Ya sucedió con la Sputnik V y los debates sobre su evidencia científica; con Pfizer y la -eterna- discusión sobre por qué no acordó con el Gobierno; con AstraZeneca y los motivos por los cuáles las dosis prometidas para la Argentina no llegaron a tiempo a pesar de que su principio activo se desarrolló en el país. Y ahora tocó el turno de Marcelo Figueiras, el presidente de Laboratorios Richmond, que producirá la versión local de la vacuna rusa y que hoy tiene todos los ojos encima. En pocas palabras, sus detractores lo acusan de haber sido privilegiado con este negocio gracias a su estrecha relación con el oficialismo, algo que el empresario se encargó de negar tanto en un plenario en la Cámara de Diputados el 8 de junio como en un diálogo con NOTICIAS.
Hay un hecho del cual no quedan dudas: Figueiras logró poner un pie en un negocio multimillonario que no terminará cuando finalice la emergencia sanitaria. Y aunque en público sus competidores lo feliciten, más de uno quedó herido. En esta industria, el pacto entre caballeros se cumple solo cuando los micrófonos están encendidos. “Nunca vi semejante nivel de operaciones”, sostiene una fuente que trabaja con un importante empresario del rubro.
Es una guerra sucia en la que es difícil saber quién dice la verdad o a qué intereses responden aquellos que difunden la información. Pero lo cierto es que alimenta el clima de angustia e incertidumbre en un país que registra un promedio de 700 muertes y 30 mil contagios diarios. Figueiras se despega de esa lógica y dice: “Siempre dicen que nadie habla, pero yo sí hablo para mostrar las cosas porque soy claro y transparente”.
Quienes lo conocen lo definen como el empresario con la agenda de contactos más grande y aseguran que su carisma fue el arma que le sirvió para estrechar lazos estratégicos con el poder. Figueiras no reniega de esta fama y dice que lo consiguió gracias a ser una persona respetuosa. Además, minimiza cualquier sospecha sobre la influencia que pueda tener su esposa, María Laura Leguizamón, ex diputada por el Frente de Todos, a quien señalan como una amiga de Cristina Fernández. “Su actividad y la mía son absolutamente independientes”, dice.
Sin embargo, en la línea temporal que lo convirtió en el hombre de las vacunas, hay luces y sombras. La forma en la que llegó a ponerse en contacto con los rusos y la expeditiva habilitación que obtuvo para producir material biológico en la planta MR Pharma son los dos asuntos que lo pusieron en foco.
Richmond y Rusia, el primer contacto
El 26 de febrero se anunció que Richmond había firmado un memorándum de entendimiento con el Fondo Ruso de Inversión Directa para producir la vacuna Sputnik en la Argentina y que sería el laboratorio indio Hetero el encargado de transferir la tecnología. Unas semanas antes, las acciones de su compañía habían tenido un salto inusual.
La legisladora opositora Carmen Polledo le consultó a Figueiras por este asunto en Diputados: “El 4 de febrero, el señor presidente de la nación visitó la planta de Pilar. Al día siguiente de esta visita se produce un incremento de las transacciones registradas en el Merval con una suba en el volumen operado de 8 mil a 1.557.001 transacciones. ¿Nos podría explicar qué pasó?”, preguntó. “Es una capitalización muy chica y cualquier movimiento puede hacer subir o bajar la cotización. Ya me han hecho esta pregunta y está claro que fue una transacción que se hizo de alguien que es totalmente ajeno a nosotros. Es una persona conocida, un empresario que compró y a otro le vendió y eso salió de lo normal ese día. No hubo nada que tenga vinculación con la visita del Presidente”, respondió Figueiras.
En la entrevista con NOTICIAS, el empresario aseguró que cuando Alberto Fernández visitó su planta, ellos no contaban con este proyecto. “Una semana y media después, o dos, vino la gente de Hetero a invitarnos a Moscú”, sostuvo el empresario.
Sin embargo, la fantasía de ser el primero en producir la vacuna rusa en Argentina no había surgido en febrero. A mediados del 2020, Figueiras se reunió por Zoom con el Fondo Ruso de Inversión, funcionarios de Tierra del Fuego y expertos del Laboratorio del Fin del Mundo. El objetivo, según cuenta el empresario Carlos Gastón Roma, referente del Pro fueguino que participó en las charlas, era que la vacuna se produjera en la provincia. El proyecto se frenó cuando apareció la polémica con el laboratorio HLB Pharma (que ya había avanzado en su propio acuerdo, luego frustrado) y el Gobierno decidió centralizar las negociaciones entre Estados.
