Estos dos grandes campos de la psiquiatría y la psicología, depresión y ansiedad, son los protagonistas de los estudios científicos de los últimos 60 años.Con prevalencia en las últimas dos décadas de la ansiedad y sus desórdenes, dando origen a innumerables cuadros: agorafobia; síndrome de stress post traumático; diferentes fobias, ansiedad social y ansiedad generalizada.
La ansiedad es un exceso o sobrecarga de energía psíquica no canalizada funcionalmente, es como un exceso de futuro, con un “escape hacia adelante”, con anticipación (pre-ocupaciones) y muchas veces pensamientos catastróficos, que generalmente no terminan ocurriendo. Esa sobrecarga de energía psíquica nos lleva a un tiempo irreal que es el futuro, que en el mejor de los casos debiese ser la consecuencia de lo que hacemos aquí y ahora en el presente.
Las causas más frecuentes de la ansiedad se dan por no resolver los dos pilares o columnas vertebrales del ser humano: el pilar laboral y el afectivo relacional del individuo. Estar en el aquí y ahora es sentir el sentimiento humano más significativo, que es la angustia. Y aunque suene extraño, es preferible y funcional sentir angustia, aunque nos duela, que sentir ansiedad. Con la angustia somos todo presente, somos toda probabilidad, y eso es lo que nos va a conducir a retomar el sentido de la libertad y la posibilidad de ser felices: ser uno mismo; hacer lo que nos guste sin afectar negativamente a los demás; estar con quienes amamos y deseamos.
Muchas adicciones ocultan diferentes cuadros de ansiedad (incluido el alcoholismo social), que encubre una fobia social, muy frecuente en estos tiempos, donde la mayoría de la gente no se divierte ni se relaciona sin alcohol, desnudando la tristeza social y los temores por relacionarse sin sustancias.
Con respecto a la depresión y sus diferentes cuadros clínicos (depresión unipolar o bipolar, distimia, etc.), es un cuadro con estado de ánimo deprimido (no solamente presencia de tristeza o ausencia de alegría) con desórdenes en la afectividad, la mayor parte del día de la mayoría de los días, con alteraciones en las principales áreas vitales del sujeto: apetito y peso; sueño; vida social; actividades laborales y recreativas; y sexualidad
Se caracteriza por cuatro aspectos: la abulia, que es la falta de voluntad, la pérdida de la energía y motivación; la impotencia, donde sienten que no pueden o que “no son capaces”; comunicación disfuncional, donde no se expresan los sentimientos en forma clara; y la anhedonia, incapacidad para disfrutar de actividades placenteras.
¿Cuál es el destino fatal de las personas depresivas por los 4 puntos anteriores?: Terminan cumpliéndose las profecías de sus temores a la soledad, porque nadie los soporta y se quedan solos. Encuentran un co-dependiente quién cree que maneja la relación desde arriba de la complementariedad de la misma, pero en realidad la termina manejando desde su posición inferior el depresivo. Buscan la salida final del problema, a través de las múltiples medicaciones. Y basan su accionar en el esfuerzo excesivo, sin disfrutar de nada.
Hay que tener presente que muchas veces tanto en depresión como en ansiedad, los síntomas son egosintónicos (en sintonía con su ser), con la dificultad consiguiente de superar los mismos, por lo tanto, el trabajo terapéutico tiene que ser destinado a transformar esos síntomas egosintónicos en egodistónicos (concientización) para que aparezcan molestias y angustias funcionales, y así poder hacer los cambios necesarios para superar el problema.
Jorge Guareschi, médico, psiquiatra y psicoterapeuta.
por Jorge Guareschi *
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