La postal es extraña. Pinamar araña el 100% de ocupación, no hay un solo lugar para estacionar cerca del mar, los turistas se amuchan en la arena y los vendedores ambulantes de churros y choclos no dan abasto entre tanta demanda. Pero, a pesar de que hace años la ciudad costera no tenía una temporada tan exitosa, cada vez más se empiezan a ver locales cerrados. No es porque los negocios no marchen viento en popa, sino todo lo contrario: hay tanta gente vacacionando que los casos de Covid aumentaron por veinte desde que arrancó el año, un avance del virus que también está afectando a los negocios locales. Balnearios, restaurants, y comercios están bajando la persiana por los contagios de sus empleados. Es una pesadilla en pleno verano.
Pandemia. Pinamar arrancó el 2022 con 170 casos activos. El día del cierre de esta edición ese número había crecido a 2054, y eso son sólo los casos que se llegan a contar. Es lógico que ese aumento también repercuta en las actividades locales, algo que se vio, por ejemplo, el último domingo 9: ese día, con la ciudad explotada de turistas, cinco balnearios céntricos no pudieron abrir por tener a su personal contagiado. “Entre que aparece el primer caso y que volvemos a abrir perdemos cinco o seis días de trabajo, en plena temporada, lo que es mucho, porque los sueldos y los costos los pagas igual”, dice Julián, el dueño del parador “El Dorado”. Es una realidad que también alcanzó a, por lo menos, dos restaurants en Pinamar y otro en Cariló, además de “La Jirafa”, el local de medialunas más célebre de esta ciudad. “Cerrado por razones de fuerza mayor”, decía un cartel que pusieron en su puerta.
Es que, en todo lo que tenga que ver con el rubro grastronómico, el Covid es casi una bomba: si se enferma un mozo o alguien de la cocina es más que probable que se contagien todos, en turnos que suelen durar ocho horas. “Estamos en serios problemas, no tenemos personal para suplantar al que tenemos que aislar, y hay puestos que son imposibles de reemplazar, es muy difícil, por ejemplo, conseguir a un cocinero de suplencia en plena temporada”, dice Pedro Marinovic, presidente de la Cámara Hotelera y Gastronómica de Pinamar, que se pregunta si habría que volver a poner algún tipo de aforo para evitar el estallido de contagios. Es un tema que también sigue la municipalidad de la ciudad. “Es un problema pero debería aflojar en los próximos días, con el cambio sobre el aislamiento de los contactos estrechos vacunados que no dejaría a tanta gente afuera de su trabajo”, asegura Martín Yeza, el intendente. Nadie quiere que la pandemia arruine la temporada.
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