“Impresentable, no tiene nada que ver con el mundo del arte”. Esta semana, con solo hacer una recorrida fugaz por un sector del mundillo de galeristas y artistas que comprenden este ecosistema, las voces, varias de ellas indignadas, lo dejaron en claro: Juan Carlos Lynch no hubiese llegado muy lejos como presidente de arteBA, la institución que organiza la mayor feria de arte contemporáneo en Argentina.
En medio de una compleja situación económica que atraviesa la industria en general por la pandemia, las ferias han sido unas de las principales perjudicadas. En este contexto, con la reciente designación, arteBA mostró solo la punta de un iceberg que engloba varias deficiencias, entre ellas, graves errores de comunicación interna y una descoordinada dirección por parte de su comité de representantes.
La sumatoria de factores se vieron reflejados con el fugaz paso de Lynch por la fundación: asumió como presidente el viernes 14 de agosto y el lunes 17 renunció en medio de un escándalo. Con él, se fue también la vice, Matilde Grobocopatel, “una paracaidistas sin experiencia”, como la definió un galerista.
La polémica se desató tras la viralización de un contenido que Lynch había subido con anterioridad a las redes, y que fue denunciado por artistas, operadores culturales y colectivos feministas por ser “sexista”, “misógino”, “racista” y “gordofóbico”.
“Hay posteos que tienen que ver con temas personales y con mi familia y que es innecesario hacer públicos. Tienen sentido y contexto en un perfil personal de alguien sin compromisos y exposición pública, pero que ahora en este nuevo contexto pueden malinterpretarse e incluso resultar ofensivos”, escribió Lynch en su cuenta de Instagram cuando ya tenía las horas contadas.
Dos presidentes en diez días.
Con casi 30 años de vida, arteBA viene atravesando en el último tiempo un período de acefalía similar –grafican varios referentes de la industria– al período en que la Argentina tuvo cinco presidentes durante la crisis del 2001. A la reciente renuncia de Amalia Amoedo hace dos semanas, le siguió la de Lynch en medio de un escándalo que pudo haber sido evitado.
“Lo que pasó con Lynch te da la pauta de la mala comunicación interna. Si yo soy arteBA, lo que voy hacer desde el vamos es ver quién es la persona que voy a elegir. Y en todo caso, sin justificar los posteos de este hombre, voy a tener en cuenta si el tipo está blindado con respecto a temas que son sensibles y que tienen que ver con cambios de la sociedad”, dice un galerista que ha participado de la feria. Y agrega: “Además, otra cosa, si la persona no es conocida, ¿qué hace todo el mundo? Va a buscar información para saber quién es. Y ahí es cuando aparecen este tipo de situaciones”.
"Si yo soy arteBA, lo que voy hacer desde el vamos es ver quién es la persona que voy a elegir", dice indignado un galerista
Al cierre de esta edición, lejos aún estaba de definirse el nombre de la persona que va presidir arteBA. “Lo estamos por resolver, el tema del Covid no ayuda”, expresó molesto un alto directivo de la fundación. En las últimas horas se conoció otra baja, la de la renuncia al comité de Jacobo Fiterman, histórico fundador de la feria. “Nadie quiere agarrar el cargo”, se aventuró otra persona que supo tener un alto puesto en arteBA.
La afirmación es quizás el reflejo de una urgente reformulación que la institución viene necesitando desde hace un tiempo. Esto es por lo menos lo que sugiere Amalia Amoedo, quien asumió en marzo del año pasado como la primera presidenta de arteBA, y que renunció hace 15 días ante la resistencia a los cambios que creía necesario hacer. Sumado a esto, la nieta de Amalita se encuentra viviendo en Uruguay y esto, según dijo, le imposibilitó continuar con su tarea.
Si bien evitó referirse a la salida de Lynch, Amoedo dijo a NOTICIAS que son varias las cosas que deben cambiar. “Por empezar, los precios. Es muy costoso lo que se le cobra a los galeristas por participar de la feria. Por otro lado, hay que hacerla más dinámica y ágil. Debe ser más federal, acercarse a los artistas. Hay que poder escuchar a la gente. El directorio está lejos de la gente”,apuntó Amoedo.
El arte urbano se expresó en tiempos de coronavirus
“Hay galeristas, coleccionistas y los propios artistas que tiene que soportar todo tipo de trabas y deficiencias en un mundo que antes era más callado. Pero ahora las cosas cambiaron”, expresó por su parte Julián Mizrahi, director de la galería Del Infinito.
Entre estas voces que menciona Mizrahi, apareció la de Meridiano, la Cámara Argentina de Galerías de Arte que agrupa a 48 de ellas, y que puso el grito en el cielo ante la designación de Lynch. “Esperemos que cambie. Esta designación se hizo sin avisar, de forma desprolija. Nos enteramos medio al mismo tiempo que todo el mundo y con este escándalo”, sueltan desde la cámara.
La reciente salida de Lynch desnudó otra deficiencia: el machismo dentro del arte. A raíz de esto se creó Nosotras Proponemos, un colectivo que busca cambiar las prácticas misóginas del sistema del arte. Fue ese precisamente uno de los lugares desde donde se repudió la designación del empresario.
“Consideramos altamente positivo que nuestros señalamientos hayan sido escuchados, y que la comunidad artística se encuentre activa”, explicaron a NOTICIAS desde el colectivo.“Es importante señalar que algunos episodios son groseros pero hay también comportamientos más sutiles. Desarmar el patriarcado requiere una labor constante de discernimiento. Y ese cambio, por supuesto, impacta de lleno hoy en la fundación arteBA, que aparece como la punta del iceberg, pero es toda la comunidad la que está movilizada”, concluyeron.
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