsas. La aventura puede vestir de varias maneras. Los puntos turísticos lo comprendieron y afilaron su propuesta para estar a la altura.
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