El nombre con el que la joven de 27 años decide que se cuente su historia es "Rocío". Acompañada de sus abogadas Pía Garralda y Claudia Ferrero, presentó ayer una denuncia en sede judicial contra el cura Raúl Sidders por el delito de abuso sexual. Según consta en el escrito, los hechos habrían ocurrido entre los años 2004 y 2007, cuando el hombre se desempeñaba como sacerdote del colegio San Vicente de Paul de La Plata.
La denuncia fue presentada luego de que el sitio Prensa Obrera publicara un artículo en el que ex alumnos del colegio contaban diferentes situaciones de abuso, acoso y violencia psicológica que habían sufrido en la institución por parte de Sidders. "Rocío siempre pensó que era algo que le había pasado a ella sola, pero cuando vio los testimonios supuso que no sería la única", contó a NOTICIAS Garralda.
"Recuerdo que era malo con todas mis compañeras, pero conmigo no. En ese momento pensaba que me tenía un cariño especial. A partir de los 11 años empezó a acosarme. En invierno, adelante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección", contó Rocío al mismo sitio. En los años que siguieron, la niña habría sido víctima de diferentes situaciones de este estilo que se fueron agravando.
Cuando tenía 12 años, según el relato de la joven, el hombre le pidió que se masturbara y se lo contara en la siguiente confesión: "Me preguntó si lo hice y le dije que no. Me preguntó por qué y respondí 'no se'. Se enojó y me dijo: “¿Por qué no lo hiciste si yo te dije que lo hagas? Vos tenes que estar preparada porque la mujer tiene que complacer al hombre siempre. Y preservativos no hay que usar, el fin de las relaciones sexuales es procrear'. Después me dijo que si no quería masturbarme tenía que saber complacer al hombre al menos a través con una felación. Le pregunté qué significaba eso, no sabía. 'Chupar una pija', me dijo. Me explicó con su lengua y su mano cómo hacer una felación. Eso no me lo pude olvidar nunca más", contó en otro fragmento del relato.
El vínculo de Rocío con la institución se fue quebrando y nunca pudo hablar con sus padres de lo que sucedía. Cuando tenía 15 años, empezó a ratearse. En una reunión que tuvo su madre con los directivos de la institución, le dijeron: "O la saca usted o la echamos nosotros y no la toman más en ninguna escuela”, agregó la joven.
Respuesta institucional. Cuando se conoció el primer artículo, el colegio le envió un comunicado a los padres de la institución firmado que lleva la firma del arzobispo Víctor Manuel "Tucho" Fernández y está fechado el 7 de agosto: "Ante una nota anónima aparecida en un portal de internet con fecha 31 de julio de 2020, que luego fue difundida por redes sociales, les enviamos esta aclaración para traer tranquilidad a quienes prestan atención a esas vías de información. Pero ante todo, debido a la multiplicación de noticias falsas o confusas recordamos que todos tienen derecho a la buena fama que no debería ser lesionada ilegítimamente", dice el texto.
El comunicado deslegitimó las acusaciones: "La información objetiva recogida permite afirmar que la nota periodística anónima mezcló narraciones referidas a distintas personas y a diversos momentos históricos, interpretó todo a su manera y en esa confusión atribuyó todo indistintamente al padre Sidders", continúa.
Al día siguiente, el sitio que viene siguiendo el caso difundió el comunicado y luego recibió una carta a documento: "Nos dirigimos en términos aclaratorios y solicitud de rectificación en orden a la siguiente cuestión: la nota publicada por este medio en fecha 8 de agosto del 2020 incluye un comunicado que ha sido erróneamente atribuido arzobispo arquidiocesano de La Plata". Sin embargo, eso no es lo que aparece en la nota que recibieron los padres.
Más allá de las idas y vueltas con la atribución de los comunicados, Garralda subraya que lo importante es una cosa: "Tenemos relatos desde el 2004 hasta antes de la pandemia por distintos tipos de violencia".
Salida sorpresiva. Tanto el primer artículo como la denuncia penal que acaba de presentar Rocío sucedieron poco tiempo después de que Sidders abandonara La Plata y se instalara en Puerto Iguazú, Misiones.
A nivel institucional, se le informó a los padres el miércoles 13 de mayo que el sacerdote dejaría la institución después de 20 años de labor pastoral. "Comienza una nueva etapa en Iguazú. Recemos por él. Les hacemos llegar un video de su despedida". La salida de Sidders fue sorpresiva para la comunidad educativa. La versión del colegio es que el cura se trasladó a pedido de monseñor Baisi, que lo requirió como secretario.
Sidders no es un hombre que haya pasado desapercibido en la comunidad educativo religiosa. En el 2013, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) dictaminó que el cura se había expresado en público con expresiones discriminatorias hacia las mujeres cargadas de "violencia simbólica y mediática". El pronunciamiento del organismo llegó luego de una denuncia iniciada un año antes por la referente de derechos humanos Marta Ungaro y la madre de Plaza de Mayo Adelina Alaye, a la que también se sumó el entonces defensor Penal Juvenil de La Plata, Julián Axat.
Los denunciantes llevaron al INADI fragmentos del programa de televisión que conducía Sidders por el Canal 5 de La Plata, llamado "Ave María purísima". El ciclo se emitía los sábados a la mañana con la presencia de alumnos del San Vicente. En una ocasión, el cura tildó de "yeguas" a las estudiantes universitarias que se habían manifestado a favor del aborto.
“Había como unas cuarenta o cincuenta loquitas. Son esas que estudian periodismo ahí de la Universidad Nacional de La Plata, que nosotros les pagamos el estudio para que ellas no estudien y estaban en la puerta de la catedral porque era el día de lucha contra la violencia de género, ¿no? Y entonces estas minas aprovechaban para putear, amenazar que iban a quemar la catedral. Contra la violencia, no hay peor violencia que aquellas que pretenden matar a los bebitos que están por nacer porque estas minas... unas chiruzas, como decía mi abuela, ¿no? Contra la violencia de las mujeres, de la reproducción y siempre usan esos eufemismos, ¿no? Cuando hablan de salud reproductiva, en el fondo lo que están diciendo es que el bebito que está por nacer es una enfermedad, entonces el bebito hay que sacárselo de encima. Debe ser una enfermedad para las yeguas éstas. Y un montón de otras barbaridades, amenazaban a la policía. Pero bueno, nosotros somos católicos, creemos en un solo Dios verdadero que es padre, hijo y espíritu santo”, había expresado.
La abogada de la joven que ayer presentó la denuncia contó que, por ahora, la única denuncia por abuso sexual es la de Rocío aunque afirmó que están trabajando en otros testimonios similares. "Rocío está bastante afectada por la situación que le tocó vivir, pero muy contenta con el apoyo que está recibiendo", finalizó Garralda.
Comentarios