Desde su infancia en el campo y su crecimiento cerca del mar, Beatriz Burmester ha encontrado en la naturaleza una fuente inagotable de inspiración. Su admiración por el mar y su movimiento inmótico han sido el motor que la impulsó hacia el arte plástico. A lo largo de los años, Burmester ha explorado diversas técnicas, desde la acuarela hasta el acrílico, encontrando en este último la flexibilidad y la conexión que buscaba para su expresión artística.
El espacio de trabajo de Burmester es su santuario creativo, un lugar donde la magia sucede y donde cada bastidor en blanco es un nuevo desafío. En él, la artista teje las diferentes tonalidades del mar con la espuma de su movimiento natural, creando un efecto de introspección que evoca la experiencia de estar frente al mar en vivo.
Con pincel y lápiz en mano, Burmester aborda cada obra como si fuera un juego, un desafío que refleja la vida misma. Aunque el acrílico es su aliado principal, buscando siempre nuevas formas de hacer fluir su creatividad como el agua de sus pinturas.
En la actualidad, Beatriz Burmester tiene obras expuestas en el pasaje de los carruajes y se prepara para llevar su talento al salón de los pasos perdidos en la facultad de Derecho. Sus objetivos futuros están firmemente anclados en la pintura, con la intención de comunicarse y conectarse con la gente a través de sus obras, generando sensaciones y momentos introspectivos que solo el arte puede ofrecer.
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Instagram: @beatrizburmester
por CEDOC
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