Según Figueiras, este antecedente no implica que él en febrero siguiera teniendo interés. “Eso se había terminado hacía un tiempo, nos habíamos olvidado del tema. Nos reunimos una sola vez, pasó todo lo de HLB Pharma y nosotros seguimos dedicándonos a lo que teníamos que hacer”, dice el empresario. En la línea temporal, no es tan claro establecer cuándo entró Richmond y cuándo salió HLB Pharma y si conversaron con el Fondo Ruso en simultáneo.
Figueiras se esfuerza por subrayar que llegó al Fondo ruso a través del laboratorio Hetero, con el cual trabaja hace décadas. Pero en el archivo hay algunas perlitas que agigantan las sospechas sobre sus vínculos con el poder. Por ejemplo, el 22 de abril, el ministro de Salud bonaerense Daniel Gollán, en una entrevista en la Televisión Pública, aseguró: “Nosotros venimos desde el primer día trabajando con Marcelo Figueiras porque le dimos en su momento el dato de que laboratorios argentinos podían producir la vacuna Sputnik”, dijo. La frase lo persigue hasta el día de hoy: “No puedo hablar por el señor ministro, pero estimo que sus declaraciones han sido en el marco de estas ganas de empujar proyectos e ir adelante. Entiendo que su pregunta va dirigida a que pueda haber algo incorrecto, y yo le puedo asegurar que no lo hubo”, respondió Figueiras en Diputados.
MR Pharma y el primer lote de Sputnik Vida
El proyecto de Figueiras es grande. El primer memorándum de entendimiento que Richmond firmó con el Fondo y el laboratorio Hetero fue para realizar el ciclo total de la vacuna, es decir, para que en Argentina se trabajara desde el desarrollo del cultivo celular hasta el dosificado. El plan original era crear una planta cuya construcción iba a durar dos años. “Pero empezó a avanzar la pandemia y nos pidieron que encontráramos o adaptáramos un laboratorio para realizar la parte final”, cuenta el empresario. Así fue cómo apareció el nombre de otro laboratorio: MR Pharma, que se dedica a prestar servicios a terceros y que fue alquilado para este nuevo objetivo.
MR Pharma no estaba habilitado para producir biológicos. La explicación de Figueiras acerca de la selección del lugar (en la que coinciden otros empresarios farmacéuticos) es que las plantas nacionales están con su capacidad de producción al límite y que no había otro sitio. En esa planta ya se envasaron 21 mil dosis de Sputnik V que fueron enviadas a Rusia para que sea validada la transferencia tecnológica. Los enemigos de Richmond se encargaron de hacer circular que el producto se desarrolló en un laboratorio “solo habilitado para hormonales” y el asunto llegó, incluso, a convertirse en parte de una denuncia judicial presentada por el abogado Yamil Santoro.
“MR Pharma es un laboratorio habilitado por la ANMAT y nosotros, luego de un trabajo regulatorio muy importante que ha hecho nuestra gente, obtuvimos una ampliación de la habilitación para hacer las vacunas”, explica Figueiras. La extensión que otorgó la ANMAT está fechada el 8 de junio, el mismo día que el empresario habló en el Congreso y dos meses después de que se produjeran las 21 mil dosis. Es decir, dicho lote se realizó mientras avanzaban los trámites. Sin embargo, el empresario aclara que esto no resulta ser ningún inconveniente ya que las dosis fueron sólo para validar el proceso y que no fueron para uso en personas.
Richmond y el negocio de las vacunas
Laboratorios Richmond tiene 650 empleados y hasta ahora sus productos estaban destinados a tratamientos para HIV, oncología y artritis reumatoidea, entre otros diagnósticos. El megaproyecto para construir una planta que fabrique vacunas puede llegar a ubicarlo en la primera liga de la industria farmacéutica local. Además del alza en sus acciones, se conoció que el Ministerio de Desarrollo Productivo le otorgó asistencia por más de $2.800 millones para investigación y producción de vacunas y se prevé que la inversión en Pilar ascienda a US$ 85 millones el próximo año.
La discusión sobre la prolijidad de Richmond cayó en el terreno de la grieta y mientras la oposición grita que se trata de “tráfico de influencias”, un sector del oficialismo defiende a capa y espada el ambicioso proyecto. Por debajo, sin embargo, las relaciones son más complejas y los bandos no están tan claros. En el mundo de la industria farmacéutica, los enemigos pueden ser aliados, los socios se pueden dar con un puñal y los movimientos se parecen más a los de una partida de ajedrez que a un Boca y River.
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