Saturday 4 de May, 2024

PERSONAJES | 17-12-2023 08:33

Luis Ziembrowski: “El cine autoral tiene una mirada soberana”

Estrenó “El villano”, un documental ficcionalizado sobre la relación con su padre. La memoria y el ADN del mal. La reparación y la búsqueda como motor.

“Mi papá biológico desapareció de mi vida cuando yo tenía menos de dos años. Me dijeron que se había ido de viaje: cada vez que escuchaba un avión, miraba hacia el cielo, buscándolo. Cuando lo conocí, cuatro años después, lo primero que le dije fue: ‘Yo no te conozco, pero sé que sos mi papá’. Puedo contar con los dedos de las manos las veces que vi a Santiago, ese fantasma acechante que fue sastre y jugador. Ruleta y caballos, aunque también quiso ser actor…. pero el hampa lo tentó”. Quien habla es Luis Ziembrowski. Abre su intimidad más profunda y deja a la vista la piedra basal: la búsqueda que empezó mirando el cielo y terminó haciéndolo salir a la ruta desesperado por encontrar la huella de su pasado, por contrastar versiones y hundir el rastrillo en las capas geológicas de su conformación familiar. “Entre enero y marzo de 2006, muere mi padre de crianza y unos meses después, mi mamá. Soy huérfano. O casi huérfano. Decido entonces subirme a mi auto con una cámara y un amigo director que se ofrece a acompañarme. Encaro la ruta hacia Mar del Plata: voy a reencontrarme con Santiago después de ocho años de no verlo”, cuenta. La necesidad personal terminó convertida en alimento creativo. De ahí nació “El villano”, un film que se estrenó el 7 de diciembre en el Gaumont y el 9 en Malba Cine.

Ser o no ser, actuar o vivir. Bromea con que tuvo que inventarse una película porque nunca lo hubieran convocado para Hamlet. “Como actor, fui llamado muchas veces para encarnar villanos. La conexión de la vida y la ficción, me despertó íntimamente un posible relato: encontrar una versión del día en que Santiago desapareció del mundo familiar y unificar los relatos de cada uno de los miembros de la familia. Nunca me lo propuse, pero ahora sí puedo decir que es un acontecimiento de reparación”, revela.

Noticias: ¿Qué significó materializar este proyecto que venía cocinando muy a fuego lento desde 2006?

Luis Ziembrowski: Haber arribado a la construcción de una película con un material tan cercano, tan biográfico, tan personal, tan familiar, me entusiasma en la posibilidad de que se mire como una narración, como un documental, como una película. Por otro lado, para mí es liberador, después de tanto tiempo y de haber perseguido un fantasma. La película habla de la búsqueda, de quién fue mi padre y me parece, junto con Gabriel Reches (con quien codirigió) y con los montajistas, construimos un relato que me trasciende. El tema del que se habla es la paternidad y el ser hijo y el ser padre. Es una historia que puede reflejar y rebotar de maneras muy diferentes en cada uno de quien la mire. Todo el equipo mostró un interés muy particular porque justamente se trataba de un tema primordial y que nos unifica a los humanos. Tuvimos una adherencia y un seguimiento diario de esto muy afectivo y afectado. Además, la película se hace cargo de que yo soy actor, me presenta como alguien que ha sido llamado para hacer de villano, y pregunta si hay un gen maligno, en qué cosa pudo haber condicionado este denominador común de cómo fui yo siendo llamado para hacer villanos de diferente calañas a lo largo de mi vida. 

Cuando se le pregunta sobre la importancia de la financiación al cine argentino, dice: “Creo que nos permite encontrar miradas autorales que constituyen parte de un acervo cultural. Y en eso es inevitable, como en todos los países del mundo, todos, incluido Estados Unidos, y más allá de la industria grande, chica o mediana que se tenga, que el soporte venga del Estado. La importancia del cine autoral es que tiene una mirada soberana y no dependiente de los patrones narrativos, estéticos, visuales y audiovisuales que pueda demandar el mercado”. Sigamos con su propia construcción de mirada. 

Noticias: En aquel encuentro con su padre, en vez de ese estereotipo del villano, se topó con un hombre más bien desvalido y desarmado.

Ziembrowski: Sí, me parece que yo lo que me encontré fue con un padre desvalido y que también hizo lo que pudo. Entonces en ese sentido funciona como una reconciliación, no con mi padre, sino con la historia, con lo que fue, con lo que somos las personas. Me parece una reparación de algo de la vida, más que la reparación de una relación. Mi padre murió al año siguiente de ese encuentro, no lo volví a ver después de haber ido a filmarlo.

Noticias: Un fin de semana nada más alcanzó para todo esto.

