* * * ½ El del negocio del tango es un pastel cada vez más chico y entonces hay menos para repartir. Hace mucho que dejó de ser la música más escuchada en su “ciudad capital” más allá de las “milongas” y de declamaciones voluntaristas. Sin detenernos aquí en el análisis de las causas, desde más de 20 años, la ciudad de Buenos Aires sostiene el encuentro tanguero más importante. Y aunque con la llegada del macrismo se cambió la fecha de realización, se unió todo en un único evento con el mundial de baile y se quitó la numeración sucesiva (lo antiguo no figura ya en la página oficial), el apoyo que brinda la cultura oficial porteña al género sigue siendo muy significativo, aunque muy lejano por cierto al que desearían muchos integrantes del “colectivo”. Si a eso le sumamos un presente que no permitió este año la realización tradicional, vemos que la situación se complica mucho más para los cientos de músicos, cantantes y bailarines que esperan este evento para hacerse ver y arrimar algunos pesos a sus poco nutridas arcas.
En este contexto, la ciudad decidió hacer igualmente su “Festival y Mundial”, aunque en formato virtual. Se transmitió por redes propias y, parcialmente, por el Canal de la Ciudad. Se mantuvo como curador a Gabriel Soria, presidente además de la Academia. Se redujo la cantidad de días a solamente cinco. Se organizaron las participaciones grabadas en confinamiento y con recursos caseros, a razón de uno o dos temas por artista. Se pagaron honorarios lejanos a los de una presentación completa. Se produjeron algunos materiales audiovisuales para la ocasión. Y se armaron concursos de canto y de baile a través de videos, con una preselección a cargo de un jurado y una votación final online por el público.
Por supuesto, frente a la “mishiadura” propia de los tiempos para el sector del espectáculo, el asunto no terminó de dejar contento a casi nadie; aunque los que participaron se mostraron en general más comprensivos. Como contrapartida, las críticas más duras llegaron de una asamblea multisectorial tanguera de la que no participan las grandes figuras.
Con todo esto y tal como había ocurrido con el de La Falda, el festival porteño terminó siendo apenas un modo de dar presente. Hubo muchas mujeres en el gran “concierto” de apertura con algunos momentos muy buenos de Amelita Baltar-Sonia Possetti, María José Mentana-Eleonora Ferreyra, María José Demare, Ana Fontán-Shino Ohnaga, Anita Co-Lila Horovitz, Carla Pugliese o Mirta Álvarez-Sandra Luna. Hubo homenajes variados a Astor Piazzolla, Los Dinzel, Mariano Mores, Aníbal Troilo, María Nieves, Osvaldo Pugliese, Gloria Arquimbau y Juan Carlos Copes. Hubo clases, charlas y algunas exposiciones históricas no siempre rigurosas. Hubo un par de participaciones interesantes de la Orquesta del Tango de la ciudad, con formaciones parciales. Se cumplimentaron sin mayor gloria la consagración de los respectivos ganadores. Y hasta se organizaron milongas virtuales con DJ’s convocados para la ocasión. Festival y Mundial 2021, te esperamos.
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