Pedimos al lector que mencione el nombre de un bailarín argentino que le venga a la mente. Lo más probable es que ese nombre sea el de Julio Bocca, Maximiliano Guerra o Paloma Herrera, todos ellos retirados hace tiempo de los escenarios. Es evidente que la eficiente maquinaria de prensa y publicidad que estos artistas nativos tuvieron a su disposición, sumada a su indiscutible talento y trayectoria, y acaso un público con una cultura e intereses distintos del actual, hizo impacto en la memoria popular de manera permanente. Menor ha sido la difusión de figuras que llegaron al estrellato con posterioridad y continúan en él, tal el caso de Marianela Núñez, Ludmila Pagliero o Herman Cornejo. Y ni hablar de los aún más jóvenes, que son muchos, diseminados por algunas de las más importantes compañías del mundo, y que hacen su carrera en un anonimato casi total.
Gracias a la iniciativa de Arte y Cultura, podemos tomar contacto con estos últimos, protagonistas de “Bailarines Argentinos por el Mundo”, video solidario –con la participación de primeros bailarines y solistas del Ballet de Stuttgart, San Francisco Ballet, Ballet de Santiago de Chile, Scala de Milán, Ballet Nacional Eslovaco, Ballet de Hamburgo, Compañía Nacional de Danza de México, entre otros– de la actual generación que reivindica los laureles de la danza argentina en suelos extranjeros. Del extenso desfile, destacamos la felina actuación de Ciro Mansilla (Ballet de Stuttgart), la potencia de Lucas Erni (Ballet de San Francisco) y la delicadeza y seguridad de María Celeste Losa (Scala de Milán). Una original coreografía de Alesandro Sosa Pereira (Brasil) nos presenta a Wilma Giglio, excelente solista del Ballet Real de Dinamarca; Lucas Segovia hace un impactante aporte desde el musical con un fragmento de “Fosse”. En el final, Lucía Ríos (Ballet de la Ópera de París) y Matías Oberlin (Ballet de Hamburgo) ofrecen una impecable versión del ‘pas de deux’ de “El cascanueces” de John Neumeier.
La presentación de Cecilia Figaredo y el cierre de Luis Ortigoza llaman a tomar conciencia sobre la necesaria solidaridad para con nuestros artistas, en esta difícil etapa que atraviesa el mundo entero. La calidad de nuestros bailarines es, seguramente, el mejor incentivo.
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