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SOCIEDAD | 27-07-2023 06:27

El cuento de la niñera: críticas al programa "Au pair"

Se viralizaron historias de jóvenes decepcionadas. En qué consiste, y cuáles son los recaudos que se deben tener.

Una chica mira a cámara y se queja: “Una viene acostumbrada de un país donde la salud es gratis. No veo la hora de volver a la Argentina para hacerme controles médicos. Perdí mi período por seis meses y mi seguro no cubre consultas, solo urgencias”. Otra aseguró que su jefe se burló de ella y dijo que los sudamericanos “solo piensan en drogas”. Otra mostró las malas condiciones en las que tenía que dormir. Y otra contó que había renunciado a su trabajo apenas notó que le habían cambiado las condiciones acordadas.

Las historias de estas jóvenes, que se viralizaron en las últimas semanas en redes sociales, pusieron el foco en el “au pair”. Se trata de un programa que se hizo popular durante la pandemia y que le ofrece la posibilidad de instalarse en el extranjero a jóvenes de 18 a 26 años a cambio del cuidado de niños con la particularidad de vivir en la casa de la familia que las contrata. En otras palabras, se trata de la posibilidad de ser una niñera cama adentro en otro país.

Sin embargo, así como se viralizaron las experiencias negativas de estas jóvenes, en Tik Tok la cantidad de videos que muestran otra cara del programa es inaudita. Hay chicas que se muestran jugando con los bebés que cuidan o vacaciones de lujo con las familias que las contrataron.

Para bien o para mal, cada vez más jóvenes latinoamericanas se abren paso en otro país a través del programa. ¿Qué necesitan? Entre 500 y 1000 dólares para pagarle a la agencia que la ayudará a matchear con una familia.

Qué es el programa au pair

Florencia Díaz es psicopedagoga y decidió ser una au pair después de que su hermana tuviera una experiencia positiva. “Su familia anfitriona la trató como a una hija. Generaron un vínculo hermoso que llega hasta hoy. Por eso me decidí. Mi plan era ir para ahorrar y volver a la Argentina para pagarme un posgrado”, contó a NOTICIAS. En su caso, pasó por dos casas fallidas: la primera era tan sucia que hasta había ratas. En la segunda se encargaba de cuidar a mellizos pequeños y aunque la relación se venía deteriorando, su paciencia se colmó cuando la madre de los niños tuvo a su tercer bebé y el matrimonio la dejó sola durante tres días con los niños.

Alejandro Pozzi, de la agencia As International Education Au Pair, sabe que estas cosas pueden suceder. Por eso insiste en que las jóvenes que deciden ser au pair deben interiorizarse con la regulación del programa, pero también buscar un intermediario que no la deje a su suerte.

La agencia de Pozzi lleva au pairs a Estados Unidos, Alemania y Suiza. Sin embargo, en el país americano es el único lugar donde el programa está regulado por el Departamento de Estado, que determina condiciones de contratación, pago y tareas. “Se trata de un programa de tres facetas. Tenés el costado cultural, que es vivir con la familia; el costado laboral, que es el cuidado de los niños con un contrato en el que no podés trabajar más de 45 horas semanales; y una parte académica, porque tus anfitriones te deben pagar un curso”, cuenta. A cambio, las jóvenes cobran US$195,75 por semana.

En Estados Unidos la intervención de las agencias es obligatoria, ya que funcionan como sponsors para que las chicas puedan sacar la Visa J1, que es la que les permite trabajar. Las jóvenes pagan un canon para inscribir sus perfiles y que las familias las encuentren y, a la vez, las familias pagan otra parte. Según Pozzi, la agencia debe asumir un rol más allá del legal.

“No todas lo hacen, pero nosotros visitamos las casas de las familias que buscan una au pair para asegurarnos de que esté en buenas condiciones y que tengan privacidad. Además, les hacemos un test psicológico, les pedimos antecedentes penales y verificamos que sea un barrio seguro. Hay que mirar muchas cosas para que el match sea bueno. Hace dos semanas, por ejemplo, una chica vegana hizo un match con una familia de Texas. Cuando averiguamos, eran personas que tenían una dieta basada exclusivamente en carne así que le recomendamos que no fuera ahí”, aseguró Pozzi.

Florencia dice lo mismo aunque insiste en que la regulación actual no deja de ser “una relación laboral injusta”. En su caso, el programa le abrió las puertas a un proyecto de vida diferente. Mientras estaba en Estados Unidos se enamoró, desistió de volver a la Argentina y se casó. Sostiene que el programa debería mejorar y por eso se armó una cuenta en Instagram, “Psico Au Pair”, para asesorar a aquellas que quieran probar.

En algo coinciden Pozzi y Florencia y son firmes: cuidar niños cama adentro no es una tarea fácil. Cualquiera que quiera hacer el intento debe leer la letra chica del contrato para evitar que la búsqueda de una experiencia cultural se convierta en una explotación laboral.

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Giselle Leclercq

Giselle Leclercq

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