Sunday 1 de December, 2024

SOCIEDAD | 09-02-2023 12:25

El caso Fede Bal: ¿existe el gen de la infidelidad?

Luego de que el actor terminara su relación con Sofía Aldrey por haberla engañado, se excusó aduciendo a su herencia genética.

Federico Bal finalizó su relación con Sofía Aldrey, luego de que ella descubriera las infidelidades cometidas por el actor. Ambos se conocían desde hace tiempo, pero se volvieron pareja en 2019, y se separaron luego de que Aldrey descubriera infraganti al actor gracias al lavarropas: Bal ponía el lavarropas a funcionar a las tres de la mañana tras cambiar las sàbanas, y su celular le avisaba.

“¿Quién se pasa lavando las sábanas a las 3 de la mañana? Solamente un tipo que acaba de darle a la matraca y antes de que venga la novia, tiene que estar la sábana limpia y secada”, explicó la panelista de LAM, Yanina Latorre. Bal reconoció sus deslices y adujo que se trataba de una carga genética que lo impulsa a la infidelidad: recordando el romance de su padre con Ayelen Paleo, que significó la ruptura con Carmen Barbieri. 

Federico Bal y Sofía Aldrey

Más allá de los juicios morales, la pregunta que surge es ¿por qué la gente es infiel? ¿Es un mal hábito o hay una explicación científica? Algunas investigaciones arrojan la explicación de que existe un “gen de la infidelidad”. Se trata de un gen poco estudiado llamado DRD4, asociado a la producción de dopamina en el cerebro, una de las hormonas que representan químicamente el placer y que influye en la capacidad de atreverse a determinadas actividades.

La posibilidad de relacionar la propensión a ser infiel con la herencia genética interesó a científicos de la Universidad de Nueva York que hace unos años se pusieron a investigar: según el estudio que realizaron, que tomó una muestra de ADN 200 voluntarios, las personas con cierta modificación del gen DRD4, llamada 7R+, son más propensas a ser infieles. fueron mucho más propensas a las relaciones promiscuas, el sexo de una noche y el adulterio. 

La mitad de las personas que tenían esta variación afirmaron que eran habitualmente infieles, comparado con el 22% de los que eran infieles sin sufrir esta variación. Es decir, de acuerdo a este estudio no todas las personas infieles lo son por razones genéticas, pero podría haber predisposición genética a ser infiel. 

SANTIAGO BAL
Santigo Bal, padre de Federico, le fue infiel a Carmen Barbieri, con Ayelén Paleo.

¿Hay diferencias entre la infidelidad masculina y femenina? Según un estudio de la Universidad Charles de Praga, que encuestó a 86 parejas, los hombres heredan esa conducta, mientras que en las mujeres no ocurre lo mismo. También, una investigación del Instituto Max Planck de Alemania revela que las hembras del diamante mandarín (Taeniopygia guttata) son infieles por heredar unas variantes genéticas (alelos) de antepasados masculinos, que aumentarían su tendencia a la promiscuidad.

¿Quiere esto decir que la infidelidad es sobre todo cuestión de “hombres”? Para nada. Hace unos años investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, publicaron un artículo en la revista científica Evolution and Human Behavior en el que se explica que la infidelidad femenina también tendría razones genéticas, relacionadas con mutaciones en el gen receptor de la hormona vasopresina, que está relacionada con la confianza, la sexualidad y la empatía.

Si bien Brendan P. Zietsch, el científico que llevó adelante el experimento, alegó que habría entonces relación entre los genes femeninos y la infidelidad, concluyó que no se puede afirmar que no haya otros factores que puedan desencadenar el adulterio, como las circunstancias en las que el hecho puede haberse desarrollado, la disponibilidad de las personas a actuar de ese modo, etc. 

¿Pero y qué hay de las identidades trans que escapan a las concepciones binarias? Algunas investigaciones arrojan el hecho de que las personas transexuales tienen ya en su cerebro rasgos tanto de un sexo como del otro. En un momento de visibilización, donde cada vez más jóvenes se atreven a decir que no se sienten “ni hombres ni mujeres, si no otra cosa”, cabría preguntarse cómo juega la presunta predisposición genética a la infidelidad en esos casos o si está realmente en línea con el sexo y el género.

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