El idioma como identidad profesional
No se trata sólo de gramática o vocabulario. Cuando una persona con años de experiencia, títulos, capacitaciones, másters, y demás logros se sienta en una reunión con colegas internacionales, y de repente duda, titubea o no logra expresarse con la misma fluidez que en su lengua materna, se produce un quiebre. La seguridad tambalea, y en consecuencia, su percepción de competencia, y su identidad profesional.
La paradoja es evidente: ejecutivos, ingenieros, emprendedores y especialistas de altísimo nivel, que dominan su campo, se ven reducidos en inglés a un nivel comunicativo básico. Se sienten como principiantes, no porque no tengan nada que decir, sino porque no encuentran las palabras para decirlo como quisieran.
Porque una cosa es saber qué es lo que querés decir. Otra muy distinta es lograr que, en otro idioma, esa idea suene igual de sólida, igual de inteligente, igual de tuya.
El síndrome del impostor… ¿en otro idioma?
Muchos profesionales viven una especie de "síndrome del impostor lingüístico". Saben quiénes son, saben lo que valen, pero al cambiar de idioma, sienten que ya no proyectan esa imagen. Esta desconexión genera frustración, incluso miedo a hablar, participar o tomar oportunidades laborales internacionales. Y lo más importante: limita su potencial.
Recuperar la voz, ahora en inglés
La buena noticia es que esta situación no es definitiva. Aprender inglés no es solo adquirir una herramienta más. Es, para muchos, un proceso de reencontrarse consigo mismos en otro idioma. No se trata de alcanzar la perfección gramatical, sino de recuperar la voz. La voz con autoridad, claridad, matices, liderazgo, y personalidad.
No se trata de hablar perfecto. Se trata de sentir que, en otro idioma, seguís siendo vos.
Aprender inglés como adulto profesional no es lo mismo que aprenderlo de niño, es cierto. Pero tiene una ventaja: se parte desde el conocimiento, desde la experiencia, desde la intención y desde una motivación poderosa: no quiero ser menos de lo que soy, solo porque cambio de idioma.
De “me da vergüenza” a “me da poder”
Cuando un profesional empieza a dominar el inglés, no solo gana fluidez. Gana libertad. La libertad de presentar una idea con seguridad. De negociar sin intermediarios. De participar en reuniones globales. De postularse a una vacante internacional. De liderar.
Y ese salto es transformador. Porque deja de sentirse “junior” en inglés, y empieza a sentirse, nuevamente, senior. Pero esta vez, en dos idiomas.
Conclusión
Si alguna vez te sentiste así, quiero que sepas que no estás solo. Es una experiencia compartida por cientos de profesionales que solo necesitan un puente para llegar al otro lado. Aprender inglés como adulto es ese puente. Y cruzarlo no solo es posible, sino que puede ser una de las decisiones más estratégicas y empoderadoras de tu carrera.
Delfina Gallo
Instagram: @ms.delfinagallo
por CEDOC
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