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SOCIEDAD | 19-12-2019 10:27

La impronta popular que le dará Alberto Fernández a la Quinta de Olivos

El estilo del flamante presidente contrastará con el de Macri. Asado, rosca política y cambio de colchón.

La historia de la Quinta de Olivos es la historia del poder. Desde que se construyó, a mediados del siglo XIX, fue residencia de millonarios de apellidos patricios hasta que, en 1918, Carlos Villate Olaguer decidió donarla al Estado Nacional. Deberían pasar algunos años más hasta que fuera designada como la residencia permanente de la familia presidencial, en 1955. A lo largo de las décadas, sus más de 30 hectáreas fueron el escenario de momentos clave del país y cada mandatario le imprimió su estilo. En los últimos años, Olivos fue una pieza de comunicación en la construcción de una imagen intimista de Mauricio Macri.

Fue, también, el territorio en el que más cómoda se la vio a Juliana Awada, que delineó su rol de primera dama en función de sus habilidades como diseñadora, cocinera y madre. Pero los tiempos cambiaron. El Presidente, Alberto Fernández, se instaló en la quinta junto a su pareja, Fabiola Yañez, el mismo día que asumió y organizó un asado para sus colaboradores íntimos. Sin demasiadas preocupaciones por la decoración, los recién llegados inauguraron otra etapa para la mansión.

El lunes 9 de diciembre fue la última vez que Macri cenó en Olivos. Al día siguiente, no sólo volvió al llano sino que también abandonó la casa en la que vivió cuatro años y que le sirvió para mostrar su costado más humano. Durante su mandato, Awada fue la encargada de difundir cómo vivían: juegos con su hija Antonia, partidos de fútbol, reuniones con amigos, días del padre, fiestas de fin de año.

Desde que el matrimonio Macri y Awada llegó al poder, Olivos fue una obsesión. Antes de mudarse, dedicaron cuatro meses a remodelarla y a marcarle un estilo minimalista que resaltaba en cada publicación en Instagram. Fernández y Yañez, por el contrario, durmieron en la quinta el mismo 10 de diciembre.

En la era albertista, todo parece indicar que Olivos será un despacho informal del Frente de Todos. De todas formas, algo de intimidad se podrá ver. En sus últimas horas, como vecino de Puerto Madero, Fernández sacó a pasear a su perro Dylan y aprovechó para publicar historias en Instagram de su mascota despidiéndose de los animales del barrio y anunciando el inicio de una nueva vida en la quinta presidencial.

Quinta de Olivos

Soledad Vallejos, periodista y autora del libro “Olivos: historia secreta de la vida presidencial”, dijo que puede pensar en la residencia como el espacio de “el poder en pijama”. “Es un lugar muy grande donde hay mucho más que una casa. Hay oficinas y se han tratado temas de gestión en momentos álgidos de los distintos gobiernos. Es donde se escribieron los detalles del Pacto de Olivos, donde murió Perón, donde fueron puestos los restos de Eva cuando fueron repatriados. Y, además, es el lugar donde los presidentes y sus familias desarrollan su vida privada, algo que es muy difícil en una función que nunca termina”, aseguró a NOTICIAS. Para ella, todavía es una incertidumbre qué hará la pareja Fernández-Yáñez con esta propiedad histórica: “Veremos qué querrán comunicar y cómo. Macri hizo un uso de la quinta más vinculado a lo privado que a la idea de lo público y habrá que esperar para saber cómo seguirá ahora”, agregó.

Recién llegados. Según trascendió, Fernández y Yañez están satisfechos con el estado general de Olivos. De hecho, a diferencia de lo que sucedió cuatro años atrás, no planean hacer cambios de fondo y sólo se conoció un pedido del nuevo Presidente: cambiar la cama y el colchón matrimonial.

Para Fernández, el tema de la residencia no fue una prioridad. De hecho, decidió delegar todo el asunto en dos personas de su máxima confianza: su amigo y chofer Daniel Rodríguez y su asistente Miguel Cubero. Ambos visitaron la vivienda días antes de la asunción para constatar que todo estuviera en orden y fueron los encargados de preparar su llegada.

Rodríguez, a partir del 10 de diciembre, pasó a ocupar el cargo de Intendente de la Quinta de Olivos. Hasta ese día, el hombre de Cambiemos al frente de ese cargo había sido Christian Claret. Su función consiste en estar al tanto de la administración y el funcionamiento de la propiedad.

