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SOCIEDAD | 22-08-2021 00:10

Los verdaderos motivos de la pelea Jorge Lanata vs. Marcelo Longobardi

Cómo los dos pesos pesados de Radio Mitre llegaron al tope de su cortocircuito. Los celos por el share.

“Hola, hola… ¿No está Jorge?”. Hay risitas y un clima tenso apenas pasadas las 10 del jueves 12 de agosto, en el aire de Radio Mitre. “Jorge está”, responde el aludido. “Pero va a hacer silencio. Tres minutos de silencio va a hacer”, agrega con sorna el conductor. Ante el apagado reclamo de los panelistas (alguno aclara: “¡Pero si es la hora!”), Jorge Lanata explica sin ambivalencias su medida “de protesta”: Marcelo Longobardi, que conduce “Cada Mañana” de 6 a 10, volvió a entregar tarde su programa y le “robó” tres minutos de aire. Ahora él se tomará los suyos, y con esa breve pero contundente demostración quedarán enterrados bajo tierra los históricos “pases” que Mitre incluso llegó a individualizar bajo el hashtag #LongoNata. Desde hace más de diez años venían con esa dinámica, e incluso llegaron a tener entrevistados juntos: el pase llegó a comerse, en su momento, los primeros 40 minutos de “Lanata sin Filtro”.

Pese a los chistosos -y hasta rogantes- pedidos de su equipo, el periodista se mantuvo en silencio hasta que se hicieron precisamente las 10.06. Le preguntó a cada uno si estaba “enojado” por la situación que acababan de protagonizar, y una vez que el clima se acomodó, dio inicio al programa. Y con él, al fin de los pases con Longobardi. El conflicto, asegura el líder de “Periodismo para Todos” (PPT), viene de larga data: Longobardi nunca fue de respetar a rajatabla el horario del fin de su emisión. Pero eso no parecía, al menos hasta hace pocas semanas, haber afectado el vínculo que une a los periodistas. A principios de agosto ambos se despacharon en críticas al Gobierno a raíz de la visita de actores y actrices a la Quinta de Olivos en el momento más álgido de la pandemia. Longobardi retomó el informe de su colega de la noche anterior en El Trece; entre bromas y análisis político pasaron más de diez minutos y se despidieron con la -aparente- buena onda de siempre.

Cortocircuito. Lanata fue el primero en tirar la piedra y no escondió la mano. Salió a dar explicaciones en “La noche de Mirtha”, el programa que conduce Juana Viale: “Marcelo tiene un problema, que es que avanza sobre el horario de los demás. Mi programa va de 10 a 14, y durante diez años él terminó a las 10.20. Me comía media hora. Diez años después logré que pusiera un informativo a las 10, el pase se adelantara y yo empezara después del informativo. Con eso hubo dos semanas de paz. Pero estas últimas semanas, un día entregó cuatro minutos tarde, otro seis, y ese día yo le dije: ‘Si entregás tarde voy a hacer esa misma cantidad de minutos de silencio’. Y eso hice”, contó Lanata ante la mirada atenta de Viale. Negó, eso sí, que haya motivos personales detrás de la decisión: “Lo que terminó pasando fue que la radio dijo que no hagamos más los pases, y bueno, no los hacemos. Está todo bien, a mí él me cae bien, pero tampoco quiero perder parte de mi programa porque no se autolimita”, zanjó el conductor.

El cruce generó incertidumbre entre los oyentes -muchos se enojaron ante el silencio persistente- y puso varias teorías e hipótesis sobre la mesa. La de la “guerra de egos” es una de las más bancadas: se trata de dos periodistas de altísima trayectoria, ambos se mueven como peces en el agua tanto en tevé como en radio y comparten una de las franjas horarias más escuchadas en la AM. En “El show de los Escandalones”, el presentador Daniel Ambrosino abrió otra posibilidad: “Si como dice Lanata se llevan bien y no tienen problemas personales, lo podrían haber hablado. ¿La protesta la tiene que hacer al aire y pública de esa manera? Todos necesitan prensa, siempre viene bien. Hace diez minutos estamos hablando de esto, ¡les sirve!”, argumentó filoso. Rodrigo Lussich, que comentó el tema en “Intrusos” e incluso fue a buscar a Lanata para conocer su versión, se mostró reticente a creer que el vínculo entre ambos periodistas sea, en efecto, bueno. Ni siquiera a nivel personal.

Historia. En 2014 el pase entre Lanata y Longobardi era el segmento más escuchado de la radio más escuchada del país. Llegó a superar la barrera del 55% del share radial, un hito histórico en Radio Mitre. En su momento ellos explicaron el fenómeno como “un error” con suerte. Se conocían hacía más de 20 años y aseguraban llevarse bárbaro. “Hemos tenido siempre una relación de afecto, de respeto, y ahora de amistad. Lo quiero como un hermano, es un tipo extraordinario”, decía Longobardi sobre su compañero. A principios del 2018 los pases seguían siendo un éxito y en pleno febrero, a días del carnaval, los equipos de ambos programas se trenzaron en una guerra de espuma que terminó con el estudio cubierto. Más allá de los matices, la buena onda parecía ser una constante incluso días antes del escándalo.

Pero desde que la bomba explotó, Lanata le pasó factura a Longobardi por años y años de tardanzas en la entrega, un reclamo fundado pero que apenas había tomado visibilidad en las últimas semanas. En el runrún del ambiente periodístico se esgrime otro motivo que suma a los enojos: el crecimiento de audiencia de Longobardi y el posicionamiento cada vez más alto de “Cada mañana” dentro de Radio Mitre. Cerca de Longobardi sugieren que eso es lo que realmente enoja a Lanata. En los shares acumulados de julio, recientemente publicados por Mitre, entre programas hay una diferencia de 13,2 puntos, con “Lanata sin filtro” a la baja: 47,5 contra 34,3.

Por si fuera poco, fuentes de primera mano de la emisora aseguraron a NOTICIAS que el conductor de la primera mañana aún no regresó de Miami desde que se fue, en febrero, y por lo tanto emite diariamente desde el país del norte. Allí trabaja como presentador para la cadena CNN. Esto trae un manto de dudas sobre la continuidad de Longobardi en Mitre, cuyo contrato termina a fines de este año. En las últimas horas incluso hubo rumores de “portazo”. Lo cierto es que la radio valora su éxito y busca darle continuidad al segmento más allá de los compromisos que el periodista pueda tener en el exterior. Pero el destino es incierto. 

Si bien ambos conductores fueron contactados por este medio, prefirieron no hablar del conflicto que los tiene en agenda hace varios días. Por lo pronto ya no hay más pases y habrá que ver, con el paso del tiempo, cómo influye el cortocircuito en la programación de la radio número uno del país. Después del cruce las aguas parecieran estar calmas. Longobardi ya no se pasa. En casos como este, a veces un silencio bien puesto es el mejor aliado. O la mejor excusa. 

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Mariana Sidoti Gigli

Mariana Sidoti Gigli

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