El común de la gente conoce los destinos más obvios: Córdoba capital, Mina Clavero, Villa Carlos Paz, La Cumbrecita, Villa General Belgrano, La Falda, Cosquín. Pero esta provincia argentina tiene mucho, muchísimo más para ofrecer. Entre sierras, cárcavas, ríos y cascadas se despliegan una serie de pueblos y paisajes para el recuerdo. Unos que no suelen estar en las guías turísticas ni entre las primeras recomendaciones, pero a los que vale la pena poner en el radar para las próximas vacaciones.
Qué verde era mi valle
Apenas a 115 kilómetros de la capital cordobesa, en el Valle de Calamuchita, se esconde el encantador pueblito de Amboy, cuna del prócer Dalmacio Vélez Sársfield. Es una de las primeras recomendaciones de la especialista en viajes Agustina López, a cargo de la cuenta @pasaje.en.mano y cordobesa ella misma. “Entrar a este pueblo es detener el reloj un rato. Tiene menos de 300 habitantes y fachadas de antaño que esconden casas de familia, pulperías y almacenes”, detalla. Además del museo y monumento al prócer aquí nacido, otro imperdible es la capilla San José, de un blanco prístino y de la que se dice que fue construida por una sola persona a puro esfuerzo. Además, este pueblo es atravesado por el río homónimo, que lo vuelve muy fresco y verde. Una buena forma de descubrirlo es hospedarse en un “glamping” ubicado precisamente al lado del agua, Aguada de Lunas.
También en el Valle de Calamuchita, San Miguel de los Ríos es otra parada recomendada por la influencer. A 122 kilómetros de la ciudad capital, se ubica a la orilla de un río, en este caso el Tabaquillo, que ofrece balnearios perfectos para escapar de las multitudes que suelen llegar a Córdoba en verano. “Este río es el secreto mejor guardado de la zona -alienta López. Podés elegir zambullirte en la zona que más te guste, aunque los puntos preferidos son Tres Cascadas y Puente Blanco”. Como su nombre lo indica, el primer lugar conecta tres cascadas, en tanto que el segundo combina aguas cristalinas, piedras en el fondo y una vegetación de pinos alrededor para un paisaje memorable.
Otro punto interesante de esta zona son los restos arqueológicos de lo que fue la estancia jesuítica San Ignacio, la finca más grande que hayan tenido los jesuitas en Córdoba. Sobre una planicie, se asoma al río Santa Rosa y es un punto histórico muy valioso. En plan de comer, en tanto, la experta recomienda un viñedo familiar llamado Juana Urbana, cuyo restaurante de cocina casera se combina con la posibilidad de probar el propio vino, y que se ubica a mitad camino entre San Miguel de los Ríos y Villa Yacanto. ¿Un dato seductor más de la zona para los que buscan desconexión? Aquí no llega la señal de celular.
Joyas escondidas
Los paisajes diversos en sus cuatro puntos cardinales son otro de los fuertes de esta provincia, que permiten encontrar hallazgos increíbles. Por caso, hacia el norte, dejando atrás Capilla del Monte y en la zona de Copacabana, Adrián Beretti, influencer y titular de la cuenta Hi! Córdoba Turismo (@hi_cordoba), recomienda no perderse el Laberinto de Arcilla. “Este singular terreno agrupa varios kilómetros de cárcavas sinuosas y arcillosas que se entrelazan para formar este particular laberinto”, detalla. En los pasadizos pueden hallarse árboles de troncos retorcidos, algunos incluso “flotando”, con sus raíces convertidas en ramas. “Las visuales panorámicas son atrapantes y muy coloridas”, relata el experto.
En la zona de Traslasierra, más precisamente en la localidad de Las Tapias, Agustina López recomienda una “joya escondida”: el dique nivelador Boca del Río, que recibe las aguas del río Los Sauces luego de un recorrido entre rincones serranos. Este espejo de agua es ideal para actividades náuticas sin motor (puede alquilarse un kayak e ir remando hasta un brazo inaccesible del lago) y para el descanso en sus orillas que, si el clima acompaña, proveerán un atardecer inolvidable, con el sol cayendo directo sobre el agua.
Hacia San Marcos Sierras, un pueblo de calles de tierra y ritmo muy manso entre artesanías y guitarreadas -basta saber que hasta tiene un Museo Hippie-, se destacan tres ríos ideales para disfrutar. Uno es el Quilpo, cuyos varios kilómetros alternan diferentes sectores: algunos bajos, ideales para ir con niños, piletones más profundos y cascadas naturales. El siguiente es el río San Marcos, perfecto para caminar por sus orillas y apreciar los morteros aborígenes y una acequia antigua. Además, remontando su cauce es posible encontrarse con dos fuentes de aguas hipotermales, Agua Mineral Grande y Chica. Y el tercer río es el Pinto, al que se accede por un camino de ripio que bien vale la travesía. Combina áreas más tranquilas ideales para bañarse y descansar con un sector oeste que regala grandes atardeceres, además de ofrecer una impactante vista de su curso zigzagueante entre sierras. Dada esta perspectiva, es una zona elegida para hacer deportes aéreos, y no es extraño ver ala deltas, parapentes y globos aerostáticos surcando el cielo y haciendo todavía más fascinante el paisaje.
Excursiones
Finalmente, esta provincia sorprende con sus propias salinas, una maravilla muy poco conocida. A 180 kilómetros al noroeste de la capital, las Salinas Grandes comparten territorio con La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero. Aquí el suelo es pantanoso y el horizonte parece infinito. Y gracias a la enorme porción de tierra blanca, el contraste de los atardeceres es impactante. Se puede parar muy cerca en San José de las Salinas para comer o pasar la noche.
Otro lugar particular es el Refugio de Vida Silvestre Monte de las Barrancas, un área protegida para preservar la biodiversidad de la zona, con un bosque de flora y fauna nativa que parece emerger mágicamente en el medio del desierto. Un espectáculo surreal y deslumbrante que confirma, una vez más, la enorme riqueza y encanto de Córdoba, una provincia que despliega atractivos mucho más allá de los destinos obvios y más turísticos. Solo es cuestión de aventurarse en el mapa.
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