Los estados de Ánimo son disposiciones emocionales que tienden a ser menos intensas, pero más duraderas que las emociones momentáneas.
A diferencia de las emociones, que son respuestas inmediatas a un evento específico, los estados de ánimo no suelen tener una causa clara o inmediata. En su lugar, son influenciados por factores internos y externos como el ambiente, la salud, el sueño, el nivel de estrés, etc.
En general, los estados de Ánimo se generan por la interpretación que hacemos de lo que sucede a nuestro alrededor. Y pueden influir en nuestro comportamiento y decisiones a lo largo del día.
El estado de Ánimo –a diferencia de la emoción-, se sostiene en el tiempo. Y, al igual que las emociones, también lo podemos gestionar.
En primer lugar, reconocer qué nos pasa y por qué me siento de esta manera. La salida es empezar a pensar distinto, porque nos sentimos como pensamos.
Siempre podemos estar mejor y eso depende en gran parte de los pensamientos que tengamos.
Trabajar el Autocontrol Emocional es una tarea importante para liberarnos –en lo posible-, de los estados de Ánimo negativos y recuperarnos de los contratiempos de la vida.
Tener conocimiento de nuestras propias emociones en el momento en que están ocurriendo ayudará a controlarlas, para no quedar tan expuestos a ellas y a lo que provocan (consideremos que muchas de esas emociones pueden estar encaminadas al estado de Ánimo).
A esto llamamos Autoconocimiento Emocional y gracias a él nos encaminamos a un elemento esencial: la capacidad de desembarazarse de los estados de ánimo negativos.
Ese Autocontrol Emocional nos permite no dejarnos llevar por los sentimientos del momento.
Es saber reconocer qué es pasajero en una crisis y qué perdura. Cuándo llevarlo al Ánimo y cuándo no. Hacerle lugar o dejarlo afuera.
La vida ES estado de Ánimo. Y como seres racionales, nos tenemos que hacer responsables de eso.
Porque la diferencia entre la mejor versión y la peor versión de uno mismo… ¡¡es el estado de ánimo!!
Y si hablamos de los estados de Ánimo en las organizaciones, tengamos en cuenta que el estado de Ánimo precede a la productividad. Así de importante es estar atentos a la “sintonía” y no perder de vista sus implicancias.
Es que un Equipo es un estado de Ánimo y todos, en alguna proporción, son responsables del resultado final.
Tener que hacer frente a una dificultad que afecte a varias personas, las une. Porque invita a la cooperación y al nacer del afecto.
Todos sabemos la pasión que a veces se genera en un Equipo cuando aparece un proyecto, una meta, un objetivo. Es una pasión ambiciosa. Que tiene sus sensores activados. Y, un estado de Ánimo apasionado, siempre trabaja a favor de la eficacia.
Y ni hablar en lo personal: ¡en las desventuras comunes muchas veces se reconcilian los Ánimos y se estrechan amistades!
No quiero dejar pasar el momento para mencionar a la música y su vínculo con los estados de Ánimo.
Bien sabemos que la música es capaz de componer un Ánimo descompuesto y de aliviar esas cargas que anidan en el espíritu.
Es que la música, como arte, permite expresar sentimientos y muchas veces, hacerlos resonar.
Finalmente recordar que cuando el Ánimo no es el mejor, suele aparecer la esperanza y es bueno darle lugar, por la sencilla razón de que ella es bastante más fuerte que el desánimo.
Coach Ricardo Brusasca
Coach y Mentor en PNL e Inteligencia Emocional.
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por CEDOC
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