Ante la pregunta sobre la deuda argentina, Pablo Gobbi, del Movimiento de Transición, respondió:
"Esa es la deuda argentina. Desde la presidencia de Isabel Perón hasta hoy, han pasado 17 presidentes y 93 ministros de economía, todos han denunciado la “herencia recibida,” pero cada uno dejó al país con más deuda que el anterior. Esto no es un simple error ni una mala administración; es una estrategia que esclaviza y condiciona el desarrollo y el futuro.
Un enemigo invisible
La deuda externa de ya supera los 473,000 millones de dólares. En 2025, vencerán 131,000 millones, cifra superior al presupuesto nacional de 106,000 millones. Estos montos solo pueden refinanciarse a 30, 60 o 90 días, con algunos casos a 180 y muy pocos a un año. Cada mes, el vencimiento se pasa al siguiente, agregando nuevos intereses que se capitalizan y se transforman en más deuda. Esto crea un ciclo de "interés sobre interés" en el que cada refinanciación aumenta la pelota. Lo que en un año ya es insostenible, se convierte en un monstruo en treinta años. No hay salida real; esta deuda impagable nos somete cada vez más.
Los recursos que nos roban
El presupuesto de 2025 destina 12,000 millones de dólares solo a intereses de deuda, mientras que apenas 9,000 millones se asignan a jubilaciones. Esto representa el 10% del presupuesto nacional y equivale a la construcción de 24 escuelas o dos hospitales medianos cada día. Pero en vez de eso, el país pierde estos recursos pagando usura.
La deuda que se esconde
Además de la deuda externa, existe una carga adicional: la deuda externa de gobiernos provinciales y municipales, que se suma a la deuda flotante del Estado central y de estas administraciones con proveedores internos. Esta deuda flotante afecta a los “invisibles de la economía” —el plomero que repara una fuga en Casa Rosada , el proveedor de papel higiénico en el Congreso—, quienes dependen de pagos que se contabilizan solo al cierre anual. Como señala el Licenciado Héctor Giuliano, experto en deuda pública, este tipo de deuda invisible, al no figurar en los reportes oficiales, impacta en la economía real y genera incertidumbre en las personas que sostienen al país día a día.
Una trampa que no suelta
Este sistema se basa en el anatocismo o “interés sobre interés,” donde los intereses impagos se convierten en capital. Los acreedores no buscan que el país pague; buscan que se mantenga atrapado en esta relación de dependencia. Cada vencimiento nos obliga a renegociar bajo condiciones cada vez más severas, trampa que asegura que Argentina nunca salga de esta dependencia.
Mientras miramos a otro lado
Mientras esta deuda crece, los políticos y los medios nos distraen con el dólar, el riesgo país o las fluctuaciones de la bolsa. Ocultan cómo esta deuda y sus intereses desangran la economía, convirtiendo en humo el verdadero conflicto estructural que nos empobrece día a día.
Soluciones para Romper el Círculo de Dependencia
- Hacer visible la verdad: Reconocer nuestra imposibilidad de pagar bajo las condiciones actuales. No podemos renegociar lo que aún no auditamos.
- Un llamado a la transparencia: Identificar a cada acreedor, verificar la legitimidad de cada deuda y eliminar las infladas por anatocismo.
- Recuperar el control: Renegociar el pago de capital de manera sustentable e incluso con activos no territoriales, proponiendo concesiones de infraestructura y explotación de recursos específicos.
Pablo Gobbi – Movimiento de Transición @pablogobbi2025
por CEDOC
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