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ECONOMíA | 21-05-2020 16:46

Grandes contrincantes: los acreedores que negocian con el Gobierno

Los acreedores de la deuda en disputa no son fondos buitre sino inversores en multinacionales y países que buscan una renta anual.

La negociación con los grandes fondos de inversión internacionales que controlan la mayoría de la deuda argentina con legislación extranjera continúa más allá del 22. Por uno, dos o tres meses más, según negociadores del gobierno de Alberto Fernández. 

Se trata de fondos que compraron en su mayoría bonos argentinos con altas tasas en la administración de Mauricio Macri, ilusionados con una nueva Argentina que resultó fallida. No son buitres, como NML, la subsidiaria del grupo Elliot, de Paul Singer, que compró títulos argentinos a bajo precio tras el default de 2001 con la sola intención de rechazar los canjes de deuda y litigar con éxito por el 100% de lo adeudado en los tribunales de Nueva York. Su negocio es otro: ofrecer rendimiento anual a sus inversores y por eso rechazan el período de gracia de tres años que les pide el ministro de Economía, Martín Guzmán. ¿Pero quiénes son?

BlackRock: es el mayor fondo de inversión del mundo. Basado en Nueva York, gestiona activos de clientes de un centenar de países por US$ 7,4 billones, 14 veces el PBI argentino. Tiene porciones importantes de empresas como Apple, Unilever, McDonald's, Vivendi, los bancos Barclays, Société Générale, JP Morgan, Citi, Bank of America, Credit Suisse, Deutsche Bank, BBVA y Santander, Visa, los hoteles Accor, Adidas, los laboratorios Eli Lilly y Sanofi, General Electric, SAP, Telefónica o las petroleras Total, Occidental y Repsol, así como deuda de países y compañías. 

Sus clientes son fondos de pensiones, gobiernos, aseguradoras, inversores institucionales y fundaciones. Incluso la Reserva Federal de Nueva York contrató a BlackRock para desplegar su plan de estímulo ante la crisis del coronavirus, en una medida que despertó polémica en Estados Unidos.

En 2014, había defendido a la Argentina en su juicio con los fondos buitre, pero Cristina Kirchner lo acusó entonces de desestabilizar porque cerró la imprenta Donnelley y despidió a 400 obreros. En 2016, su CEO, Larry Fink, fue el anfitrión de una disertación del entonces ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, en Nueva York y destacó que Macri planteaba un “giro” para “construir un mejor futuro”. Apostó por los bonos argentinos y perdió. 

Guzmán lo puso en el centro del ring de la negociación de la deuda al publicar a principios de mayo qué había pedido al gobierno argentino: una quita de entre 10% y 25%. El 15 formuló una contraoferta admitiendo una poda mayor, de entre 40% y 45%, aún lejana al 68% que originalmente planteó el Gobierno, según el cálculo de los acreedores. 

“La primera propuesta de BlackRock fue ofensiva por lo inviable”, comentan en el Gobierno. “Estaba fuera del marco de sustentabilidad de la deuda en el que planteamos la negociación. Era de otra galaxia. La nueva propuesta de Blackrock y las otras dos que recibimos ahora no son para cerrar, pero al menos están dentro del mismo planeta que la nuestra”, agregan fuentes oficiales. Las otras contraofertas fueron del grupo Bonistas del Canje de la Argentina, que tienen títulos de la reestructuración kirchnerista de 2005 y 2010 y que agrupa a fondos como Monarch, HBK, Cyrus y VR, y otra del Comité de Acreedores de la Argentina, que incluye a Greylock y T Rowe Price.

“Nunca pedimos que unificaran una contrapropuesta, pero el hecho de plantear tres divididas ralentiza el proceso de negociación”, comentan en el Gobierno. “Debemos ver si entran en el marco de sustentabilidad y qué tasa de interés piden, que es nuestro tema crucial en un mundo de tasas negativas y pandemia, contexto al que parece que los acreedores no prestan atención”, agregan en el oficialismo, más dispuesto a acortar los plazos de los nuevos bonos y recortar la quita de capital (5% era la oferta original) que la de intereses (62%) o que ceder en el período de gracia. En efecto, bonistas argumentan que la “turbulencia puntual” por el coronavirus no le impide a la Argentina pagar en intereses en 2021 y 2022 y “ni hablar de las condiciones a largo plazo”.

Fidelity: con sede en Boston, gestiona activos por US$ 2,4 billones, el cuádruple del PBI argentino. Liderado por Abigail Johnson, entró en el canje de 2005, pero le torció el brazo al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, en enero pasado y lo obligó a pagar el vencimiento de un bono del que tenía una mayoría. En España tiene acciones de Inditex (Zara) o ACS (dueña de Autopistas del Sol y Grupo Concesionario del Oeste en la Argentina).

Ashmore: es un fondo británico que lidera Mark Coombs y administra activos en países emergentes por US$ 98.400 millones, un quinto de la economía argentina.

Pimco: es de California y se especializa en deuda. Gestiona activos por US$ 1,78 billón, el triple que el PBI argentino. Su CEO es Emmanuel Roman. Pertenece a la aseguradora alemana Allianz. Es uno de los fondos que más apostó por la Argentina de Macri.

Fintech: es el fondo del mexicano David Martínez, accionista minoritario de Telecom Argentina, en sociedad con los dueños del Grupo Clarín. Cuenta con inversiones en la fabricante mexicana de vidrio Vitro y en el banco español Sabadell. Estados Unidos amenazó con sancionarlo por apostar a la deuda de Venezuela pese a las sanciones económicas a ese país caribeño. Ha apoyado a la Argentina en diversos pleitos internacionales.

Templeton: es un fondo californiano que administra US$ 717.100 millones, más que el PBI argentino. Lo preside Jennifer Johnson. Es otro de los fondos que más apostó por Macri y por eso en 2018 se asoció a la sociedad de bolsa local SBS.

Gramercy: es un fondo de Connecticut especializado en mercados emergentes. Administra US$ 3.800 millones. Lo lidera Robert Koenigsberger. Ingresó al canje de deuda de 2005 después de una dura negociación.

Greylock Capital: es un fondo de California que gestiona 3.500 millones de dólares en mercados emergentes y fronterizos. Su CEO, Hans Humes, se enfrentó a la Argentina en el default de 2001 y recién entró en el canje de deuda de 2010. Hasta septiembre pasado seguía recomendando invertir en bonos argentinos. Ha intervenido en las reestructuraciones de deuda de otros países como Grecia, Belize, Mozambique, Barbados, Liberia y Costa de Marfil.

HBK Investments: es un fondo de Texas que administra US$ 10.000 millones. Lo preside David Costen Haley. 

Monarch Alternative Capital: es un fondo de Nueva York y Londres que se especializa en deuda de países y compañías en crisis. Fue fundada por Andrew Herenstein y controla US$ 6.620 millones.

Cyrus Capital Partners: es un fondo de Nueva York que invierte en activos financieros y préstamos. 

VR Capital: es un fondo especializado en inversiones de riesgo con sedes en Londres, Nueva York y Moscú. 

Goldman Sachs: es el banco con más bonos argentinos, junto al británico HSBC. Esta entidad norteamericana que dirige David Salomon gestiona activos por US$ 1,85 billón, el triple que el PBI argentino.

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Alejandro Rebossio

Alejandro Rebossio

Editor de Economía y columnista económico de Radio Perfil.

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