Verdadero o falso, los grandes empresarios argentinos consideran que cada vez es mayor la influencia de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el gobierno de Alberto Fernández. En ese contexto, no es casualidad que estuvieran interesados en conocer al hijo de la vice y jefe del bloque de diputados oficialistas y de La Cámpora, Máximo Kirchner. Quien ya lo venía frecuentando desde hace tiempo era Jorge Brito, el dueño del Banco Macro que en el segundo gobierno de CFK se había acercado al entonces opositor Sergio Massa para bronca del camporismo.
Así que es Brito ofreció su mansión de San Isidro para que el lunes 22 de junio se encontraran allí Kirchner, Massa, el ministro del Interior, el también camporista Eduardo “Wado” de Pedro, y un selecto grupo de hombres de negocios: Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y director de Aceitera General Deheza (AGD), empresa competidora de Vicentin; Marcos Bulgheroni, CEO y accionista de Pan American Energy (PAE); Marcelo Mindlin, presidente y socio de Pampa Energía y propietario de la constructora Sacde, que le compró al primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra; y Hugo Dragonetti, presidente de otra constructora, Panedile.
Clarín y BAE Negocios reconstruyeron el diálogo entre los empresarios y el diputado. Marcelo Bonelli contó en Clarín que los hombres de negocios trasmitieron “su temor por la situación económica”, un panorama similar al que describió NOTICIAS en su tapa de hace una semana. “El diagnóstico de los CEO fue coincidente: histórica caída de la actividad, desequilibrio fiscal por las nubes, brecha cambiaria enorme y emisión monetaria récord. También se coincidió en otra cosa: la inflación complicará el cuadro social a fin de año”, continuó Bonelli.
“El quinteto (de empresarios) se mostró pragmático con sus interlocutores. Se evitaron viejos rencores y se habló en forma sincera”, relató Clarín. Es que no solo Brito pasó del amor al odio con el kirchnerismo. También Mindlin, de buena relación con los K, se convirtió en mala palabra para ellos cuando el empresario de la energía se acercó a Macri y tejió buenos negocios bajo su gobierno. “La reunión comenzó con una exhortación de Brito: la necesidad de encarar ya los graves desequilibrios económicos y dejar atrás las mutuas acusaciones e imputaciones del pasado. La idea fue compartida por el conjunto de los hombres de negocios. Acevedo insistió: ‘La solución requiere consensos y basta de grieta’. Para los empresarios, la economía argentina se encamina hacia una ‘tormenta perfecta’. Insisten en que la ‘grieta’ complica cualquier solución y piden ampliar los consensos para encarar soluciones drásticas”, concluyó Bonelli.
“Acevedo y Bulgheroni llegaron juntos y no esperaban encontrarse jamás con Mindlin, a quien dos días después bañaría en elogios el propio Fernández en la inauguración de una usina eléctrica de Pampa”, relató Alejandro Bercovich en BAE. “Pero ahí estaba, silencioso y cordial, junto con Massa y con De Pedro, a quien sí conocían de actos protocolares”, agregó el periodista.
“La voz cantante la llevaron el joven Kirchner y Massa, quien toleró incluso con su mejor sonrisa cuando el jefe de la bancada oficialista lo interrumpió y le reprochó lo mucho que le gusta ‘el show off’”, continuó Bercovich. “El tigrense jugaba de local en lo de Brito padre, donde se quedó incluso para el café una vez que todos se fueron. Siguió como si nada”, detalló el BAE.
“El primogénito de Néstor y Cristina dio por hecho que la renegociación de la deuda terminará bien -siguió Bercovich-. ‘Nos dijeron que íbamos a estar discutiendo 70 centavos y acá estamos, en 50 centavos’, canchereó. Sobre (el ministro de Economía, Martín) Guzmán, a quien los empresarios no consideran más que un secretario de Finanzas, fue parco pero cálido. Nada hace pensar que vaya a dejar su cargo después de la negociación, aunque tampoco que vayan a encomendarle otras responsabilidades que hacer lo mismo pero con el FMI.”
“Kirchner también habló de la reforma judicial, que el Presidente quiere retomar para marcar de vuelta el pulso de la agenda. Pero sobre todo habló de la pandemia de Covid-19, en un tono de hombre de Estado que impresionó a sus interlocutores y con conceptos que los sacudieron, como cuando advirtió que ‘hasta que no haya vacuna, no va a haber post-pandemia’. La mayoría, en verdad, tenía expectativas muy módicas, alimentadas por el prejuicio mediático del heredero pegado a la PlayStation”, concluyó BAE. Sin embargo, cada vez más los empresarios se dan cuenta con beneplácito de que Máximo se parece más a su padre que a su madre a la hora de hacer política y analizar la economía. De hecho, trascendió en su momento que él se oponía a la idea de la diputada Fernanda Vallejos de que el Estado se quedara con acciones de empresas a las que se les subsidia el salario, una propuesta que interesó, en cambio, a la vice.
por R. N.
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