Australia se convirtió en el primer país del mundo en clasificar los componentes psicodélicos como medicamentos a nivel nacional. A principios de este año, el ámbito científico se sorprendió cuando el regulador de medicamentos del país oceánico, tradicionalmente conservador, aprobó el uso de este tipo de sustancias para ayudar en las sesiones de terapia.
Si bien el acceso inicial a los medicamentos será limitado y costoso, para muchos expertos y pacientes la decisión es un momento histórico. Pero las principales organizaciones de salud también han pedido precaución al respecto. Debido a que ningún otro país ha aprobado estas sustancias para empleo clínico a nivel nacional, la cohorte que ha experimentado la terapia psicodélica es pequeña.
“En dos meses, perdí a mi madre, a mi abuela, a mi perro querido y también perdí mi relación romántica. Todavía me iba a la cama y rezaba para no despertarme”, recuerda Marjane Beaugeois, diagnosticada con depresión severa en 2017, al portal británico BBC y añadió: “No tengo antecedentes de consumo de drogas o alcohol. Como consejera de adicciones, siempre estuve muy en contra”.
Sin embargo, la australiana de 49 años fue una de las primeras pacientes en probar psilocibina como terapia alternativa. “Los colores se volvieron más vívidos. Me sentí poderosamente reconectada con el mundo. Podía sonreír, sentir alegría, seguir con mi rutina diaria con claridad. Cuando volví a casa, mis amigos dijeron que vieron que mis ojos brillaban de nuevo. Fui capaz de volver a pensar”, relató Beaugeois, que bebía la droga en un té.
El profesor David Nutt, director de neuropsicofarmacología del Imperial College del Reino Unido, felicitó a Australia por “liderar el mundo innovando con este tratamiento vital”. Por su parte, el investigador y psiquiatra Ben Sessa describió la aprobación del tratamiento como pionera. “Ahora es aquí donde brilla el foco psicodélico global”, declaró el especialista a la BBC.
Otros países han explorado las sustancias psicodélicas para uso “compasivo”, definición que describe cuando la calidad de vida de un paciente está en peligro, como Suiza, Canadá e Israel. En esos territorios, algunos organismos reguladores han tomado decisiones similares, aunque no a nivel nacional como en Australia. También existen clínicas psicodélicas que operan legalmente en Jamaica y Costa Rica.
Muchas otras naciones estarán siguiendo de cerca cómo Australia implementa recetas clínicas para ambos medicamentos y a qué precio. En ese aspecto, Mind Medicine Australia (MMA), una organización benéfica que militó para que se aprobaran los tratamientos psicodélicos, está ayudando a capacitar a los profesionales de la salud encargados de adquirir y recetar las drogas.
Para convertirse en un prescriptor autorizado, los psiquiatras deben presentar una solicitud ante un comité de ética y ante el organismo regulador de medicamentos de Australia, la Administración de Productos Terapéuticos (TGA). Una vez que se tienen en cuenta todos los gastos, incluidos los medicamentos, la supervisión de equipos multidisciplinarios, las sesiones de psiquiatra y la contratación de una clínica privada, los costos podrían ascender estimativamente a 20.000 dólares por tratamiento, según los expertos.
Debido al precio prohibitivo, el Dr. Stephen Bright, profesor titular de la Universidad Edith Cowan, dice que duda que estos tratamientos “estén ampliamente disponibles” durante los primeros 12 a 18 meses. "Ha habido mucha cautela por parte de la comunidad científica y médica", explicó Kristen Morely, profesora de medicina de la adicción en la Universidad de Sydney.
La Asociación Médica Australiana (AMA) y el Colegio Real de Psiquiatras de Australia y Nueva Zelanda (RANZCP), por sus siglas en inglés) también han expresado serias preocupaciones. Ambos grupos han pedido estudios a mayor escala y una mejor investigación sobre tratamientos psicodélicos, advirtiendo sobre riesgos desconocidos, efectos secundarios a largo plazo y “beneficios potencialmente muy limitados” de su uso en terapia.
“La terapia asistida por psicodélicos puede ofrecer esperanza a un pequeño número de personas en las que se han intentado otros tratamientos sin éxito. Pero no es una cura milagrosa”, advirtió el profesor Richard Harvey, que preside el Grupo Directivo de Terapia Asistida por Psicodélicos del RANZCP. El especialista insta a un enfoque “cauteloso, considerado e informado”, debido al “potencial de las sustancias psicodélicas para causar miedo, pánico y retraumatización”.
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