Friday 6 de September, 2024

ESPACIO NO EDITORIAL | 11-07-2024 12:50

Ariel Goldvarg: Oratoria, la importancia de “saber presentarse”

A menudo el modo de presentarnos a nosotros mismos resulta muy difícil ¿Qué detalles hacen una diferencia en el modo que nos damos a conocer para dejar nuestra huella?

Es algo tan cotidiano que muchos olvidan cómo hacerlo. Al momento de presentarse, ya sea en un evento, situación laboral o profesional, ponen su mente en piloto automático y hablan como robots. Puede que sean efectivos al decir lo que querían decir, pero pocas veces logran presentarse de una manera memorable.

Otros, se ponen tan nerviosos que luego de su exposición no pueden recordar una palabra de lo que dijeron. Incluso, muchas veces ocurre que hay personas que sufren al presentarse porque sienten que pueden hablar sobre muchos temas de manera muy fluida, pero les resulta muy difícil hablar de sí mismas.

Lo cierto es que una presentación memorable es aquella donde logramos que quienes nos escuchan puedan identificarse con nosotros, sentirse interesados por lo que decimos o al menos recordar lo más posible aquello que estamos compartiendo. Sobre todo, teniendo en cuenta que en general, cuando estamos en un evento o reunión, prestamos muy poca atención a las presentaciones personales de otros, salvo que ocurran algunas cosas que nos llevan a conectarnos con la persona que expone.

Pero, ¿por qué ocurre esto? Existen al menos tres grandes desafíos al momento de realizar una presentación personal y cada uno de ellos tiene su propio antídoto:

1. El peligro de parecer autorreferencial o soberbio. A muchos nos molesta la gente que habla de sí misma como si fueran la gran maravilla del universo.

La clave aquí es posicionarse desde nuestra historia y nuestras características al servicio de algo más grande e importante. Por ejemplo, “estudié tal o cual carrera porque lo que me interesa es…” o “logré en estos años de profesión la capacidad de …… lo cuál me hace sentir orgulloso porque...”

2. La sensación de inferioridad o sentirse muy normal. El sentir que no tenemos nada nuevo o diferente para ofrecer nos puede hacer sentir en un lugar inferior respecto de los demás.

Aquí el tema es que no se trata de dar lección ni ser aprobado por otros, sino compartir con humildad lo que somos, lo que nos gusta o lo que tenemos para dar. No porque seamos mejores, sino porque solo seamos nosotros mismos y con eso, es más que suficiente.

3. La falta de esquemas para ordenar las ideas. La sensación de improvisar sin un esquema claro nos pone en un modo de supervivencia que nos lleva a querer salir de esa situación cuanto antes.

En este sentido, hay esquemas que nos ayudan a presentarnos de manera ordenada considerando dos matrices posibles: 1) SER-HACER-TENER. O sea, quiénes somos (cualidades, atributos), lo que hacemos (habilidades, hobbies fortalezas, estudios) y lo que tenemos (títulos, pareja, edad, etc). El orden es irrelevante. Se pueden organizar según a quién y dónde estemos. 2) PASADO-PRESENTE-FUTURO. O sea, nuestra historia personal o de dónde venimos, luego dónde estamos hoy, cuáles son nuestras motivaciones y para finalizar a dónde aspiramos llegar, lo que queremos para nuestro futuro.

En síntesis, sea cual fuere la estrategia, lo importante de una presentación memorable está mas bien dado por nuestra impronta personal, buena o mala pero nuestra, en donde lo que buscamos es que quienes nos escuchen nos vean tal como somos, sin aditamentos ni exageraciones. Esas son presentaciones que llegan y quedan en el tiempo.

Ariel E. Goldvarg

Executive Coach & Speaker Trainer

Instagram:  @arielgoldvarg

Web: www.arielgoldvarg.com 

WhatsApp: +54911-5633 3941 

Bs As, Argentina

YouTube:  @ArielGoldvargCoach

por CEDOC

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