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CULTURA | 29-03-2022 16:13

Cómo llegó Ricardo Piglia a la Televisión Pública

Las clases del escritor en canal 7 son un modelo de producción cultural en los medios. Cómo se gestaron y por qué siguen vigentes.

¿Cómo adaptar a los medios masivos de comunicación producciones culturales de prestigio? Esa pregunta es clave cuando en diarios, portales, radios o canales de televisión surge la intención de difundir contenidos educativos o artísticos. Y la respuesta, en la mayoría de los casos, apunta a la imposibilidad. Se descuenta el bajo rating o las lecturas escasas y, por sobre todo, no se confía en lograr una fórmula que equilibre profundidad, interés y entretenimiento.

Piglia en la TV

Un caso de éxito en esta historia de proyectos desestimados y francos fracasos, fueron las clases que el escritor Ricardo Piglia impartió en la Televisión Pública -que lo convocó junto con la Biblioteca Nacional- en los años 2012 y 2013. La experiencia fue tan buena, que marcó un hito en las producciones culturales realizadas para medios masivos. Hoy, esas clases son un material invalorable tanto como introducción a la obra de Jorge Luis Borges y otros autores de la narrativa nacional, como para ilustrar el pensamiento del mismo Piglia, uno de los más grandes críticos literarios de nuestro país.

En esta nota, quienes acompañaron al escritor en la tarea, cuentan cómo se planearon y grabaron esas sesiones ya míticas, que cualquiera puede descubrir o volver a mirar en los canales de YouTube de la Biblioteca Nacional o de la Televisión Pública.

El plan de trabajo

La primera serie de cuatro clases, bajo el título “Escenas de la novela argentina”, se difundió en 2012 y abarcaba las lecturas de Piglia de autores como Lucio Mansilla, José Mármol, Eugenio Cambeceres, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Macedonio Fernández y muchos más. Cada una de esas clases estaba estructurada en tres partes. Un primer momento en el que Piglia exponía el tema, una segunda escena en que conversaba con un especialista o escritor sobre ese mismo tópico y un tercer acto en que el público presente en el piso le hacía preguntas.

Escenas de la novela argentina

Respetando ese esquema, la editorial Eterna Cadencia acaba de publicar la versión en papel revisada por Piglia y su ayudante, Laura Fernández, de esas cuatro clases de 2012, con el mismo título. María Moreno, Juan Sasturaín, Ricardo Bartís y Horacio González fueron los invitados al diálogo en ese ciclo.

Al año siguiente, la misma estructura se repitió con “Borges, por Piglia”, una serie de clases que fue mucho más exitosa y que incluso ganó un Martín Fierro como programa cultural.

Jorge Luis Borges

¿Cuál fue el origen de este proyecto tan inusual para la televisión? “Mientras leía 'Respiración Artificial' se me cruzó por la cabeza que esos intercambios literarios que se narraban en la novela de Piglia podían ser trasladados a una clase en formato audiovisual y que debía ser Ricardo quien lo hiciera”, cuenta Ximena Talento, que en ese tiempo coordinaba la comunicación de la Biblioteca Nacional, a propósito de la primera idea que surgió sobre el proyecto. Un día, poco después, Ezequiel Grimson (director de Cultura de la Biblioteca), le avisó que Horacio González, a cargo de la institución en ese tiempo, estaba reunido en su oficina con Piglia. Y allí fueron ellos a contarle la propuesta. “Así era la Biblioteca, las reuniones siempre eran a puertas abiertas, las ideas circulaban y se buscaba siempre, de modo colectivo, llevarlas adelante. Ricardo aceptó en el instante”, explica Talento.

Macedonio Fernández

“Hubo un rápido acuerdo entre la Biblioteca Nacional y la Televisión Pública, es decir, entre Horacio González y el director del canal, Martín Bonavetti”, narra el historiador Javier Trímboli, que participó en el proyecto. “Ricardo tuvo una idea maravillosa: organizar una suerte de mesa en la que conversábamos sobre sus clases y pensábamos por donde convenía ir. Esos encuentros se transformaron en un oasis de discusión y pensamiento. Creo que hacía poco que había vuelto a la Argentina después de trabajar en los Estados Unidos y estaba en el proceso de volver a insertarse en la vida cultural”.

La buena disposición del escritor, su apertura, su interés por producir algo distinto dentro del espacio de la televisión es algo que remarcan todos los que trabajaron con él en ese tiempo.

“Considero muy importante poder crear en el interior de un medio de masas como la televisión, y en especial en la televisión pública, lo que yo llamaría 'la forma de la clase' que es una forma de transmisión del saber, de la información y de la experiencia que tiene una larguísima tradición y que, en general, en los medios de masas tiene mala prensa y es siempre objeto de burlas o de ironías”, le contesta Piglia a un asistente a sus clases, cuando le pregunta sobre el por qué del proyecto.

Ricardo Piglia

“En algún momento tuvimos que confrontar con alguna mirada dentro del mundo de la televisión que gritaba por los pasillos 'divulgación' -explica Gabriel Reches, responsable junto a Alejandro Montalbán de la producción y dirección de los dos ciclos-. Pero Piglia contestó a esto que el registro en el que se hablaba en sus clases no era más complicado que el del periodismo deportivo convencional. Siempre había en él una manera de ir a buscar el sentido para quien no tenía un conocimiento o interés previo sobre Borges, por ejemplo. Tenía la capacidad de conectar distintos mundos y capas de complejidad”.

Borges, segundo ciclo

 El segundo ciclo de clases encontró a Piglia enfermo (padeció ELA hasta su muerte, en 2017), pero el diagnóstico todavía no era seguro. El éxito de esta segunda serie fue mucho mayor que el de la primera. Y muchos creen que el contexto político favoreció esa buena recepción. Que el escritor más antiperonista de nuestra historia fuera reinvindicado por la Televisión Publica durante un gobierno kirchnerista y que lo hiciera un autor consagrado como Piglia, tenía que ser muy atractivo para el público.

“Me alegro de encontrarnos para hablar de Borges en la Televisión Pública, donde lo lógico sería hablar de Jauretche”, dijo el mismo Piglia en la primera clase.

Piglia en la TV

La producción, según Gabriel Reches, también fue más orgánica. Junto a Montalbán insistieron siempre en que el formato de la clase tradicional no podía desaparecer de la puesta en escena del programa. María Pía López (que había participado también en la puesta en marcha del proyecto), Germán Maggiori, Marcos Herrera, Mario Ortíz y otros escritores estuvieron presentes a la hora del diálogo, en diferentes emisiones.

“Mucha gente consideró que estas clases eran un bien cultural que tenía una sobrevida más allá del momento en que fueron emitidos los ciclos -plantea Reches-. Allí se alinearon algunos gestos de cierta audacia de parte de Bonavetti y la participación de la Biblioteca le dio legitimidad a la propuesta. Desgracidamente, no pudimos volver a hacer algo similar. No pudimos nosotros ni otros. No se volvió a hacer”.

Una demostración de la que la cultura sigue siendo una cuenta pendiente para los grandes medios. Y la evidencia de que los proyectos de calidad pueden tener menor rating, pero jamás son un fracaso.

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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