Antes de que la Jusiticia pusiera los ojos sobre él y lo detuviera, Leonardo Cositorto había amasado una fortuna en base a una receta fraudulenta. Una opulencia desmedida en redes sociales, estafas disfrazadas de inversiones, criptomonedas ficticias y promesas a sus seguidores para conseguir la fortuna instantánea dentro de su organización formaban parte del modus operandi del hoy detenido creador de la empresa Generación Zoe. Pero el vacío que se originó luego de que Cositorto fuera apresado fue rápidamente llenado. Nuevos gurúes de los negocios aprovechan la plataforma de las redes sociales para desde allí publicitarse y venderse como los asesores financieros del nuevo milenio. En algunos casos sin siquiera tener manera de probar cómo acumularon tanto capital o de qué se tratan las inversiones que dicen tener.
Javier Ferrer, Mauro Stendel y Martín Eduardo Lazarte Di Lieto son los nuevos exponentes de esta tendencia de empresarios que no tienen reparos en hacer opulencia de su dinero en redes sociales y predicar a sus seguidores el modo de hacerse ricos de la noche a la mañana.
Exposición
“Hola, normales”, así, con ese saludo, se presenta en todos sus videos Javier Ferrer, quien se define a si mismo como “empresario, asesor de negocios e instructor de vida”. En todas sus apariciones virales, Ferrer se muestra viviendo una vida de lujo que no oculta, sino que por el contrario exhibe. El uso de la palabra normales no es azarosa, ya que según explicó él llama así a las personas que trabajan ocho horas diarias. Esta carga peyorativa se complementa con el constante consejo a sus seguidores a dejar sus trabajos, con la promesa de que al seguir sus consejos financieros, se harán ricos de la noche a la mañana y no tendrán que trabajar nunca más.
Ferrer administra su propia compañía llamada “The luxury world” en la que quienes desean recibir sus consejos deben hacer socios. El precio de la membresía es de $952 mensuales o $7.602 anuales, aunque a eso de deben sumar otros desembolosos para charlas especiales, con precios que oscilaban entre los US$ 500 y US$ 2500.
Pero ese culto a la exposición terminó por delatarlo. Tras su viralización, la figura de Ferrer comenzó a ser investigada por la AFIP por inconsistencias en su patrimonio. Incluso, se evaluó la posibilidad de una denuncia por apología al delito, luego de que hiciera un llamamiento público a la rebelión fiscal. La respuesta del acusado fue desaparecer de las redes sociales, borrando todo el contenido que tenía publicado. Sin embargo la Justicia continúa tras sus pasos ya que identificaron que no sólo está inscripto como aportante autónomo en la categoría 1 (la más baja de dicha escala) sino que además ni siquiera tiene una sociedad declarada que se dedique a la asesoría financiera.
Complicaciones
Peor suerte que Ferrer corrió Martín Lazarte, ya que en su caso, la investigación en su contra avanzó y fue detenido. Lazarte se presentaba como un erudito del “mundo cripto” e incluso era convocado por medios de comunicación para explicar el intrincado mundo del dinero virtual. A su vez asesoraba clientes privados, a los que prometía cuantiosas ganancias, en su exclusivo departamento en Puerto Madero. En sus redes, que fueron dadas de baja apenas se sintió acorralado por la justicia, Lazarte brindaba consejos y recomendaba inversiones en criptomonedas, pero esto no era más que una fachada para estafar a sus clientes. El influencer fue detenido mientras trataba de fugarse a Uruguay luego de haber sustraído más de 300 mil dólares de la cuenta de un cliente, al cual había engañado y le había robado su clave.
Desde Estados Unidos pero creando contenido para público argentino, Mauro Stendel se suma a esta ola de autodenominados especialistas financieros. En su caso, la fama en nuestro país le llegó luego de una acción publicitaria que consistió en enviar 256 palas al Congreso para exhortar a los legisladores a trabajar. Ex soldado israelí, Stendel no sólo exhibe su dinero, sino que además también suele mostrarse armado con fusiles de asalto y, aunque brindó una historia acerca de cómo hizo su fortuna, lo cierto es que cada vez más personas lo acusan en redes sociales de promover una estafa piramidal.
Según las investigaciones, Stendel embolsaría cerca de 10 mil dólares por mes a través de su “Universidad para magnates”, similar a la escuela de finanzas de Cositorto. Cada afiliado abona un cánon de 30 dólares mensuales para pertenecer, pero obtiene descuentos especiales si convoca nuevos participantes, un esquema piramidal en toda regla.
Así, mientras Cositorto ve frustrado su sueño de escapar de prisión (ver recuadro) su lugar está siendo ocupado por nuevos misteriosos empresarios de dudoso origen que un pueden explicar sus fortunas, pero igual prometen riqueza ilimitada a quienes los sigan.
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