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MUNDO | 06-04-2021 09:29

Israel: con vacunas y apertura pero sin gobierno definido

Netanyahu es presionado para armar una nueva coalición. El coqueteo con los partidos árabes y los enojos de la extrema derecha.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue apretado por el presidente Reuven Rivlin para que intente formar Gobierno tras las cuartas en menos de dos años. "Tomé mi decisión en base a las recomendaciones (de los partidos), que indican que el diputado Benjamin Netanyahu tiene una posibilidad más grande de formar gobierno", dijo Rivlin. 

Un dentista musulmán de una aldea árabe a 15 kilómetros del Líbano se convirtió en un potencial hacedor de reyes entre los legisladores judíos que luchan por el poder en Jerusalén.

El sorprendente giro estelar de Mansour Abbas en el centro de la política israelí se debe a la desesperada búsqueda de escaños parlamentarios del primer ministro Benjamin Netanyahu para renovar su mandato. Pero también de la oposición para lograr la mayoría que lo corra del cargo tras un dominio del Knéset, el parlamento israelí, de década y media. Alianzas que podrían terminar con el tabú de los partidos judíos de evitar asociarse con los partidos árabes.

Votos. Tras el recuento final de las elecciones del martes pasado, las cuartas de Israel en dos años, se comprobó lo que se intuía: Netanyahu no había logrado -nuevamente- asegurar la mayoría que necesita para permanecer en el cargo.

Los resultados confirmaron que su partido, el Likud, ganó la mayor cantidad de escaños en la Knesset, pero el bloque de partidos que lo apoyan solo obtuvo 52 escaños, nueve menos del número necesario para una mayoría.

Sus oponentes tampoco lograron obtener la mayoría, asegurando 57 escaños, por lo que ambos bandos se pelean por los votos de los cuatro diputados sumados por la Lista Árabe Unida, el pequeño partido islamista liderado por Abbas.

Normalmente, los líderes judíos hubieran seguido buscando. Nunca antes se había invitado a un partido árabe independiente a unirse a una coalición de gobierno. Pero dos miembros del partido Likud de Netanyahu causaron sensación al día de las elecciones al negarse a descartar tal asociación si era la única forma de evitar un mayor estancamiento y otras elecciones en los próximos meses. “Es nuestro deber hacer todo lo posible para evitar una quinta elección”, marcó el presidente de la coalición, Miki Zohar, al sitio de medios Ynet. “Netanyahu evitó pronunciarse”, señaló Aviv Bushinsky, analista político y exasesor de Netanyahu. “

Abbas ahora tironeado entre ambos frentes.

Árabes. Abbas marco que estaba dispuesto a hablar con cualquiera sobre una posible alianza: los noticieros daban cuenta de una reunión con el ex presentador de noticias Yair Lapid, líder de las facciones anti-Netanyahu, y principal candidato de la oposición. “Estamos preparados para mantener conversaciones con ambas partes, con cualquiera que quiera formar un gobierno y se considere un futuro primer ministro”, anunció Abbas en una entrevista radial.

Pero hay enormes obstáculos antes de que Abbas firme con ambos lados del espectro político, especialmente con la facción de derecha de Netanyahu: el primer ministro ya había roto una barrera en estas elecciones al dar la bienvenida a Itamar Ben-Gvir, líder de un partido judío extremista con raíces en el movimiento kahanista abiertamente racista, a su coalición y potencialmente a su gabinete. “Esto es un tabú en Israel”, inicia Dahlia Scheindlin, encuestadora con sede en Tel Aviv que ha abogado por una mayor participación árabe en el gobierno. “Y es un gran avance que incluso se esté contemplando”.

Abbas, de 46 años, proviene de una pequeña aldea de mayoría drusa en el norte de Israel. Es uno de los 2 millones de ciudadanos árabes que representan aproximadamente el 20 por ciento de la población del país. La mayoría son descendientes de familias que permanecieron en Israel después de que muchos palestinos huyeron o fueron obligados a abandonar su tierra tras la creación de Israel en 1948.

En común. Musulmán devoto y padre de tres hijos, Abbas habla hebreo y árabe y estudió odontología en la Universidad Hebrea. Y desde 2007 ha sido el jefe de la Lista Árabe Unida, un partido centrado en los valores islámicos conservadores.

Con Netanyahu la relación se estrechó a partir de diciembre pasado, cuando hablaron de trabajar juntos para abordar los problemas en las comunidades árabes acosadas por una ola de crímenes violentos y una infraestructura en ruinas. Y Abbas luego anunció que se separaba de la Lista Árabe para funcionar de forma independiente. Los críticos acusaron a Abbas de ser cómplice del plan de Netanyahu de fracturar el voto árabe y debilitar su influencia. Abbas respondió en múltiples entrevistas: “No estamos en el bolsillo de nadie”.

El gran punto era si llegado el caso Netanyahu podría hacer "kosher" a Abbas y mantener una coalición de gobierno con la presencia de Ben-Gvir. “Netanyahu sería rehén tanto de los elementos de la derecha más extrema como de los elementos de la izquierda más extrema, y ​​esa es una receta para el desastre”, cierra Reuven Hazan, politólogo de la Universidad Hebrea.

Varios analistas apuntaban que Abbas podría ayudar a Netanyahu al no votar por ninguna coalición de centro izquierda que intente formar un gobierno. Eso evitaría que el primer ministro sea reemplazado y casi con certeza provocaría otras elecciones.

Haga lo que haga Abbas, su importancia en la definición de estas elecciones ya ha ampliado la apertura hacia los políticos árabes en la política israelí.

Al cierre de esta edición, Lapid se reunía con Benny Gantz en busca de los apoyos para formar gobierno, contando ya con el respaldo de Avigdor Lieberman, jefe del partido israelí Yisrael Beitenu. Y aunque el ex primer ministro de Israel, Ehud Olmert, crea que “Netanyahu está terminado y no logrará formar gobierno”, el primer ministro todavía tiene un mes para las roscas políticas que le permitan completar su estructura gubernamental. Si las gestiones fallas y ninguno de los dos bandos consigue los 61 votos, se deberá convocar a una quinta elección en el curso de 2021.

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Maximiliano Sardi

Maximiliano Sardi

Editor de Internacionales.

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