Ismael Cala parece haber bebido de la fuente de la juventud. Siempre con su porte inalterable, su pelo renegrido, su tez bronceada, con apenas algunas líneas temporales, y especialmente con esa energía controladamente desbordada que se cuela por sus poros, gracias a ese mix equilibrado de sus celebradas raíces cubanas y el rigor perfeccionista estadounidense. Simpatía extrema, en este entrevistador profesional de amabilidad soñada y perfeccionismo lingüístico, que hoy se muestra a pleno en sus enriquecidas y desnudadas entrevistas a líderes del mundo político, empresarial, deportivo o del entretenimiento en otra renovada propuesta del América Business Fórum, pero que no hace mucho, supo bajarse de la cresta de la ola profesional como presentador estrella de la cadena CNN, para convertirse en un maestro en la búsqueda de su propio destino, un viaje interior que le sirvió para desparramar sus aprendizajes hacia su público fiel, en un acercamiento tan espiritual, como personalísimo. Es el hombre que se refiere a sí mismo en tercera cuando recuerda el pasado no tan feliz de ese “Cala en construcción”. Ese Ismael, de la sonrisa a flor de piel. Un entrenamiento que forjó en su corazón, gracias a la sabiduría del nonagenario artista plástico venezolano Carlos Cruz Diez, a quien le preguntó cómo se hacía para poder seguir sonriendo a esa edad. A lo que el maestro le contestó “Celebrando la vida. Desconfía del que no sonría”. Un mantra que lo acompaña en este presente.
Noticias: ¿Cómo fue ponerse nuevamente en el rol de entrevistador?
Ismael Cala: Nunca quise irme del todo de la función de periodista. Quise parar un poco, y en vez de hacerlo diariamente, estar una vez por semana. Pero lamentablemente esa negociación no se logró. El periodismo me apasiona, y me ha permitido a través de una curiosidad entrenada, poder entender que todos los seres humanos tenemos historias muy interesantes que merecen ser contadas.
Noticias: De todas estas historias de vida que ha ido recorriendo, ¿cuál fue la que más le impactó?
Cala: Muchas entrevistas me han marcado de diferentes formas. Algunas por el tema político, como fue la entrevista con Evo Morales, donde sentí que la hostilidad que había en la conversación era personal por el hecho de yo ser cubano. Me dijo que era imperialista y que no conocía ni respetaba las democracias de América latina. Fue una entrevista intensa que me enseñó a no perder la calma ni los estribos.
Noticias: Usted también entrevistó a grandes divas de Argentina como Susana Giménez o Mirtha Legrand. ¿Qué descubrió de ellas?
Cala: Con Susana tengo una amistad, y con ella aprendí a fluir. Su espontaneidad me sirvió como un espejo, porque sentía que era un comunicador bastante acartonado. Aprendí al escuchar a Susana y ver que su éxito estaba en mostrar abiertamente su realidad y vulnerabilidad. Y de Mirtha, ¿qué te puedo decir? Todas mis conversaciones, como cuando fuimos a ver un show de tango y ella me contó sus anécdotas en Cuba. Me interesó mucho seguir la carrera de alguien que se mantiene vigente a sus 95 años cuando muchos otros la pierden a los cincuenta. Hay una maestría de vida y una pasión por la vida, que la pongo de ejemplo en todas mis conferencias cuando las personas quieren llegar bien a una vida adulta, con resiliencia, entereza y cerebralmente activa. De todas mis entrevistas siempre tomo algo que refuerza mi propia filosofía de vida.
Noticias: Usted dijo que era “acartonado”, sin embargo, a lo largo de su vida siempre rompió con lo establecido, ¿dónde estaba esta atadura?
Cala: En los primeros años de la adolescencia. Tenía 15 cuando descubrí que mi padre sufría de esquizofrenia y me tocó visitarlo en un hospital psiquiátrico y cuando le habían acabado de dar sesiones de electroshocks. Y aunque en ese momento fue una deslealtad, le pedí a Dios que me ayudara porque quería otro futuro. Decreté que en mi vida honraría la lucha de mi padre, pero que no sería el espejo en el cual yo podría mirarme, porque era de demasiado dolor. Reclamé ese poder personal de romper con ese karma de no querer crecer y parecerme a él. Desde muy temprana edad fui siempre muy decidido en lo que quería hacer, pero también inhibido en mostrarme tal cual era. Como periodista en una cadena como CNN, donde tenía que mantener mi credibilidad, no podía ser chistoso, porque mañana un presidente no te ve como alguien confiable. Así que mi sentido del humor, que siempre he tenido, no podía expresarlo públicamente. Cuando pasé un fin de año con Susana, y comencé a conocerla, descubrí que, en ella, la persona y el personaje eran uno solo. En cambio, en mi caso, yo tenía un personaje montado que era Cala y una persona que se llamaba Ismael, que sólo se permitía ser auténtico entre sus amigos.
Noticias: Tenía apenas ocho años cuando empezó en la radio en Cuba, ¿qué necesitaba contar?
