Comenzar “algo” (o colócale el nombre que más te identifique), siempre genera incertidumbre, miedo a lo que podrá ocurrir.
Hay tanta expectativa puesta en lo que vamos a empezar, que se nos olvida el poder hacer una gestión previa de nuestras emociones.
Comenzar es iniciar un camino con nosotros mismos, donde vamos a encontrarnos en escenarios diferentes muchas veces a lo que ya estamos acostumbrados.
Saber desde que lugar y con que emocionalidad estamos dispuestos a caminar por este nuevo andar, es nuestra responsabilidad.
Porque solo a partir de ahí, vamos a poder darnos el permiso de conocernos, de “perdonarnos” si nos equivocamos, de mirarnos más amorosamente, y de que todo “eso que nos contamos” en determinados momentos sea con el mayor respeto por nosotros mismos de saber que estamos aprendiendo.
Comenzar abre la posibilidad de evolucionar, de capitalizar conocimientos, aunque salga como no lo esperamos, porque aún así, vamos a aprender.
Tenemos unos nuevos 365 días para comenzar todo aquello que elijamos transitar, y solo depende de nosotros el “como” lo vayamos a caminar.
Un nuevo año, un nuevo proyecto.
Porque todo está en vos.
Siempre.
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por CEDOC
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