Tuesday 23 de April, 2024

OPINIóN | 20-04-2020 12:04

Por qué no conviene que Ricardo Jaime siga preso

Las razones tras el pedido del Gobierno para que le den prisión domiciliaria. La omertá K.

En campaña, cuando aún era candidato, Alberto Fernández los trataba de presos comunes. El término aplicaba tanto para Julio De Vido y Amado Boudou como para Ricardo Jaime, Roberto Baratta o algunos otros ex funcionarios acusados de corrupción y metidos presos aunque en muchos casos no hubiera condena firme. Eran, además, aquellos que se situaban en la vereda opuesta a la del porteño Fernández, sus enemigos del ala sureña o “pingüina” del kirchnerismo, por lo que no extrañaba esa posición de él. Si incluso hoy, ya como Presidente, se niega a llamarlos “presos políticos” y recurre al eufemismo de “detenidos arbitrarios”. Lo de “presos políticos”, claro, tiene una pátina de heroicidad que él les niega. Su tesis, en el fondo, es que posiblemente estén mal detenidos, pero que eso no significa que no hayan robado.

El problema es que las decisiones no las toma él solo. En el kirchnerismo duro, que lo tuvo que tragar como a un sapo a Alberto, la demanda por la libertad de los “cumpas” que no “batieron” es evidente. Y CFK también lo entiende así, sobre todo porque ella misma se considera una perseguida política del anterior gobierno. Atender ese reclamo de los presos no es solo solidaridad. Es también un premio al silencio demostrado en la cárcel, un modo de asegurarse de que las complicidades en los hechos investigados no saldrán a la luz. ¿Ejemplos? Antes de salir libre, De Vido insinuó que él solo acataba órdenes y que era un perseguido como la propia jefa. Boudou resaltó su lealtad en el Día de la Lealtad peronista. Y Ricardo Jaime, el más reciente de la lista, y por quien el Gobierno acaba de interceder ante la Corte Suprema para que lo beneficien con la prisión domiciliaria por supuestas razones de salud, tampoco es un caso distinto. Aunque no haya mandado mensajes públicos, los privados al parecer sí llegaron: es peligroso que siga detenido alguien que conoce desde tan adentro el entramado de la corrupción K.

Antes de que renunciara al gobierno de Cristina en 2009, el propio Jaime, por entonces secretario de Transporte y ya denunciado en distintos expedientes, solía bromear sobre lo mucho que sabía. “¿Si me quieren echar?”, le contestó una vez a un periodista. “No sé, primero tendría que tomarme un café con Néstor”. Y sonrió, pícaro.

 

 

Galería de imágenes

En esta Nota

Franco Lindner

Franco Lindner

Editor de Política, columnista de Radio Perfil y autor de "Fernández & Fernández" (Planeta).

Comentarios