Cala: La radio me salvó la vida y la adolescencia. De muy niño tuve enfermedades de la garganta y muchas infecciones. Ni mi madre ni yo entendíamos por qué, pero ahora sé que la garganta es el portal de energía de la comunicación, y yo era un niño que no se expresaba, un niño cohibido, aislado, casi antisocial. Pienso que, si no hubiese llegado a la radio, yo hubiese terminado en un desenlace no tan feliz. La radio me permitió tener voz, porque en la escuela no me atrevía a hablar por el tema del bullying. Ese Ismael tenía todo tipo de conflictos de identidad, de fantasmas, porque era una familia de mucha vergüenza, de tabúes. Las enfermedades mentales han rondado siempre en nuestra familia. Tenemos una historia de suicidios prácticamente en serie y yo estaba acallado. Primero fue la Iglesia y después la radio, mis dos únicos espacios seguros para poder expresarme sin miedos.
Noticias: En algún momento sintió que la isla le quedaba chica, ¿en qué momento sintió ese deseo de salir?
Cala: Es verdad que, de adulto, a mis 28 años, me fui de Cuba por el régimen, porque no quería que mi mente sea controlada por un partido ideológico y por un sistema autocrático. Pero recuerdo querer salir de Cuba y explorar el mundo fue un deseo que yo tenía desde la niñez.
Noticias: Siempre destacó que uno de los valores importantes es la integridad, algo fundamental para el liderazgo, pero siempre renegó de la política, ¿cambió de opinión?
Cala: En verdad, no me gustaba, pero ninguno de nosotros puede escaparse de la política, porque si genero apatía a la política, es un mensaje malo para los jóvenes, y me convierto en parte del problema. La apatía y el resentimiento dejan un vacío, donde pocos se quieren involucrar. No todos somos corruptos y debemos hacer la diferencia. Me pasó algo personal que nunca imaginé que iba a sentir. Si en algún momento Cuba se abre, creo que podría regresar para ocupar algún lugar del sector público. Lo haría para dar ejemplo de integridad, aunque sé que significaría un sacrificio personal muy grande, porque cuando alguien se involucra en política hay un escrutinio brutal sobre ellos y su familia. Pero creo que, si queremos cambiar el rumbo de Latinoamérica, debemos involucrarnos, no dejar vacíos políticos. Solo así la integridad vencerá la corrupción.
Noticias: ¿Cala futuro candidato a presidente en Cuba?
Cala: No sé si tanto, ¡pero cuando publiques eso, me van a poner en una lista más negra en Cuba! Espero que no me pase lo de Celia Cruz, que siempre soñó con que hubiera una Cuba donde ella pudiera volver a cantar y no lo pudo hacer. Durante 16 años que no pude volver a Cuba murió mi padre, mi abuela, que fue como mi madre, y mi tía abuela y no estuve porque no me dejaron entrar. Sé que fue el precio que me tocó pagar por mi libertad y por forjarme el carácter. Ojalá que Cuba despierte. Es una pena que se siga con esa caricatura política de desmembrar a todos los que somos cubanos, pero que no compartimos ideologías o no estamos de acuerdo. El campo de batalla de las ideas es el diálogo.
Noticias: Su camino nunca fue lineal sino de giros de 180 grados. Después de salirse de CNN, el periodista acartonado se pasó de lleno a convertirse en un comunicador espiritual ¿cómo fue ese cambio?
Cala: Fue poco a poco. En realidad, nuestra empresa Cala Enterprise y la fundación empezaron en el 2012, cuatro años antes de salirme de CNN. Fue un gran esfuerzo. Preferí abandonar un éxito en su clímax, y no cuando empezara el declive porque sabía que mi pasión ya no seguía allí. Fui honesto con mi corazón, aunque mi ego me litigara diciendo que era un suicidio profesional. Llevo desde los 15 años una búsqueda profunda por encontrar al Ismael en su esencia más espiritual y amorosa. Era un periodista que no hablaba de sus tribulaciones, hasta que en 2011 empiezo a escribir “El poder de escuchar”. Ese proceso de catarsis al escribir el libro fue el punto de quiebre público de Ismael. Transformé mis heridas en sabiduría.
Noticias: ¿A qué le tiene miedo?
Cala: A perder el control de mi mente. Pero no me asusta, porque me fuerza a tener la disciplina de hacer mis rituales para tener una mente cada vez más sana. Si no tuviese miedo, viviría como en piloto automático .
Noticias: ¿Teme quebrarse como su padre?
Cala: No tanto, pero tengo el miedo a perder el control de mi mente consciente. Ese miedo es un recordatorio de trabajar todos los días para seguir manteniendo la salud mental.
Noticias: ¿Y qué pasa con el control de su corazón?
Cala: No tengo miedo a descontrolarme, porque cuando tu corazón te guía sabe lo mejor de ti. No sea que en tu corazón hayas guardado demasiado rencor. Por dos décadas me he dedicado a limpiar mi corazón, a drenar esas cosas que uno cree que perdonó pero que siguen ahí. Cuando entendí que no es una metáfora poética y filosófica sino un órgano de inteligencia donde hay cuarenta mil células neuronales perceptivas y que tiene memoria. Ningún resentimiento está justificado en tu corazón, porque es una semilla de venganza, y eso es violencia, y la violencia quita paz y alegría. Hoy tengo mi corazón en paz. No maldigo nada de lo malo que me pasó en la vida, sino que soy un eterno agradecido de esta vida que diseñé. Soy un hombre feliz.
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