La Ciudad de Buenos Aires tiene una gran oferta sobre una idea que nació en Europa pero que desde hace años se instala cada vez más en los porteños y sus visitantes: el tapeo. Y hay de todo tipo y para todos los gustos. Por eso te dejamos una selección de lugares cuyo menú hace foco en platitos para llevar al centro de la mesa y compartir con cervezas artesanales, vinos seleccionados o cocktails de autor.
Con cervezas tirada
La combinación de un bocado simple y rico con una cerveza se podría decir que es la idea original del concepto de tapeo. Por suerte, esta buena costumbre española llegó a la ciudad y hoy son muchos los bares cerveceros que centran su propuesta gastronómica en pequeños platos para ir probando entre pintas. Uno de los primeros fue Desarmadero (Gorriti 4295, Palermo) que en el 2017 irrumpió en la escena con una muy cuidada selección de productores de cerveza artesanal y una carta con foco en las tapas caseras. Las joyas de su menú fueron y siguen siendo los buñuelos de verdura con alioli, los ravioles de cordero fritos, las empanadas de osobuco o de hongos y la tortilla de papas con o sin chorizo colorado. Growlers (Cuba 2022, Belgrano, entre otras sedes) es otro referente en materia de pintas y buena cocina. Hoy en día, en sus seis sucursales ofrecen estilos clásicos y novedosos acompañados de un tentador menú con especialidad en hamburguesas artesanales y tapas un poco más “gourmet”. Acaban de incorporar nuevas recetas como la focaccia con morcilla, peras, queso gruyere y miel; el plato de jamón crudo con peras, higos, tomates cherry confitados y oliva; la salchicha parrillera con puré de remolachas, alioli, duraznos a la plancha y sésamo; y el coliflor asado con puré de zanahorias, sriracha y aceite de mango. Más recientemente abrió sus puertas Bierhof (Nicaragua 4427, Palermo), un patio cervecero que entre snacks, pizzas y sándwiches presenta una original serie de platitos de impronta latinoamericana. Acá, el piqueo se puede armar con deditos de queso (también llamados “tequeños”), bastones de mandioca fritos, arepas con sabrosos rellenos y patacones (plátano verde aplastado y frito) con diferentes toppings.
Con selección de vinos
Pan y vino, una dupla tan cristiana como infalible a la hora de salir de tapas. Si hace un par de años las cervecerías ganaban terreno en la ciudad, hoy lo están haciendo los winebars con propuestas para todo público. Aldo’s Wine Bar (Rep. Árabe Siria 3037, Palermo) es un clásico en manos del reconocido sommelier Aldo Graziani donde se disfrutan vinos de su propia curaduría con raciones mediterráneas. Etiquetas por copa o botella de más de 300 winemakers a lo largo y ancho del país se maridan con fuet catalán y olivas marinadas, nduja con ajíes encurtidos y pan de masa madre, leber con pickles de pepino y pan tostado, jamón crudo con manteca montada y brioche, hongos con kale y putanesca, y muchas más opciones donde prima la calidad del producto. En Winehaus (Cabrera 5300, Palermo) el plan es más descontracturado y la idea dejarse llevar por las sensaciones y no por las etiquetas. Se sirven varietales y blends blancos, rosados y tintos únicamente por copa tirados directamente desde el barril para compartir junto a tapas de autor con sabores que sorprenden: croquetas de osobuco braseado al torrontés con queso sardo y mayo-miso; croquetas de risotto y hongos de pino al torrontés; kebab de porotos con tomates reliquia, higos y puré de salsifí; butifarra con babaganoush, hojas verdes, zucchini y leche de coco; entre otras opciones de estación. Por su parte, en Trashumante, (Chile 499, San Telmo) los talentosos Fernando Rivarola y Gabriela Lafuente –chef y sommelier, respectivamente– llevan por un viaje sensorial a través de preparaciones de alto vuelo gastronómico en base a materias primas de pequeños productores, recolectores y pescadores locales. Con una interesantísima selección de vinos se disfrutan platitos como las sardinas escabechadas, el Pil Pil de langostinos, los buñuelos de mandioca y espinaca, el clásico Fish&Chips y mucho más.
Acompañando con cócteles de autor
Si la idea es compartir platos y cócteles, Ronconcon (Beauchef 527, Caballito) es una gran coordenada. En una casona refaccionada de Caballito se proponen platos pequeños y medianos de una cocina fusión inspirada en recetas e ingredientes autóctonos de países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y México. Para poner en el centro y compartir, se destaca el ceviche de pesca curada con ají amarillo, maíz chuspillo, mango y chips; los patacones de langostinos con marmitako, palta, ají amarillo y pickles; los los tacos de pernil braseado con puré de frijol, mayo-chipotle, cebolla, cilantro, crema agria y lima; y otras raciones que se emparejan con una innovadora coctelería de acento latino. Para amantes de la cocina italiana, en la elegante Recova de Posadas se encuentra Il Giardino Romagnoli (Carlos Pellegrini 1576, Recoleta) que brinda una amplia variedad de antipasti tradicionales con fuerte presencia de pescados y mariscos. Entre reversiones de cocktails clásicos y otros que remiten a diferentes ciudades de Italia se pueden picar unas exclusivas ostras gratinadas, vieiras a la chapa, rabas a la romana, croquetas de salmón y de hongos o tablas de quesos y chacinados. Y Green Bamboo (Costa Rica 5802, Palermo) es un ícono de la cocina vietnamita en la ciudad y un gran plan para paladares curiosos. La invitación es a viajar por los exóticos sabores del Sudeste Asiático a través de bocados como los wonton a la plancha rellenos de cerdo con hierbas, salsa de soja y cilantro; los baos de panceta con salsa de tamarindo, pickles, cilantro y maní; los rolls en masa de arroz con carne desmechada, hongos, salsa “nouc cham” y echalotes fritos; y los chipirones en tempura con salsa tamarindo. Todo esto se disfruta entre cócteles de propia autoría diseñados para realzar los sabores del menú.
por R.N.
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