Liliana y Ana, ¿cómo cambió la forma de liderar en los últimos años?
Hoy es imprescindible desarrollar habilidades humanas para responder a un entorno marcado por equipos intergeneracionales, bienestar laboral, diversidad y la irrupción de la inteligencia artificial. El desafío no es solo técnico: es emocional y adaptativo. Los líderes necesitan sostener conversaciones profundas, gestionar incertidumbre y acompañar a equipos con necesidades diferentes.
¿Por qué consideran que el liderazgo humano es una ventaja competitiva?
Porque integra miradas diversas, mejora la calidad de las decisiones y favorece el aprendizaje continuo. Un liderazgo humano crea contexto para que las personas piensen mejor, hablen a tiempo y gestionen conflictos antes de que escalen. En un mundo acelerado, la calidad de los vínculos es tan estratégica como los procesos.
¿Qué diferencia a un líder que inspira de uno que solo gestiona?
Un líder centrado solo en tareas pierde sensibilidad; uno centrado solo en el clima laboral, pierde claridad. El equilibrio es clave. Vemos líderes que temen parecer autoritarios y, en ese intento de “no incomodar”, postergan o evaden decisiones. Pero un clima amable sin dirección tampoco funciona. Liderar es sostener conversaciones claras, honestas y empáticas.
¿Cómo trabajan este desarrollo en Ruka?
Entrenamos habilidades conversacionales con foco en la práctica: reconocer lo que incomoda, decir lo que cuesta decir y abordar conversaciones difíciles sin deteriorar el vínculo. Y un principio clave: no damos “recetas”. Acompañamos a los líderes a mirarse, reconocer su impacto y decidir sus propios caminos. Muchas veces, al buscar soluciones rápidas, reproducen el patrón que quieren cambiar: dependencia en lugar de criterio. Nuestro trabajo es habilitar espacios donde puedan desarrollar autonomía y promoverla en su equipo.
¿Algún ejemplo de este proceso?
Un grupo de líderes veía a su equipo con poca iniciativa. Liderando “en el medio” entre una dirección tradicional, centrada en el control, y generaciones jóvenes que buscan participación. Al revisar su propio estilo, descubrieron algo clave: la dinámica de trabajo entre ellos era diferente en privado que lo que luego aplicaban en reuniones con el equipo. El equipo solo replicaba el modelo y criterios que podían ver. Ajustaron la dinámica: en lugar de revisar tareas por persona, lo hicieron por cliente, integrando a todos los involucrados. Ese cambio simple generó claridad, colaboración y criterio propio. Comprendieron cómo su forma de liderar moldeaba la conducta del equipo.
¿Qué esperan del liderazgo en los próximos años?
Un liderazgo centrado en las personas, capaz de integrar inteligencia emocional, claridad conversacional y mirada estratégica. Líderes que generen entornos donde la gente se anime a hablar, aprender y asumir responsabilidad. Ese es el liderazgo que construye cultura y resultados.
Datos de contacto
Web: www.rukatalento.com
LinkedIn: Ruka Talento
por CONTENTNOTICIAS















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