Ziembrowski: Sí, porque al principio no pensé en hacer una película. Con el tiempo fui desempolvando los minicassettes. 

Noticias: Ir y venir sobre esas cintas, sobre un posible guión, ¿le impactó en lo emocional de modos diferentes o tomó distancia?

Ziembrowski: No, no, la distancia se fue tratando de articular. En algún momento dije ahí hay un germen de una posible película, sabiendo que no iba a ser sólo ese material, sino que iba a ser parte de algo más, fui adentrándome hasta que en la última etapa de montaje, ya era un material manipulable. Es un documental de búsqueda de quién fue mi padre y en el camino tengo conversaciones con mis hermanas, tengo encuentros con mis hijos, de una manera documental y ficcional.

Noticias: Habrá sido muy movilizante para ellos involucrarse, ¿hubo resistencias o se entregaron fácilmente a ese juego creativo y exploratorio? 

Ziembrowski: Fue movilizante y por eso siento agradecimiento profundo a todo el amor que entregaron. Nada fue fácil, transitar y mostrar una historia dolorosa, es remar en dulce de leche y es espeso; desentrañar cosas que estaban ya elaboradas de una manera, después de tanto tiempo también y con ciertos mecanismos y procedimientos que encontramos para contar escenas en la película, hizo que se volvieran a revivir y eso no fue nada fácil, y fue muy genuino y muy valiente de parte de cada uno.

Noticias: ¿Aprendió algo de todo esto?

Ziembrowski: Sí, confirmar cosas o hipótesis o ciertas partes existenciales que yo fui viviendo y vivenciando en el ser y el no ser y el ser y el actuar, en poner en juego esas dos cosas al mismo tiempo en algunas escenas. Creo que es una confirmación también de lo que es mi filosofía de vida, de la mirada que yo tengo sobre el conocimiento, sobre el mundo, sobre los afectos en función también de mi hacer. Eso fue de un enorme aprendizaje y terminar el proceso que empecé a los cuarenta y pico ahora a los 60, es un viaje. Y paralelamente fui haciendo películas, aportando a películas de otros creadores, y al mismo tiempo hice vida, hice familia, hice hijos. El proceso de esto fue acompañado de toda mi vida. Y que esto arribe a una película es mucho. Tampoco hay especulación sobre si es rentable o no, es encontrar una narración y un relato audiovisual. Crear eso ya es un aprendizaje inmenso.

Nota al pie: de niño, miraba al cielo cada vez que pasaba un avión con la esperanza de que trajera a su padre. El hombre de hoy usa una y otra vez el verbo arribar para referirse a este recorrido personal y artístico por el que alumbró una película y que lo dejó, finalmente, en tierra.

Noticias: “El villano” va de lo más íntimo y de lo más privado a hacer espejo en un tema universal. Tal vez nunca accedemos al relato completo, siempre hay agujeros en esa trama, aunque haya presencia física, ¿no?.

Ziembrowski: Sí, yo creo que una de las cosas de la que habla la película es de la memoria y la memoria es eso, la reconstrucción, incluso mítica, que uno hace de sí mismo. Y eso también estaba puesto en juego. Creo que todos los hijos nos preguntamos cómo era la vida de nuestros padres antes de ser padres. En este caso también me fueron acompañando los míos, incluso una de mis hijas dice en un momento: “No sabíamos bien porque querías hacer esta película y ahora me doy cuenta”, y lo dice después de vivenciar una escena intensa. 

Noticias: Esa escena es en medio de una constelación familiar. ¿Fue algo real?

Ziembrowski: Sí, la consteladora me permitió grabarla. Porque de alguna manera pensé que podía llegar a la búsqueda por donde yo camino en la vida. Digamos con la familia, con la actuación, con el casting, con la prueba, con la escena, con la ficción. Como documental de búsqueda, no voy llegando a resultados, sino que las cosas me van desviando, salir a la ruta buscando datos familiares que no arriban a nada y entonces en eso también hay una pesquisa, hay una movilización muy grande y no un resultado sino una trascendencia que nos permite reparar cosas que fueron ocultadas, que fueron distorsionadas, que fueron vividas como se pudo.

Noticias: ¿Mostrarse así ante su público tiene un plus? ¿Se va a nutrir de una forma distinta el vínculo que tiene con la gente?

Ziembrowski: ¿Quién sabe? No lo sé, la verdad que no lo sé, creo que es posible. Yo no sé si hice la película para desvillanizarme en la mirada que tiene cada uno sobre mí. Pero sí sé que se van a encontrar con alguien a pelo abierto, con alguien más a pecho abierto.

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Valeria García Testa

Valeria García Testa

Periodista.

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