Fernández terminó la jornada maratónica del 10 de diciembre en su nuevo hogar. Después de la asunción, de la jura de ministros y del acto en Plaza de Mayo, el Presidente organizó un asado para unas 30 personas en la residencia. Según se pudo saber, festejó y compartió brindis con familiares íntimos y algunos de sus principales colaboradores como Santiago Cafiero, designado en la Jefatura de Gabinete; Juan Pablo Biondi, secretario de Comunicación; y el propio Cuberos, que asumió en la Subsecretaría General de la Presidencia.

Los tres estuvieron en cada momento de la campaña y, a partir de ahora, ocuparán cargos clave en el Gobierno. Algo que podría asemejarse a la gestión de Macri es la presencia de amigos cercanos en la gestión. Cada asado en Olivos no será otra cosa que una reunión política.

Quinta de Olivos

Pieza comunicacional. Para Vallejos, el uso que hizo el macrismo de Olivos fue parte de su estrategia de comunicación política: “Había una intención deliberada de trazar una política comunicacional que construyera la imagen pública del Presidente a partir de presuntas cosas de la privacidad. Y digo presuntas porque eran puestas en escena, eran meditadas. Está bien que el máximo funcionario del país tenga comunicaciones pensadas. El tema es que lo que trataba de comunicar a través de esas imágenes era algo privado, individualista y perfecto. No estaba la política en la Quinta”, cuestionó.

Awada fue, sin dudas, la persona que se encargó de asumir la difusión de esas imágenes. La creación de una huerta en los patios de la residencia fue una de sus iniciativas más activas y promocionadas. Además, aprovechaba cada oportunidad para mostrar sus arreglos florales o los budines que preparaba. Juliana quiso remarcar el esfuerzo que le dedicó a la quinta hasta último momento. “Dejamos todo impecable para el futuro Presidente”, dijo antes de abandonar la mansión.

El comentario fue interpretado por todos como una indirecta a Cristina Fernández. Cuando Macri asumió, el matrimonio no sólo cambió el color de la residencia (reemplazó el terracota por el blanco) sino que sus colaboradores se encargaron de difundir que la vivienda estaba en un estado de abandono total y con paredes llenas de humedad. Juliana se hizo cargo de las remodelaciones y contrató a las famosas decoradoras, las hermanas Caradonti, para que la ayudaran.

Sin embargo, el estilo de ama de casa abnegada que demostró Juliana no se corresponde con lo que plantea el kirchnerismo, al menos a nivel del discurso. El tiempo dirá qué lugar ocupará Yáñez. Por ahora, empieza a construir un perfil orientado a lo social. Su presencia en Olivos fue, hasta ahora, efímera: apenas unas horas después de que Fernández asumiera viajó a Italia. En una de sus primeras actividades oficiales anotó una visita al Papa Francisco.

Quinta de Olivos

Historia política. Si bien en 1955 fue declarada como la residencia permanente del presidente, Olivos no siempre había sido habitada por los primeros mandatarios. Desde la vuelta de la democracia, sin embargo, nadie puso en duda el lugar. Ahora, sin embargo, Fernández se mudará allí sólo con su pareja y sus dos perros, Dylan y Prócer. Su hijo, Estanislao Fernández, contó que continuará en el departamento en el que convive con su novia.

Para Vallejos, Perón y Eva fueron los primeros en darle una impronta política a la Quinta: “Quedó una foto clásica para la historia del día que Eva hizo el encuentro de delegadas de todo el país allí cuando se estaba por aprobar el voto femenino. Fue parte de la educación política de las mujeres en tanto ciudadanas. Ese fue un uso político y social que habla de un derecho ciudadano”, contó.

Sin embargo, recordó que otra fue la estrategia del presidente Agustín Lanusse. Cuando su hija, Estela, se casó con el cantante Roberto Rimoldi Fraga se decidió hacer en la residencia el compromiso y la ceremonia se transmitió. “Eso también es un uso de la quinta pero no político. Con esto se intentó humanizar a un presidente que era un presidente de facto”, agregó.

Más cerca en el tiempo, Néstor Kirchner aprovechaba sus momentos en Olivos para la “rosca”. “En la Casa Rosada tenés acreditados y siempre hay alguien mirando. Ves quién viene, quién deja de venir, si cambiaron los muebles o pasó algo. En Olivos eso no pasa. Es mucho más discreto y hay cosas que la política puede llevar adelante ahí con más comodidad que en Casa de Gobierno”, subrayó Vallejos y marcó que Cristina Fernández la usó como espacio para hacer anuncios y meterse en la agenda pública.

Espacio político, de rosca informal, para humanizar al poder o mostrar intimidad, Olivos será otro de los territorios en los que Fernández deberá tomar una decisión. Asado con amigos fue la primera.

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Giselle Leclercq

Giselle Leclercq

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