Dentro de las innovaciones tecnológicas de la última década, la irrupción de la tecnología blockchain, a través de encriptar y “blindar” operaciones, brindó la oportunidad de digitalizar con seguridad una gran cantidad de operaciones vinculando el mundo financiero digitalizado con la inversión real.
La clave. El foco de atención en este universo es el “token”, una unidad de valor, seguridad o derecho digital que puede representar cualquier tipo de activo o utilidad en el contexto que se le asigne: claves bancarias, fichas de casinos online, otorgar derechos de voto en una red o formas de pago concretas.
El boom de los activos tokenizados promete abrir oportunidades para pequeños y medianos inversores, a través de plataformas. La primer recomendación en este sentido es elegir plataformas reconocidas, comprender en profundidad qué representa cada token, validar el respaldo real del proyecto y mantenerse actualizado en un entorno que evoluciona a gran velocidad para tomar decisiones informadas y evitar errores costosos.
En el nuevo ecosistema financiero, cada vez es más común encontrar activos del mundo real convertidos en representaciones digitales negociables. A este proceso se lo conoce como tokenización y permite que inmuebles, obras de arte, acciones o contratos sean fraccionados y comercializados a través de tecnologías blockchain.
Esta evolución no solo transforma la manera de invertir, sino que también habilita la participación de públicos que históricamente quedaban fuera del sistema financiero tradicional. En este contexto, criptomonedas como Ethereum (ETH), que permite la ejecución de contratos inteligentes, y stablecoins como USDT, que ofrecen mayor estabilidad, se consolidan como las principales herramientas para acceder a estos nuevos activos. Según Fortune Business Insights, el mercado global de la tokenización alcanzó los US$3.320 millones en 2024 y se estima que superará los US$ 12.830 millones en 2032.
Turbulencias. En América Latina, este interés se acelera: en un contexto de inflación al acecho, restricciones cambiarias y baja bancarización, muchos usuarios recurren a los criptoactivos como una alternativa para resguardar su capital y acceder a oportunidades globales. De acuerdo con Chainalysis, la región recibió cerca de US$415.000 millones en criptomonedas en el año pasado, con Argentina, Brasil y Venezuela liderando el uso de stablecoins y la adopción de plataformas de inversión tokenizada.
Desde RealT, una plataforma que tokeniza propiedades en distintas ciudades del mundo, advierten que si bien la descentralización implica un cambio de paradigma y los inversores ejercen más control, también tienen más responsabilidad. “Es fundamental entender qué se está comprando, qué lo respalda y cómo manejarlo correctamente”, es su consejo y lo cristaliza a través de cinco consejos específicos:
-antes de invertir, revisar el contrato, conocer el propósito del token y verificar si está vinculado a un activo real,
-elegir plataformas reconocidas,
-analizar la viabilidad del proyecto,
-gestionar bien los activos digitales y
-aprender constantemente.
Por casa. El mercado hipotecario en Argentina tiene un potencial que no se lo ofrece el lentísimo crecimiento de la oferta de crédito por un cambio de paradigma. “No se trata de una “cripto-moda” ni de un truco de marketing financiero: es la propuesta de usar blockchain como infraestructura complementaria para securitizar hipotecas”, destaca Rodolfo Vigliano, CEO y Cofundador de Pala. Esto implica digitalizar desde el boleto de compraventa hasta el último pago, encapsulando todo -contratos, datos y trazabilidad- en tokens auditables y respaldados jurídicamente. En otros mercados ya ocurre con frecuencia: en Estados Unidos, el MERS permitió reducir costos y tiempos; en Alemania, el Pfandbrief es sinónimo de solidez; en Singapur y Suiza ya se negocian inmuebles tokenizados. “Pero en Argentina el salto sería disruptivo, porque ataca dos males crónicos: la falta de estandarización documental y la incapacidad de escalar sin multiplicar costos”, agrega Vigliano.
En este esquema, lo que se tokeniza no es un simple PDF, sino el testimonio digital notarial de la hipoteca, con la misma validez y fuerza ejecutiva que el título inscripto. Ese documento, encapsulado en un token único, garantiza un vínculo jurídico inalterable con el activo subyacente, preservando su oponibilidad y permitiendo que circule como un valor negociable seguro y trazable.
En tierras. Por su parte, la compañía local Landtoken, fundada en 2023 con la intención de democratizar el acceso a la inversión en tierras productivas, lanza su primer fideicomiso financiero con oferta pública, autorizado por la Comisión Nacional de Valores (CNV), con la posibilidad de tokenizar sus certificados de participación. Así, cualquier persona, desde pequeños ahorristas hasta inversores institucionales, podrían diversificar su portafolio accediendo a un activo real, seguro y de alto valor estratégico: campos productivos operados por referentes del agro. “Hasta ahora, invertir en campos estaba prácticamente vedado a la generalidad de las personas: requería millones de dólares, contactos y conocimientos especializados: cualquier persona puede participar a través de su sociedad de bolsa, banco o exchange de confianza”, afirma Matías Simone, CEO y cofundador de Landtoken. Nada parece quedar fuera de la ola “tokenizadora”.
por Marcelo Alfano















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