El Vertedero, como llaman al basural de Bariloche, ubicado en el kilómetro 40 de la Ruta Nacional frente al Barrio El Pilar, es un problema ambiental que lleva años sin solución a pesar de las quejas de sus vecinos por el mal olor, los gases tóxicos que estarían emanando del basural y afectando la salud de quienes viven cerca, los incendios que se producen en la basura y el riesgo de que contamine al lago Nahuel Huapi.
Tania Mesa, vecina del barrio 29 de Septiembre, uno de los lugares afectados por el humo de los incendios, dice: “Hubo proyectos de cambiarlo de lugar, pero ya llevo cuatro años acá en el barrio y todavía el basural sigue estando. Cuando se prende te tenés que aguantar el humo”. Además, agrega que la planta de reciclaje que abrieron hace poco como forma de solucionar el impacto ambiental “no está funcionando como se esperaba”.
Daniel Fuentes es presidente de la junta vecinal de El Pilar e historiador. Cuenta que el basural es una herencia de la dictadura que data del año 1976, cuando el gobierno municipal comenzó a usar la cantera donde hoy está emplazado el Vertedero para depositar desechos. En aquel entonces la cantera era explotada por la empresa Robles, la cual luego abandona cuando logra la concesión de los medios de elevación del Cerro Catedral. A partir de ese momento, el municipio se hace cargo del control del basural. “Es una herencia que ningún gobierno democrático solucionó. Durante muchos años hubo incendios permanentes, muchos de ellos intencionales, porque las empresas contratadas por el municipio aplastaban la basura y la corren de lado, sin un manejo medianamente sustentable, y cuando faltaba lugar se quemaba la basura a propósito para hacer más lugar”, cuenta Fuentes.
IDAS Y VUELTAS
Fuentes vinculadas al Vertedero cuentan que a principios de 2020 se abrió una convocatoria en la municipalidad para que varias empresas presentaran soluciones al problema del basural. Pero la comisión evaluadora rechazó las propuestas. “Lo único que se iba a licitar es la administración del Vertedero, no la recolección diferenciada que iba a quedar todavía en manos del municipio”, explican, y agregan que a pesar de que en el 2014 se anunció el inicio de la recolección diferenciada, esta nunca funcionó correctamente. “Podés tener el mejor proyecto del mundo pero si no separás los residuos, la verdad es que no vas a mejorar nada”, sentencian.
En el 2019, un amparo otorgado por el Tribunal Supremo de Justicia de Río Negro instó a remover el basural de lugar. Sin embargo, en el 2020 la orden fue apelada por el municipio, que reclama que se realice un nuevo estudio que cuantifique y concluya que los daños de los afectados se deben al basural y no a otra cosa. Las juntas vecinales no tienen presupuesto para realizar ese estudio.
Recientemente, el municipio anunció que se abrirá una licitación para una planta de biogás que solucione el problema de los residuos. El tiempo dirá si el conflicto llega a su fin.
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