“Yo fui una esclava en la ‘Mansión Wifi’ y Yao era quien daba las órdenes de todo lo que pasaba ahí”. Con esta frase, Giovanna De Mitole (22) resumió la razón por la que denunció al youtuber Yao Cabrera (25). Su relato es una concatenación de episodios de terror en el que se destacan maltratos laborales, psicológicos y hasta un abuso sexual. Y, a pesar de que la causa se sigue tramitando, la Justicia ya dio un primer paso fuerte al decidir procesar y embargar por unos 28 mil dólares al joven por el delito de “reducción a la servidumbre”.
Cabrera, que tiene más de 8 millones de seguidores en YouTube, negó todas las acusaciones en su contra y su abogado, Alejandro Cipolla, apeló el procesamiento. Sin embargo, la parte denunciante también presentó una apelación para exigir que la Justicia le impida al joven salir del país por temor a que se fugue. De hecho, esta semana se confirmó que el youtuber viajará el próximo 26 de marzo a Dubai para encontrarse con “El Chino” Maidana, con quien organizó una “pelea”.
Hechos. El primero en denunciar a Yao fue el representante de medios Jorge Zonzini cuando supo que su hijo, de 14 años, aparecía en uno de los videos respondiendo preguntas sexuales. “Habían ido a la puerta del colegio Pellegrini. Me enteré después de que se subió. Ahí decidí empezar la caza contra estos tipos porque me di cuenta que llegan antes que cualquier padre o docente. Pensamos que nuestros hijos están mirando un contenido divertido, pero cuando prestás atención, todo es de índole sexual”, asegura a NOTICIAS.
Zonzini presentó una denuncia y, poco después, un conocido le presentó a De Mitole. Su historia era mucho más escabrosa.
La joven se había recibido como diseñadora gráfica hacía poco tiempo cuando, a fines de octubre del 2020, la contactaron a través de redes desde “Wifi team”, el nombre del equipo de trabajo que dirige Cabrera, y le ofrecieron trabajo. Al principio, tenía que editar videos y, eventualmente, sumar algunas apariciones.
“Le pasé mi currículum y al otro día me pasaron a buscar por Constitución en auto. Al principio iba, actuaba y volvía. Pero una vez les conté que tuve un problema con mi mamá y me dijeron que me podía quedar a vivir en la mansión”, cuenta De Mitole. La mansión es una casa en un barrio privado de Escobar en donde todo el equipo vivía y producía contenido.
De Mitole estuvo poco más de un mes en esa vivienda y cuenta que padeció todo tipo de maltratos. “Las primeras dos semanas fueron ‘tranqui’. Después empecé a ver cosas que no tenía que ver. Me llevaron a fiestas de egresados y yo los vi estando con nenas. Escuché situaciones que no tenía que escuchar y ahí empezaron los problemas”, agrega.
La joven cuenta con detalles situaciones con diferentes niveles de gravedad: desde la discriminación entre los integrantes de la mansión que tenían dinero y fama de los que no, hasta humillaciones y episodios de violencia sexual. “A los de abajo nos daban polenta con grumos mientras ellos comían sushi. Había días que ni siquiera teníamos para desayunar. Una vez me hicieron meter la mano en el inodoro con caca con la excusa de que lo limpie. Fui llorando a contarle a Yao y me respondió: ‘¿En tu casa no limpiás?’”. En particular sobre el abuso, su acusación está dirigida hacia otro de los integrantes del equipo, pero asegura que Cabrera estaba al tanto de todo.
La joven cuenta que llegó a un límite un día que tuvo un ataque de epilepsia dentro de la mansión y que fue su tía quien le dijo que tenía que irse de ahí. Sin embargo, mantuvo el vínculo laboral hasta fines de 2021.
De Mitole dice que no es la única víctima. De hecho, otro ex integrante del equipo, Mariano Fernández, también es uno de los denunciantes. Sin embargo, la joven insiste en que no solo los que trabajan con Cabrera pueden ser perjudicados sino también sus seguidores: “En noviembre me habló una de las chicas del equipo, que tenía 17 años, y me dijo que estaban haciendo vivos pornográficos y me ofreció sumarme”, cuenta. Para ella, ese fue uno de los quiebres: “Ya me debían un montón de plata y encima ahora me invitaban a hacer esto, sabiendo que sus seguidores son todos chicos”, agrega.
Justicia. Cuando conoció a Zonzini, y junto al abogado Ramón Arigós, De Mitole comenzó una larga peregrinación por los pasillos de Tribunales que la llevaron a vivir, en dos oportunidades, en un refugio de mujeres “por recomendación de las áreas de género”, cuenta.
Para tomar la decisión del procesamiento, la Sala II del Juzgado Federal de Campana valoró una enorme cantidad de pruebas que incluyeron, además de la declaración de la joven, una Cámara Gesell a la que fue sometida, un informe elaborado por el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata y un informe pericial del Cuerpo Médico Forense. Consultados por NOTICIAS, desde el juzgado aseguraron que no brindarán información a la prensa al mismo tiempo que subrayaron el pedido a las partes para que dejen de mediatizar el caso. Sin embargo, De Mitola insiste en que quiere hablar porque tiene miedo: “Cuando este grupo supo que yo era la denunciante me amenazaron, me hackearon las redes y hasta hubo un choque sospechoso al auto de mi mamá. Por eso tengo un botón antipánico”.
Consultado por su cliente, el abogado Cipolla rechazó todas las acusaciones y le respondió a NOTICIAS con un video en el que se escucha hablando por teléfono al defensor de De Mitole. “Lo presenté como prueba porque se lo ve indicándole a los testigos lo que tenían que decir”, dijo en un audio. Es difícil comprender el registro, que dura menos de un minuto.
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