En el año 2000, cuando comenzaba el presente siglo, sólo el 10% de los empleados en relación de dependencia estaban alcanzados por el impuesto a las ganancias. Luego vino la alta inflación y la falta de actualización de los parámetros lo que hizo que se llegara a casi un 30% de alcanzados por el impuesto.
Cuando asumió Cambiemos actualizó el piso de Ganancias y estableció un mecanismo automático de actualización de los parámetros para que no vuelva a suceder esto que por el solo efecto de la inflación la gente quedaba alcanzada por el impuesto.
Las alícuotas de Ganancias crecen con el nivel del salario (por eso se dice que Ganancias es progresivo). El punto pasó a ser que las alícuotas crecen muy rápidamente. Es decir, un soltero a partir de los $75 mil empieza a pagar una tasa de 5% que va creciendo con el nivel de salario (9%, 12%, 15%, 19%, 23%, 27%, 31%, 35%). Pero lo hace tan rápidamente que a los $175 mil ya se queda alcanzado con la máxima alícuota (35%).
Con el cambio que se discute en el Congreso de llevar el piso a $175 mil no se soluciona el problema de la velocidad con la que crecen las alícuotas. Por lo que la irritación contra el impuesto a las ganancias va a persistir.
No es bueno que menos gente no pague el impuesto a las Ganancias, porque este es el impuesto que contribuye a la igualdad (si es que se quiere tener una sociedad más igualitaria). Por eso, más que subir el piso de Ganancias sería más conducente hacer que las alícuotas no suban tan aceleradamente. De esta forma, la misma cantidad de gente seguirá pagando Ganancias pero con una presión impositiva menor.
*Economista. Presidente de IDESA.
por Jorge Colina*
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