Thursday 28 de March, 2024

CULTURA | 08-08-2022 15:54

Por qué siguen fascinando las acuarelas de Adolf Hitler

Con un inmenso mercado de falsificaciones que surgió mientras gobernaba Alemania, los coleccionistas están dispuestos a pagar miles de euros sin garantías de autenticidad.

En 2019, un lote de acuarelas, ilustraciones y dibujos fueron incautados por la fiscalía de Nüremberg a la Casa de subastas Auktionshaus Weidler. Un total de sesenta y tres obras fueron investigadas por sospecha de falsificación, todas firmadas por Adolf Hitler. El dato deja entrever cuánto interés hubo y habrá en las obras creadas por el máximo jerarca nazi, un artista de pocos recursos según los entendidos, pero una de las figuras insoslayables de la historia del siglo XX.

El negocio de las falsificaciones de las obras de Hitler ha llegado a ser tan voluminoso que, según los críticos, ya nadie sabe realmente cuáles sí son las obras auténticas firmadas por él. Solo las acuarelas guardadas en el archivo estatal de Baviera sirven como comparación para certificar las piezas que se ponen a la venta. Y las fasificaciones no empezaron después de su muerte, por el contrario, fueron un negocio también próspero mientras Hitler vivía. Hoy la casa Weidler, echa mano a cualquier clase de documento que pueda probar la autenticidad, en especial en obras valuadas por encima de los 100.000 dólares. La policía alemana sigue muy de cerca las ofertas para detectar si existe delito detrás de estas ventas.

¿Por qué pueden venderse libremente estos cuadros? Si bien Alemania tiene prohibido el comercio de objetos nazis, las piezas realizadas y usadas por el Fuhrer alemán no están dentro de las restricciones siempre y cuando no tengan ningún rastro de simbología vinculada al Tercer Reich. En ese sentido, el peso histórico es más valorizado que la calidad artística.

Pintura de Adolf Hitler

La Casa  Auktionshaus Weidler es una de las que ofrecen, habitualmente, las acuarelas creadas por Adolf Hitler. Las obras, provenientes de consignadores privados, según declara Weidler, son previamente analizadas por peritos para determinar su valor y la base de venta. Los precios de remate oscilan entre cientos de euros y cien mil euros, en promedio. Sobre el motivo de los compradores, el portavoz de la Casa declaro a los medios: “las personas quieren poseer una parte de la historia mundial o hacer una inversión financiera”.

En su juventud, en la capital austriaca, anterior a la Primera Guerra Mundial, Adolf Hitler se ganaba la vida vendiendo sus pinturas. Con la aspiración de transformarse en un artista profesional, intentó ingresar a la Academia de Bellas Artes de Viena, pero fue rechazado en dos oportunidades. Esto no lo disuadió de seguir comercializando sus postales. En la actualidad, una parte de los cientos de pinturas firmadas por él están bajo el poder del gobierno estadounidense

Un dato curioso es que los cuadros que llegó a vender Hitler para ganarse la vida en su juventud, fueron comprados por el empresario Samuel Morgenstern que los revendía a sus clientes, en su mayoría perteneciente a la colectividad judía vienesa. De esta manera, también se pudo ubicar gran parte de los cuadros hechos por el Führer verificando el catálogo de venta de Morgenstern.

Pintura de Hitler

Según críticos especializados en arte pictórico, que pudieron evaluar las obras realizadas en esa época, resaltaron que el artista ponía más énfasis en el desarrollo visual de espacios públicos y estructuras edilicias. Observaron, también, la falta de personas y transeúntes en la mayoría de esas postales urbanas.

En su libro Mein Kampf  (Mi lucha), el propio Adolf Hitler explicó que el rechazo de la Academia de Bellas Artes, y la falta de reconocimiento a su arte, impactaron en su ego y lo estimularon para fomentar su interés y ambición política. El ejemplo más visible de esa resentida veta artística, desviada hacia la política, se puede reconocer en una de sus creaciones: la bandera del partido nazi.

¿Fue la frustrada carrera artística de Hitler el motivo para que se transformase en el paradigma del dictador sanguinario del Siglo XX? En un reportaje a la conservadora del Williams College Museum of Art de Williamstown de Massachusets, Deborah Rothschild dijo a The New Yorker: “Hitler utilizo herramientas artísticas, como un diseño elegante, una oratoria hipnótica y espectáculo, para hacerse con el poder y ejercerlo”.

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Gustavo Winkler

Gustavo Winkler

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