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CULTURA | 05-11-2019 15:45

Artes Visuales: frenesí por Leonardo Da Vinci

La muestra del Louvre que lo homenajea a 500 años de su muerte es la más grande jamás realizada. Ausencias y platos fuertes.

El aura de un artista podría definirse por la cantidad de gente que es capaz de cruzar el mundo para contemplar sus obras, aunque no puedan decir más de dos palabras sobre el autor ni expresar el menor pensamiento sobre los cuadros, esculturas o edificios que tanto se esforzaron por contemplar.

Leonardo Da Vinci (1452-1519) es, con seguridad, el artista más bendecido por la luz del aura, un prestigio mágico que se encendió en el Renacimiento y no ha parado de crecer hasta hoy.

Este año, al cumplirse el aniversario 500 de su muerte, el Museo del Louvre dedica un homenaje antológico al artista más famoso de todos los tiempos, que ya ha desatado un verdadero frenesí.

La muestra que lleva su nombre acaba de inaugurarse en París y permanecerá abierta hasta el 24 de febrero de 2020. Cualquiera que pase por Francia en estos meses tiene casi la obligación de visitarla, aunque para ello deba apresurarse a reservar entrada y horario en la página web del museo (el ticket cuesta 17 euros). Se prevee que la asistencia de público será inédita. 

Da Vinci

Contenido. Hace 10 años que el Louvre prepara esta mega exhibición que consta de 120 trabajos de Da Vinci entre cuadros, dibujos, manuscritos, esculturas y objetos de arte. La institución francesa ha pedido en préstamo obras a las más prestigiosas colecciones del mundo, lo que ha ocasionado varios conflictos. En Italia, por ejemplo, diversas agrupaciones se han opuesto al traslado de trabajos tan valiosos, patrimonio de la nación que vió nacer al artista. La Royal Collection y la National Gallery de Londres, la pinacoteca del Vaticano, la Galería de la Academia de Venecia, el Museo del Hermitage y el Metropolitan de Nueva York son algunas de las instituciones que cedieron piezas. 

El ícono de la muestra es el retrato llamado “La Belle Ferronnière”, parte de la colección estable del Louvre que sin embargo decidió dejar en su sala habitual a La Gioconda (tiene más de 20.000 visitas diarias) y cambiar su presencia en la exhibición por una experiencia de realidad virtual.

El gran ausente es “Salvator Mundi”, el cuadro más caro del mundo -fue vendido por $ 450.000.000- y el último que se agregó a la lista de obras de Leonardo. Comprado por un príncipe árabe, su presencia en Francia daría por terminadas las controversias a propósito de su autoría: incluirlo en la exhibición implicaba el respaldo del Louvre a su autenticidad. Pero no llegó y su paradero sigue siendo desconocido. En cambio, se exhibe un cuadro con el mismo tema, perteneciente a una colección privada y atribuido al taller del artista.

Da Vinci

Los expertos insisten en considerar que lo mejor de la muestra son los manuscritos, esbozos y dibujos de Da Vinci. Desde los famosos “Hombre de Vitruvio” (envuelto hasta último momento en una disputa por su traslado desde Italia) y las máquinas para volar, hasta exquisitos estudios de plantas o bosquejos de anatomía y pliegue de telas que luego integrarían sus cuadros. 

La exhibición está menos concentrada en alumbrar al Leonardo popular que a volver a despertar el asombro por el artista y científico excepcional. Un hombre, en esencia, apasionado por el deseo de saber; ambición de la que carecen los adictos a las selfies y los fanáticos del aura. 

 

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Adriana Lorusso

Adriana Lorusso

Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.

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