**** Pueden dudarlo todo lo que quieran, pero un solo fotograma alcanza para demostrar que no hay cine más libre que el animado: hasta las peores películas de ese campo tienen alguna invención que nos obliga a prestar atención. En este caso, las “invenciones” son muchas. Realizada con muñecos con un diseño al mismo tiempo satírico y funcional y basada en un libro infantil no exento de humor negro, “Los hermanos...” narra cómo unos chicos se deshacen de sus nada empáticos padres y terminan en busca de la familia perdida. Se nota la huella de los relatos de Roald Dahl porque se trata de una película literalmente infantil: los problemas, las tristezas y las crueldades de los tiempos iniciales se ven desde el punto de vista de los niños. Y eso, de paso, funciona como espejo deformado (de risa) de nuestra adultez. Aunque es impresionante desde lo técnico, es el cuento todo el que nos conquista.
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