Wednesday 17 de December, 2025

OPINIóN | 19-11-2025 20:14

La disyuntiva del peronismo: cambiar o extinguirse

Si el espacio fundado por Perón no quiere volver al poder nunca, va por el camino correcto. Por qué Cristina Kirchner no daría un paso al costado.

Si la intención del peronismo es no volver al poder nunca más, entonces va por el camino correcto. Sin un liderazgo unificado, sin renovación de dirigentes, sin un reconocimiento de los aciertos y errores del pasado, sin un nuevo relato que logre seducir a los votantes perdidos, sin todo eso y a la vez, es altamente probable que las derrotas electorales vuelvan a ocurrir. Tampoco habría que descartar la chance de una lenta extinción del movimiento fundado por Juan Perón, siguiendo el destino de tantos partidos políticos.
Hay peronistas que ya abandonaron el barco y otros que están pensando en hacerlo. Hay otros que quieren romper, pero no irse, porque lo que pretenden es desplazar a Cristina Kirchner de cualquier centralidad y recuperar una identidad partidaria más cercana a la tradición peronista que a La Cámpora.
¿Habrá llegado el momento en que Axel Kicillof y los dirigentes que ya no se sienten representados por la expresidenta deberían desplazarla de la conducción partidaria (y también a su hijo del PJ bonaerense) para iniciar ya un recambio dirigencial? ¿Puede seguir considerándose el “partido del poder” uno que no consigue desarmar el estigma del “riesgo kuka” ni enfrentar con éxito a un outsider excéntrico y a una hermana sin experiencia política? ¿O habrá que apostar simplemente a que a Milei le vaya muy mal y encomendarse a los dioses?
Cristina acepta que con ella no alcanza para retomar el poder, pero cree que sin ella y su núcleo duro de votantes el peronismo no lograría volver a la Casa Rosada. El gobernador bonaerense coincide en algo con esa visión. La diferencia es que él ya no acepta el liderazgo de quien años atrás era su jefa. El kicillofismo sostiene que tiene por delante dos años de construcción de una alternativa federal que deberá incluir no sólo a los peronistas de distinto origen, sino a los sindicatos, organizaciones sociales y a intendentes y gobernadores que cumplan con al menos una condición: no ser antiperonistas.
Uno de los incondicionales del gobernador lo explica así: “Es cierto que los caminos de Cristina y de Axel ya son distintos, pero nuestra intención no es romper. Nosotros estamos convencidos de que debemos seguir construyendo por la positiva, como hicimos en la provincia en las elecciones de septiembre”. 
Quizá la llave para aclarar el destino del peronismo la tenga ella. Si aceptara que, justa o injustamente, su apellido expresa una limitante concreta para volver a conquistar a los sectores más independientes de la sociedad, puede que entienda que lo que más le convendría sería ceder centralidad. Pensando egoístamente en su futuro y con la expectativa de que el próximo gobierno no sea ni libertario ni antiperonista.
Quienes la conocen bien dicen que no está en su ADN esa pérdida. Si así fuera, quienes imaginan que con ella como presencia protagónica no habrá regreso posible, lo único que les queda es enfrentarla y vencerla.
Y puede que, aunque ella no lo crea, le estén haciendo un favor.

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Gustavo González

Gustavo González

Presidente y CEO de Editorial Perfil. En Twitter: @gonzalezenzona

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