El príncipe Harry volvió a poner en jaque a la familia real británica con una entrevista cargada de declaraciones emocionales y acusaciones institucionales. Desde California, donde reside desde 2020 junto a su esposa Meghan Markle y sus hijos, el duque de Sussex confesó que es “imposible” regresar al Reino Unido en las condiciones actuales, y remarcó el distanciamiento con su padre, el rey Carlos III: “No me habla por todo este tema de la seguridad, pero me encantaría una reconciliación con mi familia”.
El detonante de esta nueva escalada fue la reciente derrota legal en su intento por recuperar la protección policial que tenía como miembro activo de la familia real. “Por el momento, es imposible para mí llevar a mi familia al Reino Unido con seguridad”, declaró. “Amo a mi país. Siempre lo he hecho, a pesar de lo que algunas personas en ese país me han hecho. Extraño el Reino Unido. Y es realmente triste que no pueda mostrarles a mis hijos mi tierra natal”.
Harry asegura que el fallo judicial lo dejó exhausto, no tanto por el resultado, sino por lo que representa: “Estoy seguro de que hay personas allá afuera que lo consideran una gran victoria”.
Un padre enfermo
Uno de los momentos más íntimos de la entrevista fue cuando se refirió al estado de salud de su padre. “No sé cuánto tiempo le queda. La vida es preciosa. No tiene sentido seguir peleando”, dijo conmovido, aunque también admitió que los desencuentros siguen pesando: “Algunos miembros de mi familia nunca me perdonarán por escribir un libro. Nunca me perdonarán por muchas cosas. Pero me encantaría una reconciliación”.
El distanciamiento no es nuevo. Aunque se reunió brevemente con el rey Carlos en febrero pasado, tras conocerse su diagnóstico de cáncer, no se volvieron a ver. Según The Mirror, la respuesta del soberano tras la entrevista es que está “molesto y frustrado”. A su vez, un amigo del rey Carlos declaró a The Sun que al monarca le parecía “inapropiado” que su hijo siempre fuera por hacer públicas las internas en televisión. Y agregó que “le preocupa especialmente que el Gobierno haya tenido que invertir considerables recursos y costes para defender su postura” contra los caprichos del príncipe.
El precedente
Para Harry, el trasfondo de la disputa excede su caso personal. Lo que más lo alarma es el precedente que podría dejar esta decisión. “Lo que más me preocupa de la decisión de hoy es que sienta un nuevo precedente: que la seguridad pueda ser usada para controlar a miembros de la familia. Y, efectivamente, lo que hace es encarcelar a otros miembros de la familia, impidiéndoles elegir una vida diferente”.
En su declaración pública posterior al fallo, el duque fue incluso más lejos. Acusó directamente a las instituciones británicas de operar con criterios políticos y arbitrarios: “Han tomado decisiones por fuera de sus propias políticas, y las llamadas sensibilidades políticas de mi caso han prevalecido sobre la necesidad de decisiones justas y coherentes”.
A través del proceso judicial, dijo haber confirmado sospechas que lo perturban profundamente. “He descubierto que algunas personas quieren que la historia se repita. Y eso es bastante oscuro”. Cuando se le preguntó a quién se refería, prefirió no responder, aunque la referencia es por supuesto la muerte de su madre, la princesa Diana.
Poder político
El príncipe también hizo un llamado al primer ministro Keir Starmer y a la ministra del Interior, Yvette Cooper, para que revisen la composición y actuación del comité Ravec, que tomó la decisión de reducir su nivel de seguridad. “Esto fue iniciado por un gobierno anterior. Ahora hay un nuevo gobierno. Personas que conocen los hechos me han dicho que esto es una clásica maniobra del establishment. Y así es como se siente”, aseguró.
“Le pediría al primer ministro que intervenga. Le pediría a Yvette Cooper que mire esto muy, muy cuidadosamente, y le pediría que revise Ravec y a sus miembros. Porque si es un cuerpo de expertos, ¿cuál es entonces el rol de la Casa Real allí, si no es influir y decidir lo que quieren para los miembros de su familia?”, cuestionó.
Sin embargo, desde el gobierno británico bajaron el tono a las expectativas. “Tenemos expertos que se ocupan de eso por una razón. No creo que sea buena idea que un político diga qué nivel de seguridad necesita una persona”, respondió el ministro Pat McFadden en una entrevista televisiva.
Sin rol oficial
A pesar de haberse alejado de la “institución”, Harry afirma que nunca dejó de pertenecer a la familia real. “Si tengo o no un rol oficial es irrelevante frente a las amenazas, los riesgos y el impacto sobre la reputación del Reino Unido si algo llegara a pasarme. Lo que está en juego no es solo mi seguridad, sino la integridad del sistema”.
En paralelo a estas declaraciones, el duque enfrenta otros frentes abiertos, como el reciente escándalo en Sentebale —la fundación que cofundó en 2006—, donde renunció junto a otros cinco directivos tras una interna que terminó en acusaciones cruzadas y una investigación de la Charity Commission británica.
Harry no respondió a las denuncias, pero sí hizo referencia a un patrón de comportamiento que, según él, afecta tanto a su vida privada como a su rol público. En la misma entrevista con la BBC, concluyó: “Nunca quise esto. Pero una vez que estás en medio del sistema, te das cuenta de cómo puede usarse para proteger el poder en lugar de a las personas”.
A juzgar por sus palabras, no busca una guerra. Pero tampoco está dispuesto a callar. “No hay sentido en seguir peleando”, repitió. Aun así, su presencia, incluso a la distancia, sigue siendo un eco incómodo en los pasillos de Buckingham.
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