Cuando Patricia Bullrich comenzó a insinuar su decisión de competir por la Presidencia, parecía una tarea imposible. Con un equipo reducido, sin recursos económicos ni estructuras territoriales, pretendía participar en un terreno en el que todo estaba ocupado por los aparatos. Tenía sin embargo herramientas muy valiosas. Una experiencia reconocida en la seguridad -campo crítico para la sociedad-; una imagen de valentía y compromiso y una forma de hacer política basada más en la cercanía que en las apariencias. Y un convencimiento de que los valores valen; y que con coraje podía marcar un rumbo ante la brutalidad ética y operativa del kirchnerismo.
Estuvo presente -conceptual y físicamenteen cada evento en el que se marcaba la diferencia y fue construyendo consistentemente un cuerpo de ideas que muestre a una sociedad angustiada que hay salida definitiva para nuestro drama. Hoy Patricia está instalada como una alternativa cierta, creciendo en las adhesiones de la gente; sin burocratizar su mensaje ni su acción. Aún para nosotros es una sorpresa cotidiana enterarnos de una agenda que prioriza la cercanía y la escucha en cualquier rincón del país.
Tenemos muchos desafíos. Mantener la unidad de Juntos por el Cambio es una prioridad, ante todo ética, porque no podemos perder la oportunidad de salvar a la Argentina del desastre K por diferencias internas. Pero estamos trabajando muy bien con las segundas líneas para ir convergiendo en las propuestas. Y tenemos el gran desafío de ampliar la credibilidad sobre el valor transformador de la acción política. Es tal vez el más complejo, pero lo lograremos.
*Por Eduardo Amadeo, es diputado de Juntos por el Cambio.
por Eduardo Amadero*
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