Existía desde hace años, pero su presentación en la serie “Goop Lab”, de Netflix y con el aval de Gwyneth Paltrow, terminó de propulsar el método a la fama. En el segundo capítulo de este documental, que explora tratamientos alternativos para el bienestar, se cuenta la historia de Wim Hof, un atleta extremo holandés capaz de tolerar temperaturas heladas gracias a la respiración, y que postula que hacerlo fortalece el sistema inmune y alivia síntomas de varias enfermedades, entre otros beneficios. Esta práctica, conocida como “el método Wim Hof”, disparó su popularidad en 2020, cuando se estrenó la serie y la cuarentena mundial sumió al mundo en la búsqueda de formas de fortalecer su salud.
Volver al estado natural
Conocido como “el hombre de hielo”, Wim Hof ha batido 26 récords Guiness con hazañas como correr media maratón en el Círculo Polar Ártico o encerrarse en un container de hielo durante dos horas. Su método patentado (y no exento de polémica) se presenta como una forma de “mantener tu cuerpo y mente en su estado óptimo natural”, y apunta a que durante gran parte de nuestra historia el entorno se encargó de generarnos un estrés beneficioso, viviendo en bajas temperaturas, entre vientos helados y lobos hambrientos, y con la mente siempre lista y enfocada para protegerse. Hoy la vida moderna, mucho más cómoda y fácil, ha eliminado esos peligros y también nuestro estado natural de alerta y claridad. Como resultado, sostiene que nuestras defensas naturales no están tan despiertas, por lo que nos enfermamos, estresamos, padecemos de insomnio y vivimos sin energía.
¿Su propuesta? Tres pilares que se refuerzan entre sí: técnicas de respiración, entrenamiento del enfoque mental y exposición gradual al frío. “Este método se caracteriza por su eficacia y simpleza y nos permite reconectar con la naturaleza. Potencia nuestra biología, ya que tenemos un montón de herramientas muy potentes y la sabiduría de nuestro cuerpo está dormida”, apunta Lorena Lorenso, instructora certificada por Wim Hof y la única de Sudamérica junto a Marianela Ducca, su pareja y socia.
Cada uno de los pilares puede realizarse por separado, pero juntos prometen los mayores beneficios. El primero es un tipo de respiración que trabaja con el diafragma, por lo que se recomienda hacerla con el estómago vacío. La intención es generar una concentración que permita controlar al cuerpo hasta en las condiciones más extremas. “Los efectos tienen que ver con la alcalinización de la sangre y el fortalecimiento del sistema inmune. A la vez, a través de la hipoxia intermitente se entrena el sistema cardiovascular”, ilustra Ducca.
El segundo pilar es la exposición al frío, que puede realizarse con duchas heladas, inmersión en piletas de hielo o directamente en lagos congelados, como suele hacerlo Wim Hof. “Está comprobado que haciendo una inmersión en hielo entre dos y tres minutos los beneficios siguen trabajando en nuestro cuerpo por seis días. Una vez a la semana es una asiduidad ideal”, apunta Lorenso. Para aquellos que prefieren las duchas frías, la repetición puede ser diaria.
El pilar final es el compromiso. Las herramientas anteriores apuntan a técnicas que requieren paciencia y dedicación, por lo que el foco y la determinación mental son el último eslabón. Es que la idea es instalar un estrés específico puntual de corto plazo, que fortalezca el poder de adaptación del organismo. “Wim dice que el fitness es 100% mental, porque el cuerpo no va donde la mente no lo lleva”, sostiene Ducca.
En la balanza
Desde hace mucho tiempo, la crioterapia es usada por atletas para regenerar sus músculos y articulaciones post entrenamientos y partidos. “Es un método más de la fisioterapia, como el calor, el magnetismo y los ultrasonidos”, describe Alejandro Halaburda, kinesiólogo y fisioterapeuta en Boreal Salud. En este contexto, la aplicación de hielo o frío tiene que ver con desinflamar, ya que produce una vasoconstricción que evita que llegue más sangre a la zona. Se puede utilizar en una lesión o también para regenerar y combatir la fatiga. En los casos en los que se aplica mediante una inmersión en agua con hielo el especialista no recomienda superar los 15/20 minutos, siempre teniendo en cuenta la tolerancia del paciente.
Consultado sobre esta versión de contacto con el hielo, Halaburda es cauto. “Es importante tener cuidado con el tiempo de inmersión, porque la última de las etapas del frío es la quemadura. Se puede llegar al extremo de quemar el tejido o generar un proceso irreversible en los tendones o músculos”, razona. Y tanto en este proceso como en la crioterapia tradicional sostiene que no es recomendado para heridas abiertas, pacientes cardíacos, añosos, con enfermedades preexistentes o algún antecedente de artrosis.
Por su parte, la doctora Florencia Dafne Raele (@beautyfreak.room), que se define como médica funcional e integrativa, quiso probar el método Wim Hof en 2021, tras haber estudiado la crioterapia tradicional hace algunos años. Desde entonces, lo recomienda para todos aquellos que quieran experimentar algo nuevo y entrenar la mente, además de mejorar su descanso, circulación y foco. “Cuando uno se sumerge en el hielo, que es un estresor hormético (N. de la R. algo que en dosis altas es peligroso pero en poca cantidad es beneficioso), se descompensa el sistema nervioso y se estimula el simpático. Para regular eso, uno debe controlar mucho la respiración, y toma noción de cómo, a través de ella, se puede controlar el sistema nervioso. Eso es lo más poderoso de la práctica, más allá de los beneficios”, destaca. En ese camino, comenzó a generar retiros horméticos, “para entender cuáles son esos estresores benéficos que necesitamos en su justa medida”.
Ella comprende que las contraindicaciones son pocas y similares a las sentenciadas por Halaburda, pero que el mayor problema es el miedo que la gente le tiene al frío, dado el enorme desacostumbramiento de la vida moderna. “Por eso la respiración es clave, porque aclimata al organismo. Pasado el minuto inicial, el cuerpo se va acostumbrando y relajando, tal vez dejando de sentir el frío o no sufriéndolo tanto”, apunta.
Otros beneficios que se asignan a esta práctica incluyen elevar la energía, incrementar el rendimiento deportivo y aliviar síntomas de enfermedades autoinmunes. Y aunque al final del recorrido de exploración pueda haber sesiones con instructores profesionales, el camino puede empezar en casa: terminar las duchas con 15 segundos de agua fría es el paso inicial que recomiendan Lorenso y Ducca. “Tu foco tiene que estar en la respiración, haciendo exhalaciones lo más extendidas que puedas”, indican. Además, recomiendan los tutoriales de respiración en el canal de YouTube de Wim Hof, así como su app y el acceso a los papers científicos que estudian el método. “Está al alcance de todos”, animan. Por las dudas, antes de probar conviene consultar con el médico.
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